Una marca registrada que es el símbolo más acabado de la danza moderna del siglo XX en los Estados Unidos. AlvinAiley American Dance Theatre (AAADT), compañía fundada por el legendario Alvin Ailey en un momento crítico en el que la lucha por los derechos civiles tomaba una fuerte presencia en el país, abrió su gira anual en Washington DC. Desde el 3 al 8 de febrero, el ensamble dirigido por Robert Battle, subió al escenario del Opera House del Kennedy Center.
Con su calidad indiscutible, bailarines espléndidos y magníficamente entrenados, el ensamble estuvo originalmente formado por bailarines de origen afroamericano, hoy se ha convertido en el modelo de la pluralidad. La compañía abrió el primero de los cinco programas con una obra de alto contenido social, “Odetta”, de Matthew Rushing. Un homenaje a la cantante y defensora de los derechos civiles, Odetta Holmes.
La obra, estructurada en secuencias determinadas por canciones que marcan su ritmo narrativo, describe episodios casi autobiográficos, y permite, a través de módulos, ir viajando en el tiempo. Con un trabajo corporal exigido, los dúos, y los solos se van mezclando con la compañía en su conjunto. Y también aparecen los recursos visuales a través de imágenes proyectadas en el telón de fondo. Con momento interesantes desde lo coreográfico Rushing, que fue bailarín de la compañía durante largo tiempo, utiliza recursos teatrales atractivos.
Tal como ocurre con el encantador dúo entre Rachael McLaren y Marcus Jarrell Willis, en “There’s a Hole in the Bucket”. Ambos crean con la sola expresión de sus cuerpos, un divertido diálogo en el que la música y el movimiento se complementan estupendamente. El resto de la obra, tiene sus altos y bajos y en ciertas secuencias se advierte cierta inconsistencia en el estilo narrativo.
Un bello dúo de Christopher Wheeldon, “After the Rain”, de 2005, protagonizado por dos de los grandes bailarines de la compañía, Linda Celeste Sims y Glenn Allen Sims, y estrenado en 2014 por la AAADT, abrió la segunda parte del programa. Romántico y atractivo. Una pareja que logró momentos conmovedores y dio una muestra del mejor estilo de la compañía. Cuerpos perfectos, técnica impecable y una especial capacidad para llegar al corazón sin subterfugios.
La segunda parte tuvo su punto culminante con el solo de David Parson, “Caught”, donde Kirven Douthit-Boyd logró cautivar con su precisión y maestría para jugar con la luz. El bailarín se convirtió de pronto en un ser sin gravedad a medida que diferentes haces de luz se encendían y apagaban para dejar ver su imagen en movimiento como si volara.
Uno de los hits de la compañía que deja siempre al público de pie, y boquiabierto ante tanta maestría. “Caught”, creada en 1982, recién tuvo su premier en la AAADT en 2004. Y desde entonces hasta hoy provoca la misma admiración y hace que el público se levante de sus butacas para aplaudir de pie al intérprete. Y así ocurrió en martes 3 de febrero en el Opera House del Kennedy Center, noche en la que, luego de la función, se realizó una gala para recaudar fondos para la compañía.
Los cinco programas que AAADT presenta en la semana incluyen obras Aszure Barton, Jacquline Buglisi, Ulysses Dove, Hans van Manen, Robert Moses, David Parsons, Matthew Rushing, Hofesh Shechter y Hofesh Shechter.
El final, como siempre, es para la “obra maestra” de Ailey, “Revelations”, obra que lleva más de 50 años en escena y que provoca, año tras año, la misma respuesta de ese público devotamente cautivo. Y a pesar de los años transcurridos y de las veces que se repita en el repertorio, se mantiene tan nueva, tan fresca y tan conmovedora como si hubiera sido compuesta ayer.
La obra, creada por Ailey en 1960 como una recapitulación de su niñez en Texas, en una mezcla coreográfica que transita entre lo narrativo y lo abstracto de una manera majestuosa. Pero por sobre todo, “Revelations” es una obra que, a través de las imágenes, de los colores y de su intensidad expresiva, apunta directamente al corazón.