Historia del Ballet de la Ópera Nacional de París. Haz clic aquí.
El lunes 15 de abril tuvo lugar una gala a cargo de la Escuela y el Ballet de la Ópera. Le han sucedido dos funciones, el 17 y el 18, por los alumnos de la Escuela. El 20 se realizó también en la Ópera Garnier, una gala final, con la Escuela anfitriona, y escuelas invitadas provenientes de Europa y América.
Con la celebración del tricentenario de la escuela francesa, conmemorado por el Ballet de la Ópera de París y su Escuela de Danza, no solamente se festeja a la escuela francesa en sí, sino al arte del ballet, y a todas sus actuales escuelas que provienen del acto fundacional de Louis XIV, el Padre y el Espíritu Santo de nuestro arte, como lo denominé en mi ensayo “Una metáfora del totalitarismo” (revista Encuentro de la cultura cubana, Madrid, 37/38, 2005), que aparece recogido en mi libro “Después de Giselle” (Aduana Vieja Editorial, Valencia, 2007).
Ignoro si en 1961 el ballet francés celebró el tricentenario de la creación de la Academia Real de Danza, hecho que se acostumbra a señalar como el del nacimiento del ballet. Lo cierto es que el tricentenario que nos ocupa remite al suceso que oficializó definitivamente, desde el punto de vista profesional, al ballet. (En el transcurso del propio año de 1713, asimismo Louis ordenó que el cuerpo de baile de la Ópera debía estar compuesto por 12 bailarines y 10 bailarinas: ¡qué celo por la paridad artística!)
Acaso no es casual que el Rey Sol decretara que se erigiese un conservatorio de danza en la Academia Real de Música (establecida en 1669) en 1713, dos años antes de su muerte. ¿Sentía que sus días arribaban a su fin, y quiso coronar, en lo que respecta al ballet, la obra de toda una vida?
En el programa de mano de las celebraciones, Sylvie Jacq-Mioche, quien enseña la historia de la danza en la Escuela, precisa que en 1713 Louis XIV estaba harto con los desórdenes de diverso tipo que se producían en su Academia Real de Música. Y entonces promulgó la creación del conservatorio, reservado a la compañía, para que el nivel se desarrollara con tal de ser digno de la realeza. Si bien los niños provenientes de familias de bailarines participaban en los cursos del conservatorio, no fue sino hasta 1780, con Louis XVI, que una escuela se les dedicó especialmente.