Hacía falta en el panorama de la danza contemporánea argentina que “surgiera” un coreógrafo, un creador que hiciera frente a tantas manifestaciones de descreimiento y maldad, que plasmara su vocabulario coreográfico imbuido de la estética de la belleza, que como contracara de hacer del vómito escénico su carta de presentación, hubiese buscado inspiración en la plástica del movimiento para lograr el triunfo de éste, y no su desaparición en pro de la aparición minimalista.
Esto acaba de lograrse gracias a las convicciones y al esforzado trabajo de Anabella Tuliano, argentina directora y coreógrafa del Grupo Cadabra, que presentó un espectáculo integrado por dos obras, “Domesticame” y “Cadabra”, en el Auditorio del Centro Cultural Borges. Tuliano es muy joven, empezó a trabajar con sus ideas tratando de profundizarlas en un medio como el nuestro, amenazante de “lo que iba a ocurrirle si insistía en los movimientos del salto, y en los estiramiento de piernas…” por ejemplo.
Ella no escuchó a quienes le aconsejaron desoír a sus propias inquietudes, gestadas y nacidas con el deseo de –justamente– no caer en lo común, lógica consecuencia de su labor investigativa y de su cultura. La veo estudiosa más que intuitiva. Estudió no sólo en nuestro medio, le atraía la línea de danza contemporánea de Brasil, y hacia allá fue y profundizó todo lo enseñado al Grupo Cadabra. Su danza tiene rasgos de aquel neoclásico que hace años difundió el Ballet Théâtre Contemporain (Francia) pero de inmediato lo esencialmente contemporáneo reaparece fulgurante, con cambios direccionales en los pasos y combinaciones entre alguno de sus jóvenes bailarines que cae “à terre” y el simultáneo surgir de una pareja con desplazamientos vertiginosos.
En esos momentos, es como si recibiese otras influencias beneficiosas: la danza de aquella bailarina excepcional Carolyn Carlson, quien junto al original Larrio Ekson, tenían el Instituto de la Recherche Chorégraphique hospedados por la Opéra de Paris. Otra sorpresa la expone uno de los bailarines (Guido Bonacossa) con un movimiento muscular corpóreo producto de su esfuerzo y concentración, también el grado de entendimiento en las parejas tendiendo al acomodamiento en su detención para exaltar las poses de estatuaria (Florencia Anca, Julio Bouhier).
Pero todo tiene auténtico movimiento de neta contemporaneidad, lo que acrecienta la justificada pretensión de la coreógrafa. La música incide en el buen resultado de la danza. Más iluminación colaborará con la buena visión del espectáculo.
desgraciadamente el teatro borges es accesible en cuanto a la cantidad de obras “nuevas” que se presentan alli, pero su condicion de iluminacion deja mucho que desear y deja a la obra un poco desolada….
se tiene q tener en cuenta el espacio que se utiliza para presentar la obra… el teatro no ayuda a que esto sea mejor apreciado por los espectadores presentes; aun asi se puede lograr una magia que ilumina por si misma a los artistas
hola! veo la foto y me imagino lo maravillosa que debe ser la obra…tengo una hija que baila danza clasica, le encanta todo lo que sea baile, pero estamos alejadas de todo lo sea teatro, obras, ojala algun dia la pueda llevar a ver esta belleza. felicitaciones!!!