Activación coreográfica a cargo de las bailarinas Catalina Jure, Ludmila Mazzucchelli y Jesica Saud. Foto gentileza MNBA.
“Los pájaros que añoran aquél nunca más repetido ni igualado instante de felicidad cuando el viento rompió la jaula, podrán entrar en esa jaula abierta, fingir el llanto que los años disolvieron y escapar como aquella vez, escapar, escapar de nuevo”, comentó el artista argentino León Ferrari (1920-2013) sobre su obra “Berimbau: artefacto para dibujar sonidos”.
Esta pieza, creada en 1979, hoy es protagonista en el Museo Nacional de Bellas Artes que presenta el sábado 17 y el domingo 18 de junio, a las 16, la activación coreográfica en esta escultura emplazada al aire libre en los jardines del Museo. Un encuentro con la danza que es parte de las actividades gratuitas en torno de “León Ferrari. Recurrencias”, la muestra antológica del artista argentino que se exhibe en el Pabellón de exposiciones temporarias desde el 16 de mayo y que permanecerá abierta hasta el 13 de agosto.
Esta actividad coreográfica estará a cargo de las bailarinas Catalina Jure, Ludmila Mazzucchelli y Jesica Saud, quienes proponen una interacción entre la danza y la obra, la cual que permitirá componer diferentes sonidos, imágenes y movimientos.
“A través de esta intervención performática en la escultura sonora de León Ferrari, invocamos el sincretismo poético entre cuerpo, objeto, imagen y paisaje. Con la intención de mover, vibrar y sonar al compás de su visión artística, nuestros cuerpos ejecutan una especie de ceremonia pagana que activa la potencia de la obra”, comentan las bailarinas.
“Berimbau: artefacto para dibujar sonidos” en la exposición del Museo Nacional de Bellas Artes . Foto gentileza MNBA.
El nombre de esta escultura hace referencia al instrumento que se utiliza para acompañar los movimientos de la capoeira y consiste en una cuerda percutida hecha de una vara de madera flexible y un alambre, a los que se agrega una cashishi y una calabaza, que hace las veces de caja de resonancia. Esta obra de Ferrari, creada en 1979, pertenece al período de su exilio en Brasil, y su nombre original fue: “Berimbau: artefacto para dibujar sonidos”.
“León Ferrari. Recurrencias” es la primera exposición individual que el Bellas Artes le dedica al artista, organizada junto con la Fundación Augusto y León Ferrari Arte y Acervo (FALFAA), y cuenta con curaduría de Cecilia Rabossi y Andrés Duprat. La muestra presenta cerca de 250 obras, entre las que se incluyen dibujos, tintas, collages, grabados, objetos, heliografías, planos y cerámicas del período 1960-2011, procedentes de la colección del Museo, de la colección de la familia Ferrari y de la FALFAA.
“Esta exposición ‒comentó Duprat, director del Museo‒ es un reconocimiento institucional a uno de los artistas argentinos más relevantes de la historia, creador de una obra sólida y singular, que ha sido celebrada en todo el mundo”. Organizada originalmente para 2020, en ocasión del centenario del artista, se suspendió debido a la pandemia global del covid-19, y su postergación coincide ahora con la conmemoración de los cuarenta años del regreso a la democracia en la Argentina.
La exposición está organizada en cuatro núcleos. El primero, “Abstracciones”, se centra en obras que el artista denominaba “abstractas”, donde la línea es un elemento central.
“La civilización occidental y cristiana”, el segundo núcleo, se articula a partir de la icónica obra homónima realizada en 1965 para el Premio Di Tella, ocasión en que fue censurada por motivos religiosos. Esta pieza abrió su producción definitivamente política.
“Infiernos y otras cuestiones devotas”, el tercer eje, se concentra en el estudio que Ferrari emprendió, desde la década del 80, de los textos y la iconografía cristiana. Investigó entonces la violencia de ciertos pasajes de la Biblia, y cuestionó la idea del Infierno y su representación en la historia del arte.
El último núcleo, “Ciudades y arquitecturas de la locura”, despliega planos y urbanizaciones que exhiben aspectos ilógicos e irracionales de la sociedad moderna. Estas obras las produjo durante su exilio en San Pablo, a partir de 1976. Allí, experimentó con nuevos medios, como heliografía, sellos, planos, Letraset, video texto, arte correo, expresiones con las que manifestó la enajenación de esos espacios habitables y expuso la opresión de los años de la dictadura militar argentina.
Para conocer más sobre la exposición, hay visitas guiadas los viernes de junio y 7 y 14 de julio, y los sábados 24 de junio y 1 y 8 de julio, siempre a las 6 pm.
