Isabel Bustos adaptó dos de sus obras, hechas para un espacio pequeño, al inmenso escenario del Teatro Mella. Foto gentileza DTR.
La coreógrafa y fundadora de Danza Teatro Retazos, Isabel Bustos Romoleroux, para conmemorar el aniversario 25 de su conjunto, ha tenido la fortuna de producir dos de sus obras más recientes en el habanero Teatro Mella.
Al menos dos de ellas, las “revisitadas” para este aniversario, han sido construidas con una inventiva poética que les inyecta un particular poderío dramático. Se utiliza el término anglófilo “revisited” porque se ajusta al trabajo de Bustos con ellas para trasladarlas del espacio exiguo en el que fueron concebidas –su sede de Las Carolinas–, al del inmenso escenario del Teatro Mella, con otros recursos de iluminación, tramoya y sonido.
El programa constó de dos partes. En la primera, “Tú no sospechas”, de 45 minutos de duración, un homenaje al pianista y cantautor (estilo corner) Ignacio Villa, artísticamente conocido como Bola de Nieve, en su centenario de nacimiento.
Bustos emplea como recurso los elementos del “music-hall”, a partir de sus más famosas interpretaciones, que fueron “hits” en los 40 y 50 del pasado siglo –algunas son grabaciones históricas poco conocidas–, donde encadena boleros, valses y otros géneros locales y foráneos, con un deslumbrante vestuario para la féminas del conjunto, mientras que los chicos vestían siempre en estricto frac negro. Ella consigue aportes positivos en esta ocasión, aunque excede en minutos.
La otra obra, como cierre, “Destinos”, marcada en 30 minutos, sufre en su original intención neo-expresionista e intimista, en el objetivo de recrear imágenes destructivas y caóticas del mundo contemporáneo, tanto en las comunicaciones interpersonales, los sitios para el cruce de viajeros, como las estaciones de metro o los aeropuertos cosmopolitas: su interés fundamental es “la búsqueda del equilibrio entre las tendencias centrípetas y centrífugas que conducen hacia caminos inciertos…”
No siempre, en este gran espacio, el impacto y trascendencia de sus conceptos son convincentes. El “juego” de los danzantes es realmente un tour de force, que sin duda conduce a los momentos cotidianos “de paradoja y esperanza”. El elemento sonoro ha sido eficazmente trabajado –por César Ruiz con la propia Bustos–, en una banda collage que va más allá del banal apoyo “atmosférico”, para “devenir” en elemento esencial que envuelve en una aureola esotérica.
Vale la pena augurar larga vida al conjunto Danza Teatro Retazos, que hace suponer que Bustos seguirá sorprendiendo con su energía y creatividad en un futuro cercano.
