George Balanchine cuenta en su libro “New Complete Stories of the Great Ballets”, la forma en que tanto el escritor como quien crea los pasos de una obra coreográfica realizan su trabajo. El gran maestro estimaba que podían variarse la combinación de palabras o de los pasos usados al tratar de revivir una joya.
Este caso se aplica al nuevo trabajo de Alexei Ratmansky en su más reciente obra coreográfica; “La bella durmiente”. Ratmansky, como otros maestros, ha puesto sus manos en una joya que data de 1890. Original de Marius Petipa, con música del glorioso compositor Piotr I. Tchaikovsky, se presentó por primera vez en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo, y está basada en el cuento de Charles Perrault, “La Belle au bois dormant”.
Sobriedad y elegancia caracterizan a este nuevo ballet que Ratmansky creó para el American Ballet Theatre (ABT) en esta temporada, y que hizo su debut en Los Ángeles y en Washington, DC, antes de llegar al Metropolitan Opera House de Nueva York. Ratmansky conservó el título que le dio Petipa, y también la estructura de estricto clasicismo.
Un gran acierto ha conseguido Richard Hudson (escenógrafo y vestuarista) con sus pinturas, inspiradas en las de Leon Bakst. La escenografía, egregia y señorial, se caracterizó por bellos decorados, y magníficos telones que servían de nexo, en algunos casos, entre escena y escena. Todos los telones de boca dieron al enorme escenario del Met más profundidad y anchura. El vestuario, por su parte, obliga a insistir en la belleza.
Buen gusto y elegancia, sin exageraciones, caracterizó la coreografía de este clásico que llega a este siglo XXI con gran pureza. El coreógrafo no necesitó excentricidades en las vueltas, ni en la elevación de las piernas en los arabesques para hacer una puesta deslumbrante. El elenco femenino que estrenó la obra en el siglo XIX, con Carlota Brianza y Pavel Gerdt en los papeles principales, pasaría sus apuros con las puntas y otros pasos de esta versión.
Sarah Lane tuvo a su cargo el rol de Aurora en la noche del jueves 10 de junio. Lane es menuda, no obstante puede dominar sus brazos con total facilidad y delicadeza. Por otra parte, puede girar sin exageraciones y con precisión.
El príncipe Desiree fue Herman Cornejo, un verdadero príncipe en la danza. Ya Cornejo ha sido reconocido por su elegancia, y por el dominio que puede tener en los roles que interpreta. Un bailarín preciso, con magníficos saltos y una delicadeza al caer pocas veces vista.
Un beso que el príncipe dio a la durmiente Aurora sirvió para despertarla del castigo que le impuso el hada mala, Carabosse.
La celebración de los esponsales en el acto final, dio oportunidad a infinidad de danzas diferentes. Entre las más importantes pueden incluirse las del pas de trois. Entre las hadas que llegan a entregar sus ofrendas y cualidades para la recién nacida, y que la protegen durante su tránsito de cien años dormida en el palacio, se destacaron el hada de plata, Luciana Paris, y el hada de Zafiro, Gemma Bond.
El famoso pas de deux del pájaro azul estuvo representado por Gabe Stone Shayer, acompañado por Misty Coopeland.
La terminación de las fiestas de la boda dio la oportunidad a que Aurora y su Desiree también bailaran. Aquí la danza llegó a su máxima expresión por la excelente calidad de los intérpretes.
Ratmansky no cambio los pasos, sólo los trajo la era moderna, y dejó paso a la tecnología que después de más de un siglo desplazó a la artesanía.
La orquesta, bajo la batuta de David Lamarche recibió muy merecidos aplausos, también dirigidos al ABT completo y a Kevin McKenzie, su director artístico.
Maravillosa descripción de una excelente representación. Gracias Célida por mantenernos informados a los que no podemos asistir al ABT devido a la distancia.
Que gusto me dio volver a leer tus letras, y gran alegria tambien Te mando un fuerte abrazo desde California
Tu ahijada,
Raquelita