Alicia Alonso

Dice adiós una leyenda de la danza

La Prima Ballerina Assoluta y directora del Ballet Nacional de Cuba, considerada la figura más importante de la historia del ballet cubano y una de las más reconocidas bailarinas y coreógrafas a nivel internacional, murió este 17 de octubre en La Habana a los 98 años.

Deja un comentario Por () | 19/10/2019

“Carmen”, del coreógrafo Alberto Alonso, fue estrenadapor primera vez en Cuba por Alicia Alonso, luego del estreno mundial en Rusia por Maia Plisetskaya. Foto gentileza del Museo de la Danza y BNC.

“Carmen”, del coreógrafo Alberto Alonso, fue estrenada en Cuba por Alicia Alonso, luego del estreno mundial en Rusia por Maia Plisetskaya. Foto gentileza del Museo Nacional de la Danza y BNC.

Desde la oficina de prensa del Ballet Nacional de Cuba llegó el comunicado de la muerte de Alicia Alonso (Alicia Ernestina de la Caridad del Cobre Martínez del Hoyo), la Prima Ballerina Assoluta que durante más de 80 años fue una figura indiscutible de la historia del ballet, nació en La Habana, el 21 de diciembre de 1920. Veinte años después irrumpió en el mundo artístico al unirse al Ballet Theatre of New York.

A partir de este momento, la recordada por sus legendarios desempeños en las obras “Giselle” y “Carmen”, comenzó una brillante carrera como intérprete suprema de las grandes obras del repertorio romántico y clásico.

Cientos de órdenes, condecoraciones, distinciones y títulos internacionales, ensanchan la impronta de Alicia en el mundo artístico, al punto que en el 2015 el Consejo de Estado de la República de Cuba acordó que el Gran Teatro de La Habana lleva su nombre, en reconocimiento de su aporte a la cultura cubana y universal.

La Embajadora Mundial de la Danza por la Unesco, con una extensa carrera como pedagoga, fue la primera bailarina de América en actuar en la entonces Unión Soviética.

Desde el Ballet Nacional de Cuba llegó el siguiente obituario:

Alicia Alonso conquistó al público de Nueva York con su inolvidable versión de “Giselle” en 1943 se convirtió en una de las grandes estrellas de la danza. Foto gentileza del Museo de la Danza y BNC.

Alicia Alonso conquistó al público de Nueva York con su inolvidable versión de “Giselle” en 1943, y se convirtió en una de las grandes estrellas de la danza. Foto gentileza del Museo Nacional de la Danza y BNC.

Alicia en su eterna y universal cubanía

Nuestra Alicia Alonso, quien durante 88 años como bailarina, coreógrafa y pedagoga contribuyó con su arte genial a poner el prestigio de su Patria en el más alto sitial en las cuatro esquinas del mundo, falleció en el Hospital CIMEIQ, de La Habana, a las 11 de la mañana de este jueves 17 de octubre del 2019, a dos meses y tres días de cumplir 99 años de edad.

Nacida el 21 de diciembre de 1920, en el reparto Redención, popular barriada de Marianao, en un modesto hogar formado por Antonio Martínez Arredondo, teniente veterinario del ejército, y Ernestina del Hoyo y Lugo, refinada modista, nuestra ilustre compatriota encontró en la danza desde muy temprana edad la vocación que guiaría toda su vida. Su ruta estelar, iniciada en la Escuela de Ballet de la sociedad Pro-Arte Musical de La Habana, en 1931, se vio obligada a tomar nuevos derroteros al tener que marchar al extranjero por el escaso nivel, los prejuicios y el carácter elitista que enfrentaba el ballet en la Cuba de entonces. Trazar su orbita artística profesional es tarea ciclópea, pues abarca desde las comedias musicales de Broadway, el Ballet Caravan, el Ballet Theatre de New York, el Ballet de Washington y el Ballet Ruso de Montecarlo, hasta sus colosales triunfos como estrella invitada de las más relevantes compañías, festivales y galas de ese género artístico en todo el mundo. Su excepcional categoría de prima ballerina assoluta no obedeció a una caprichosa reputación jerárquica, sino al dominio de un vasto repertorio de 134 títulos que abarcó las grandes obras de la tradición romántico-clásica y creaciones de coreógrafos contemporáneos.

