El American Ballet Theatre abrió el martes 31 esta nueva serie de presentaciones en el Opera House del Kennedy Center de DC.
Un programa mixto, que cambió parte del repertorio en el segundo día, sirvió como una suerte de muestrario de la diversidad de repertorio y de la maleabilidad de sus integrantes para abordar distintos géneros coreográficos. De esta forma, el director Kevin McKenzie mostró, una vez más, el nivel de la compañía, la calidad de sus bailarines, tanto de los primeros bailarines, como solistas y cuerpo de baile.
La primera obra que la traoup llevó a escena, “Black Tuesday”, tiene poco más de 10 años y pertenece a Paul Taylor. Se estrenó en 2001, se remonta a la época de la Gran Depresión.
Los bailarines, con delicada elegancia, visten harapos y van desarrollando en dúos, solos, y en grupos, atractivas situaciones y diseños coreográficos, sobre música de aquella época. Uno de los momentos más interesantes de esta obra es el solo de Jared Matthews, ‘‘Brother, Can You Spare a Dime?’’.
Graciosa, precisa y ligera, Luciana Paris logró un atractivo dúo con Alexandre Hammoudi en “Slummin´on Park Avenue”.
A esta primera obra, le siguieron dos pas de deux clásicos que, en cierta forma, quedaron deslucidos. Especialmente porque al sacarlos de contexto pierden la intensidad y el encanto.
El pas de deux del Acto 1 de “Manon”, de Kenneth MacMillan, mostró dos personalidades totalmente distintas en escena. El apasionado y arrollador Marcelo Gomes y la casi etérea Julie Kent. Gomes, impecable en cada una de las secuencias de este pas de deux en el que Kent, compone una Manón delicada, juvenil, romántica.
Cuando llegó el turno de “Don Quijote”, Xiomara Reyes y Herman Cornejo asumieron los roles de este clásico. Cornejo, con sus deslumbrantes saltos que parece que tuviera el don de poder volar, para luego caer casi como una pluma, reafirmó, una vez más su talento y su gracia.
Junto a Reyes, ambos hicieron una dupla excelente. Ella, precisa y graciosa, se lanzó en sus variaciones con solvencia para culminar en los consabidos fouettes. Sin embargo, este pas de deux, fuera del entorno, aún interpretado por estos dos grandes bailarines, queda despojado y un tanto vacío.
Christopher Wheeldon cerró la noche con “Thirteen Diversions”, estrenada en 2011 en la temporada del Metropolitan Opera House de Nueva York. La pieza, con música de Benjamin Britten (“Diversions for Piano and Orchestra”), interpretada por Barbara Bilach en piano, tiene una puesta moderna e impactante, juega con diagonales de luces de distintos colores proyectadas en el fondo del escenario.
Los bailarines, vestidos de gris o negro, se desplazan en parejas, en distintas direcciones formando bellas imágenes a un ritmo que no da respiro. Una pieza estructural, con diez variaciones y un final, en la que predominan cuatro parejas integradas. Stella Abrera, y Eric Tamm, Isabella Boylston y Marcelo Gomes, María Ricetto y Jared Mattews, y Simone Messmer y Alexandre Hammoudi, y el cuerpo de baile.
Dinámica y variada, la obra apela a dúos, solos, cuartetos y trabajos grupales que se suceden de una manera continuada, mientras la música, interpretada por la Opera House Orchestra, dirigida por Ormsby Wilkins, deja sonar la encantadora música de Britten hasta que baja el telón.
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