Twyla Tharp Dance

Y ya pasaron 60 años

Del 26 al 29 de marzo la compañía ocupó la escena del Eisenhower Theater del Kennedy Center de DC para celebrar 60 años de constante cambio. Con su particular estilo desenfadado, la coreógrafa celebra con “Diamond Jubilee” y pone en escena una obra de 1998 y otra de 2025.

Deja un comentario Por () | 28/03/2025

“Slacktide”, de Twyla Tharp, creada en 2025, con la partitura de Phillip Glass, “Aguas de Amazonia”, en el Kennedy Center de DC. Foto: Studio Aura. Gentileza JFKC.

“Slacktide”, de Twyla Tharp, creada en 2025, con la partitura de Phillip Glass, “Aguas de Amazonia”, en el Kennedy Center de DC. Foto: Studio Aura. Gentileza JFKC.

A pesar del tiempo transcurrido Twyla Tharp Dance no deja de sorprender, de emocionar, de deleitar y, por sobre todo, no deja de estar en la vanguardia. “Diamond Jubilee” llegó al Kennedy Center de DC para celebrar este aniversario que marca un hito en la historia de la danza y que se convierte en un referente inevitable para las próximas generaciones.

Twyla Tharp es, sin duda, una de las coreógrafas más brillantes que ha dado el siglo pasado y el presente. Su delicada sutileza para llevar el cuerpo a su máxima expresión, para dejar que cada uno de sus bailarines hable, respire, sienta y se mueva como una individualidad que no se escapa del contexto, marca ese estilo inigualable que se mete como un “Élan vital” dentro del espectador y lo impulsa hacia su propia evolución.

Del 26 al 29 de marzo Twyla Tharp Dance ocupó la escena del Eisenhower Theater para celebrar estos 60 años de constante cambio. Con su particular estilo desenfadado, y con su actitud desafiante alejada de los clichés, Tharp se interna en intrincados caminos coreográficos que, a simple vista, parecen tan sencillos como respirar. Sin embargo, respirar es un milagro.

El programa abrió con “Diabelli”, una obra de 1998 sobre “Variaciones sobre un tema de Diabelli, Op. 120″ para piano de Ludwin Van Beethoven. Una obra de una hora de duración con Vladimir Rumyantsev en piano. Fresca, con delicados toques de humor, dinámica y subyugante, la pieza hace que los bailarines se muevan como si su cuerpo entero fuera algo así como una cinta de seda desplazándose al antojo de un titiritero invisible. Con una suerte de esmoquin sin mangas, diseñado por Geoffrey Beene, los intérpretes transitan con soltura entre precisión y relajación, velocidad y tiempos de espera para continuar el movimiento. Lo clásico de Tharp, y lo que marca esa majestuosidad en sus coreografías. Las transiciones de una variación a otra se entrelazan sin esfuerzo y todo se convierte en mágico.

“Slacktide”, la segunda obra del programa, creada en 2025, con la magnífica e incomparable partitura de Phillip Glass, “Aguas da Amazonia”, la danza encontró ritmos contrapuestos, movimientos combinados, pulsos diferentes, y ese sutil humor de Tharp. La música, que utiliza instrumentos de percusión como marimba, Sun Drum, Djembe, tubos de PVC, campanas y Almglocken, flauta, guitarras y tablas, fue otro elemento subyugante que permitió sentir y palpar los sonidos de la selva amazónica. Glass compuso originalmente esta obra en 1993 para la compañía de danza Grupo Corpo, de Brasil, bajo el nombre “Sete ou oito peças para um balé”.

Hasta los colores del telón de fondo, que iban cambiando con una sutil armonía y una belleza sublime, se convertían en un “todo” indispensable. Más allá de las particularidades de su coreografía, única, profunda, sutil y musical, Tharp logra elevar a los bailarines más allá de sus propios cuerpos y de la forma convencional de moverse y expresarse. Su compañía nunca buscó la homogeneidad, pero siempre encontró esa armonía que trasciende lo convencional, lo esperado, lo establecido. Sus bailarines son diferentes, se mueven de manera diferente, se expresan en forma diferente, pero son un cuerpo compacto. Son virtuosos, intuitivos y poseen un altísimo nivel técnico.

Siempre hay un antes y un después de Twyla Tharp. Desde sus comienzos, su voz ha sido y sigue siendo un camino hacia el futuro, una búsqueda que no cesa, un lenguaje difícil de imitar. Y al mismo tiempo, su propuesta es una de esas joyas que la humanidad debería preservar como patrimonio universal. Aquí se funde el arte en su propia esencia. ¡Gracias por este maravilloso legado!

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