Premio Nacional de Danza 2024

Arturo O’ Farrill, un indiscutible

Por sus méritos artísticos, logrados durante tres décadas como bailarín y otra treintena de años dedicados a la docencia como jefe del departamento de danza folklórica de la Universidad de las Artes, un jurado de expertos decidió otorgar este reconocimiento a anual.

Deja un comentario Por () | 23/06/2024

Arturo O' Farrill, Premio Nacional de Danza 2024, actuación especial en estreno de "Comunidad" por el CFNC. Foto gentileza CFNC.

Arturo O’ Farrill, Premio Nacional de Danza 2024, actuación especial en estreno de “Comunidad” por el CFNC. Foto gentileza CFNC.

Por sus inmensos méritos artísticos, logrados durante tres décadas como bailarín y otra treintena de años dedicados a la docencia como jefe del departamento de danza folklórica de la habanera Universidad de las Artes, un jurado de expertos locales instalado por el ministerio de cultura el mes pasado, después de analizar los expedientes de las otras distinguidas nominaciones, decidió otorgar el Premio Nacional de Danza 2024 al maestro, músico y bailarín Alfredo O ́Farrill Pacheco, quien ya su público lo había bautizado como “Papá Shangó”, por su excelencia en la interpretación de la deidad yorubá sincretizada con la católica Santa Bárbara, encarnación erotizada del fuego, el trueno, la guerra, con una inimitable emotividad comunicativa, en tanto que primer bailarín estelar del Conjunto Folclórico Nacional de Cuba (CFNC).

Este máximo galardón nacional anual lo han merecido varias luminarias vinculadas al CFNC en ocasiones precedentes, y el laureado presente, con particular modestia asimila la integración de su nombre en tal memorable lista, donde estará compartiendo con algunos de sus profesores y colegas que contribuyeron a su excelsa formación profesional. De un chico bailarín urbano pasó a ser discípulo de Alberto Alonso, Sonia Calero, Santiago Alfonso, Ramiro Guerra, Eduardo Rivero, Isidro Rolando, entre otros. De ellos, admitió O ́Farrill en una entrevista a raíz de recibir este trofeo, que “la danza es una sola”. Para él, “la danza es el nombre propio, y sus apellidos son clásica, contemporánea, folclórica, y hay que estudiarlas todas como entrenamiento, para luego especializarse”. Confesó a su vez que, a partir del aprendizaje de las técnica clásica y moderna llegó a ser un mejor bailarín de folclor.

O ́Farrill bebió de todo aquello que pudiera aportarle en su superación artística, y esa fue su motivación primera para aprender a tocar los tambores rituales. A sus alumnos del Instituto Superior de Arte (ISA) les aconseja que el bailarín no tiene que convertirse en músico, pero sí debe conocer la percusión para saber cuándo cambia el ritmo en las diferentes danzas de los orishas. Fue así que el maestro de danza se convirtió en ejecutante de los tambores batá, de otros que acompañan la rumba, el guaguancó o la música carabalí, aprehendidos de fuentes directas por los más respetados practicantes del gremio religioso de ascendencia africana.

Con más de 70 años de vida profesional, Alfredo O ́Farrill deviene en una biblioteca viviente para sus discípulos, a los que siempre ha estado dispuesto a ayudar y a transmitirles sus saberes (algunos de ellos residentes en varias tierras lejanas).

Una antropología de la danza

“Los bailarines tienen que conocer la historia de la danza, las diversas culturas de lo africanos importados al trabajo esclavo- procedentes de varias regiones de África -que llegaron a la mayor de las Antillas en siglos pasados, así como sus orishas.

 ́De esos orishas, primero hay que conocer sus características para después darles movimiento; pero la religión no es obligatoria. Tengo alumnos que son católicos o no profesan religión alguna… eso forma parte del sincretismo cubano: sincretizar a los orishas con las figuras del santoral católico”.

Para O ́Farrill, hablar de folclor no debe circunscribirse al tópico de las danzas africanas y darlo por antonomasia que se trata de “santería”. El folclor nacional, apuntó, también lo conforman el danzón, el danzonete, el chachachá, la rumba, el zapateo cubano, entre otros bailes tradicionales vigentes por todo el país.  ́ ́El folclor, por ende, lo hace el pueblo y el pueblo siempre está en evolución… y creando”.

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