Con una trayectoria importante en creación y experimentación en danza contemporánea, Lokas Juanas estrenó el jueves 6 de septiembre su montaje “Lilith”, en el Teatro Biobío. La obra, cuyos cupos son limitados, es apta para mayores de 16 años y se presenta en la Sala de Cámara, los jueves, viernes y sábados, hasta el 22 de septiembre, a las 20 horas.
Esta pieza coreográfica -que desde una perspectiva de género aborda y resignifica esta figura legendaria del relato hebreo- propone una nueva relación de los espectadores con el dispositivo escénico y ha sido un giro con lo que hasta ahora se había desplegado en la sala de cámara del teatro. “Lilith”, apuesta por una experiencia que busca una conexión directa con quienes asisten. El diseño del montaje omite la cuarta pared tradicional que separa o delimita a los espectadores/as del escenario, permitiendo el encuentro de la mirada y la empatía.
Integrada por la coreógrafa e intérprete Juanita Paz Saavedra y el artista visual y músico Cristian Reinas, esta plataforma tiene un trabajo creativo conjunto desde el año 2013, que se define por proyectos escénicos donde lo sonoro, lo coreográfico y lo visual se entraman con una toma de posición política en términos de contenidos y discursos. Precisamente, “Lilith”, a través de la danza, explora el tema de los afectos y los cuerpos de las mujeres como espacios en permanente subalternización. La figura mítica y demonizada de Lilith, en su corporalidad y relato propio, viene a resignificar a muchas mujeres que deciden construir su propio camino. El cuerpo escena, carga con otras muchas corporalidades que han quedado fuera del relato moderno, convirtiendo la experiencia escénica de “Lilith” en una corpo-política desde el presente.
La obra obtuvo el Premio Ceres en Artes Escénicas Danza, el año 2016, en la ciudad de Concepción (CHILE). Su duración, de 35 minutos, releva en la interpretación de Juanita Paz Saavedra un trabajo corporal intenso, pensado, y que, en la narrativa coreográfica, entra en un diálogo y pugna con la música. Cristian Reinas, compositor a cargo del dispositivo electrónico y rudimentos musicales, junto a Gustavo Sandoval en el chelo, parecieran tomar el rol del relato hegemónico que guía y tensiona permanentemente el cuerpo en movimiento de Lilith en la obra. El diseño de iluminación, por su parte, es un elemento gravitante y mediador entre la música y la interpretación, logrando contener, no sólo el relato coreográfico, sino que hace parte de este rito a la audiencia. Mauricio Campos, en esta obra, nuevamente logra convertir los filamentos lumínicos en un intérprete más, jamás subordinado sino instituyente.
Juanita Paz Saavedra, coreógrafa e intérprete en danza, comentó que “Lokas Juanas tiene ocho obras, por lo que una temporada con ‘Lilith’ no sólo nos permite mejorar en el ejercicio de presentarnos, sino que también nos ofrece una vitrina para presentar en el futuro nuestros otros trabajos. Posicionarnos desde el quehacer, pues nuestro proyecto político está en las propuestas artísticas que hemos desarrollado”. El músico Cristian Reinas, explicó que “con ‘Lilith’, esperamos ver las diferentes reacciones de las personas que vayan, ya que es una obra que hasta ahora no suele dejar a nadie indiferente”.
Durante la primera semana de funciones en sala de cámara, se confirmó la necesidad de activar una conversación con los asistentes, quienes al finalizar las funciones compartieron sus impresiones, emociones y preguntas al equipo en torno a la experiencia escénica. Uno de los elementos positivos de tener una temporada es, sin duda, la posibilidad de generar entrepuentes y activar saberes con quienes se enfrentan, por primera vez, a la experiencia escénica. Esa posibilidad, es algo que viene a potenciar una práctica que tiene genealogías profundas a nivel regional, configurando una escena sugerente y cada vez más fortalecida en danza contemporánea.
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