El Ballet Contemporáneo emprendió la temporada 2011. Tres obras concebidas por mujeres aportaron gran atracción. La primera es Elizabeth de Chapeaurouge, coreógrafa de exitosas comedias musicales que decidió crear “Gershwin” como ballet inscripto en la tendencia jazz, inspirado por George Gershwin que supo incorporarlo a la música considerada clásica. En esa obra no podían faltar fragmentos de la “Rapsodia en blue”, de “Un Americano en París” y de “Porgy y Bess”, aquí talentosamente concatenados por Ernesto Acher.
Con ese soporte musical, Chapeurouge elaboró su coreografía poniendo a prueba a los 14 bailarines, sobre todo a los hombres a quienes hace “volar” en pasos de danza-jazz influenciados por el virtuosismo académico. Pero la vivaz obra también lució con el vestuario en azul diseñado por Renata Schussheim. Excelentes Leonardo Otarola, Sol Rourich, y Sergio Muzzio y el muy preparado elenco.
Luego, se estrenó “Como el Agua que fluye” con música original de Marcelo Fabián Martínez, la más contemporánea y de extraña poesía. Se trata de aves a la que la creadora, Mabel Dai Chee Chang, atribuye bella plástica del movimiento, aunque aquí se trata de la leyenda china del ave fénix. Importa destacar que no hay pasos danzados sino acciones lo que trae a la palestra un tema controvertido.
La música adicionada a la del compositor Martínez son fragmentos de Kagel, de Nino Rota, y del Chango Spasiuk. Interesantes resultan la iluminación de Eli Sirlin y el adecuado vestuario diseñado por Valentina Bari. Ana María Stekelman estrenó Beethoven B (Cuarteto de Cuerdas Nº1 en fa mayor), donde se ha valido del humor y hasta un homenaje a la danza clásico académica, conviviente con la contemporánea. Hasta aparece Victoria Balanza corporizando –entre otro– a Odile, la del cisne negro…porque aquí el humor tiene cierta acidez y se pretende conservarlo.
Al culminar, el público estalló en aplausos y ovaciones, como ya se habían dispensado a los elencos y a las tres creadoras.