Coraje, curiosidad, solidaridad, colaboración y conexión son los cinco valores capitales que ejemplifica Akram Khan Company y que impregnan sus producciones, como es el caso de “Jungle Book Reimagined” (2022). Recientemente estrenado en el Curve Theatre de Leicester (Gran Bretaña), el espectáculo, una relectura libre del clásico “El libro de la selva” (1894) del escritor británico Rudyard Kipling, tuvo su première española en el Teatro Arriaga de Bilbao. La gran innovación que aporta el coreógrafo británico con ascendencia bangladesí es convertir al protagonista, el niño perdido en los bosques y criado por los lobos con el nombre de Mowgli, en un refugiado -en este caso, refugiada- por el cambio climático que asola al planeta.
Akram Khan imagina un futuro distópico en el que la Tierra revive el Diluvio Universal, que ocasiona que icónicos monumentos de la humanidad como el Big Ben de Londres, la Torre Eiffel de París, el Taj Mahal de la India, la Catedral de San Basilio de Moscú o el Burj Khalifa de Dubái yazcan en el fondo de los océanos, engullidos por una nueva inundación de grandes dimensiones como consecuencia principalmente de la acción del hombre. A nivel discursivo, el mensaje de “Jungle Book Reimagined” queda nítidamente expuesto desde que se alza el telón: el ser humano es el principal agente devastador de la Tierra. Pudiendo ser un espectáculo destinado al público familiar (recomendado a partir de los 10 años), no hay nada que objetar en lo referente a concienciar a las próximas generaciones en su deber de cuidar esta casa común que es el planeta azul.
Si bien el giro del guion de Tariq Jordan entronca con el compromiso social predicable del trabajo de Khan, el apartado coreográfico de la propuesta responde también al eclecticismo atribuible al creador londinense. Considerado uno de los creadores más influyentes en el panorama actual, el valor de Khan es el sincretismo de sus coreografías: danza contemporánea sin ambages, buenas dosis de kathak -danza tradicional de la India- y amplio empleo de recursos teatrales, con dramaturgia de Sharon Clark. En este sentido, es importante subrayar la excelente calidad de movimiento de los diez intérpretes de la compañía, trasmutados en los diferentes animales de la selva: la loba Raksba, el oso Baloo, la pantera Bagheera, etcétera. De hecho, una parte importante de la coreografía se desarrolla a nivel del suelo ya que todos ellos son cuadrúpedos, en contraste con Mowgli, humana bípeda. Muy interesante la recreación de la cobra mediante el empleo de seis cajas de cartón movidas por sendos intérpretes. La danza sobresale más en la segunda parte con algunos vistosos cuadros corales con detalles de kathak, quedando más deslucida en el primer acto por la fuerza de la palabra.
Dividido en dos actos y con una duración de 130 minutos, “Jungle Book Reimagined” cuenta con música original de Jocelyn Pook, diseño de sonido de Gareth Fry, iluminación de Michael Hulls, diseño de escenario visual de Miriam Buether, y de video y animación de YeastCulture, construyendo la conjunción de todos estos elementos un escenario visual de gran importancia para la narración del argumento a través de los dibujos de animación. Aun siendo necesario situar al público en la trama “reimaginada”, la obra abusa de los diálogos en inglés, lo que sumando al estrés adicional de leer la traducción de extractos de las conversaciones en los rótulos de las proyecciones mientras se escucha el original más extenso, llega a saturar al espectador. Quizás sería deseable sintetizar el uso de la palabra, habida cuenta de que el gran público ya conoce las líneas generales de “El libro de la selva”, con la intención de dotarle de mayor presencia a la coreografía. Incluso ofreciendo una visión un tanto catastrofista del futuro del planeta, “Jungle Book Reimagined” es una gran producción de Akram Khan Company, defendida con ahínco y convicción por su decena de intérpretes bregados en las lides de la danza contemporánea y el teatro. La visión nada edulcorada del clásico de Rudyard Kipling gustó en el teatro bilbaíno y fue gratificada con una buena salva de aplausos.
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