Alicia Alonso como Kitri en su versión de "Don Quijote". Foto gentileza del Museo Nacional de la Danza y BNC.

Alicia Alonso como Kitri en su versión de “Don Quijote”. Foto gentileza del Museo Nacional de la Danza y BNC.

Cuando el 28 de noviembre 1995, en el Teatro Massini de la ciudad italiana de Faenza, hizo un alto en su trayectoria como intérprete, ya había logrado establecer un record difícil de igualar, no solo por el tiempo de vigencia sobre las puntas, sino por el nivel de excelencia con que lo hizo.

Pero la grandeza de la Alonso, para nosotros sus compatriotas, no radica solamente en habernos representado triunfalmente en 65 países, recibir las más atronadoras ovaciones, imposible de contabilizar, de Helsinki a Buenos Aires, de New York a Tokio o Melbourne, sino haber puesto al servicio de su Patria todos los honores recibidos, entre ellos los 266 premios y distinciones internacionales,225 de carácter nacional y las 69 creaciones coreográficas -románticas, clásicas y contemporáneas, que ha realizado, revertiéndolos como frutos del quehacer que ella ha visto siempre como modesta contribución no solo a su cultura, sino a la cultura danzaría mundial.

Hace más de medio siglo al regresar a nuestro país cargada de honores extranjeros, no vacilaba en declarar: “Toda mi esperanza y mis sueños consisten en no volver a salir al mundo en representación de otro país, sino llevando nuestra propia bandera y nuestro arte. Mi afán es que no quede nadie que no grite: ¡Bravo por Cuba!, cuando yo bailo. De no ser así, de no poder cumplir ese sueño, la tristeza sería la recompensa de mis esfuerzos”.

Esa patriótica postura la llevó a fundar, junto a Fernando y a Alberto Alonso el 28 de octubre de 1948, el hoy Ballet Nacional de Cuba (BNC), y en 1950 la Academia de Ballet que llevó su nombre y tuvo la tarea histórica de formar la primera generación de bailarines dentro de los principios técnicos, estéticos y éticos de la hoy mundialmente reconocida escuela cubana de ballet. Durante 71 años, especialmente a partir del triunfo de la Revolución, pudo, con mano firme situar al BNC entre las compañías de mayor prestigio a nivel mundial, fundamentar un sistema de enseñanza que hoy abarca la totalidad de la Isla y es la garantía del ballet cubano, así como estimular un movimiento de colaboración internacionalista que en el campo del ballet Cuba ha extendido a casi medio centenar de países de América, Europa, Asia y África. Es la Alicia guía y mentora, que con su don aglutinador pudo convocar en La Habana, en 26 Festivales Internacionales de Ballets, a las más célebres personalidades de la danza, en una fiesta de arte y amistad. Y es también la Alicia que hemos visto dar la mejor entrega de su magisterio, lo mismo en escenarios de la más alta prosapia que en rústicas tarimas, en plazas públicas, fábricas, escuelas y unidades militares, consciente de que al pueblo, cualquiera que éste sea, siempre se asciende y nunca se desciende.

Los que tuvimos el privilegio de estar a su lado, conocimos también el extraordinario ser humano que había en ella, que por coraje y férrea disciplina no se dejó derrotar nunca por quebrantos físicos, vicisitudes o incomprensiones.

Fue la Alicia nuestra que, aunque bañada de cosmopolitismo añoró oír los cantos de nuestros gallos, gustar del olor al salitre de su Malecón habanero, valorar la mariposa y el coralillo como las flores más exquisitas, o fascinarse con los adelantos científicos y los misterios del cosmos. “Un ímpetu tenaz, frenético, heroico -disparado contra la enfermedad y contra el tiempo- hacia la perfección incansable.”, como acertadamente la definió Juan Marinello”.

Alicia Alonso, en abril de 2019, cuando la primera bailarina del BNC, Viengsay Valdés, asumió la aicedirección de la compañía. Foto: Nancy Reyes. Archivo Danzahoy.

Alicia Alonso, en abril de 2019, cuando la primera bailarina del BNC, Viengsay Valdés, asumió la vice dirección de la compañía. Foto: Nancy Reyes. Archivo Danzahoy.

 

Dejar un comentario