En 1990, la editora Senda Nueva de Ediciones que radicaba en Trenton, Nueva Jersey, publicó una edición de mi libro “Pro-Arte Musical y su Divulgación de Cultura en Cuba”, en la cual contaba la maravillosa trayectoria de dicha entidad, que existió en la capital cubana desde 1918 hasta 1967, cuando fue aplastada por el régimen.
Hace aproximadamente dos meses, llegó a mi conocimiento un libro que había aparecido en Cuba pocos meses antes, bajo el título “La Sociedad Pro-Arte Musical: Testimonio de su Tiempo”, editado por La Memoria, Casa Cultural Pablo de la Torriente Brau, de La Habana, del que era autora Irina Pacheco Valera. La noticia, aunque me sorprendio extremadamente, no dejó de alegrarme saber que en la actualidad, alguien recordara y quisiera dar a conocer a las nuevas generaciones de cubanos, la labor ímproba de la entidad, que como dije anteriormente, fue forzada a terminar sus actividades en 1967.
No obstante, cuando el libro llegó a mis manos, gracias a las diligencias de buenos amigos, comencé a leer sus páginas con enorme interés, pero cuál no sería mi desagradable sorpresa cuando encontré frases y párrafos enteros, de lo que veintisiete años antes yo había escrito de mi querida organización, de la que fui parte de su personal administrativo durante dieciocho años.
El plagio mayor incluye ocho páginas, tomadas palabra por palabra de mi recuento de las actividades de la Escuela de Baile de la institución, que hoy aparecen en el libro de Pacheco como contadas por Fernando Alonso. Cabe recordar que de esa Escuela surgieron precisamente los bailarines Fernando Alonso y Alberto Alonso, así como Alicia Martínez, quien tomó el apellido Alonso en 1938, después de su matrimonio con Fernando.
Pude ponerme en contacto el 13 de octubre –a través del correo electrónico– con la directora jefa de la editora La Memoria, Vivian Núñez. De esta recibí, en los comienzos, dos misivas, en las que me pedía una copia de mi libro para poder comprobar mi queja, lo cual hice, a pesar de que estimé innecesaria la petición, ya que conozco que Fernando Alonso posee mi libro; además, por la exactitud que ha sido hecha de mi recuento, es fácil deducir por qué el plagio resulta tan exacto.
El 20 de octubre escribí Miguel Barnet Lanza, director de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas), explicándole mi queja. El 25 de noviembre, pude conseguir también la dirección del correo electrónico de Enrique Vila, director del CNDA (Centro Nacional del Derecho de Autor), a quien igualmente escribí, explicándole los hechos. Tanto de Barnet como de Vila, continúo esperando el acuse de recibo.
¿Qué he pretendido de la editorial La Memoria, de la UNEAC y del CNDA con referencia a este incidente? Solamente que el robo de mi texto sea admitido, y se haga constar públicamente tanto en la isla como en el extranjero, especialmente en España. Para terminar, Núñez, en diciembre, ha intercambiado más correspondencia conmigo, las cuales no conducen a nada, ya que con ninguna frase o palabra admite que en efecto, ha habido plagio.
No obstante, espero que a través de la prensa cibernética, mi queja sea recogida por varios portales de internet, para que los que se interesan en los desagradables incidentes que continúan sucediendo en Cuba, puedan enterarse y que esa información sea recogida en todos los países de habla castellana.
Estoy asombrado de la manipulación de la información sobre Pro Arte Musical y Alicia Alonso. He buscado en 15 entradas de Google antes de encontrar la suya, donde aparece por primera vez Pro Arte Musical. Nada del Lyceum Lawn su obra social, ni sobre la participación e historia de Alicia unida a Pro Arte y al Lyceum. Agradecería me envie la información que considere oportuno para poder informar la verdad a mi dirección de correo. Gracias anticipadas. R.
Buenas tardes Sra. Villalón:
Con mucha rabia he leído sobre el plagio del que ha sido víctima, sin que las autoridades competentes se molesten en darle una respuesta como Ud. se merece. Lamentablemente debo confirmarle que el libro de marras se sigue vendiendo como si tal en las librerías de La Habana. Yo personalmente lo compré el 15 de marzo pasado, en la librería Fayad Jamís de la calle Obispo.
Saludos cordiales,
Alberto
Es comendable saber que existen personas que puedan escribir la historia de la gran
SOCIEDAD PRO-ARTE MUSICAL que presento por primera vez a cantantes, pianistas, bailarines, musicos, obras teatrales, operas, corales y fundo una escuela de ballet que germino la semilla para las generaciones de bailarines cubanos y la evolucion en el
ballet clasico de una escuela, en el futuro, a una Compania de Ballet.
Te apoyo 100% pues se que estuviste bien en la organizacion, trabajando, y promoviendo
los continuados esfuerzos de la SOCIEDAD PRO-ARTE MUSICAL hasta su triste final en el 1967!!!!! Recuerdo muy bien cuando, por primera vez, vi LA TRAVIATA, S. RACHMANINOFF Y EL BALLET RUSO DE BASIL, cuando mis padres me llevaban a los conciertos .
Luego entre’ en la escuela con ALBERTO ALONSO de maestro, participando en las producciones de ballets PETROUSHKA, y la primera GISELLE en CUBA con ALICIA ALONSO Y FERNANDO ALONSO en 1944.
Sigue tu esmero de aclarar la historia… que muchos que no saben y les han dado la historia tergiversada por politica, afan de poder, egos, y vagancia por investigar y no dejarse mentir!