Intercambio: Francia-Cuba

Del nuevo y el viejo mundo

La experiencia pedagógica entre la compañía Malandain Ballet Biarritz y la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso, que se realizó durante una semana en La Habana, tuvo tres representaciones nocturnas abiertas al público en el multidisciplinario espacio Fábrica de Arte Cubano.

Deja un comentario Por () | 14/07/2018

La compañía Malandain Ballet Biarritz y la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso en funciones del proyecto para el desarrollo artístico y ético de estudiantes de ballet de nivel medio. Foto: Dubrosky. Gentileza ENBFA.

La compañía Malandain Ballet Biarritz y la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso mostraron un nuevo proyecto de formación. Foto: Dubrosky. Gentileza ENBFA.

El resultado enriquecedor de esta novedosa experiencia pedagógica entre una compañía francesa, Malandain Ballet Biarritz y la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso, ejecutada durante una semana en su sede de La Habana, fue presentada en el multidisciplinario espacio denominado Fábrica de Arte Cubano con tres representaciones nocturnas abiertas al público.

La prensa especializada fue invitada por los organizadores a la tercera y última de las representaciones de este particular intercambio entre dos instituciones con perfiles estéticos diferentes pero no excluyentes. La experiencia pedagógica fue ejecutada por miembros de la compañía francesa fundada y dirigida por el coreógrafo Thierry Malandain, según el proyecto curatorial de Xavier D´Arthuys y la participación de la coreógrafa Sandra Ramy, responsable de los proyectos s en el mencionado complejo cultural capitalino conocido popularmente como “la FAC” (una antigua fábrica de aceites comestibles abandonada, hace un lustro rediseñada y restructurada inteligentemente para el disfrute de la juventud y los turistas en la isla).

Esta oportunidad nos permitió calibrar lo positivo del evento participativo, para el desarrollo artístico y ético de la veintena de estudiantes de ballet del nivel medio elegidos por los directores de la ENBFA. La total participación de ellos  en las clases y ensayos, casi seis horas diarias en una semana, bajo la coordinación profesional de Wendy Ferrer, una de las primeras bailarinas de Danza Contemporánea de Cuba, quien imparte cursos de técnica contemporánea en los niveles avanzados, fue satisfactoria, y de esto dan fe dos notables bailarines-coreógrafos del conjunto de Biarritz: Gilles Schambert  y Frederick Deberdt.
El público cubano conoció por vez primera el trabajo artístico del MBB en ocasión de sus primeras presentaciones en la isla en 2004. Considerado uno de los centros coreográficos nacionales más importantes de Francia – entre los 19 que funcionan actualmente en todo el “Hexagon”-, regresa a La Habana con estos dos artistas con destacada trayectoria en la escena europea. Ellos nos mostraron – en el desbordado espacio Nave 3 de la FAC-, mediante el programa de 70 minutos, las 4 diversas obras seleccionadas donde se evidencia “la esencia renovadora” de una agrupación que se distingue por nutrirse del ballet como corriente estética principal, en tanto que se implica en la sensualidad que genera “la sinergia entre el hombre y la danza”.

Creada en 1998 por iniciativa del Ministerio francés de cultura y de la ciudad de Biarritz, este conjunto bajo la dirección de Malandain, estableció sus cimientos en “profundos valores humanos”, exhibiendo un estilo intemporal a la vez que musculoso, enérgico y sobrio, “que extrae su riqueza de la propia danza y de una visión dinámica del arte”.

El programa ofrecido estas tres noches en la FAC estaba conformado con dos solos por los invitados galos y dos piezas bailadas por los estudiantes de la ENBFA.  Abrió el espectáculo Frederick Debert, cráneo rasurado, espléndido torso atlético desnudo, con mallas grises y encerrado literalmente en un cuadrilátero de barras metálicas de una clase de ballet, que las manipula con destreza en el transcurso de la sobria escritura coreográfica,  donde nos muestra sus notables habilidades  en “Silhouette”, un solo de concebido por Malandain con el apoyo musical de la última sonata escrita para piano por Beethoven, según dicen, poco antes de su muerte – siempre bajo un minimalista diseño de luces.
Luego le tocó el turno a Gilles Schambert, intérprete y coreógrafo del solo “Corps de Soi”, con el místico soporte musical proporcionado por la pieza de John Taverner “Prayer of the Heart”, interpretada en latín por la afamada cantante nórdica  Bjork.  El espigado bailarín inicia sus movimientos desde la posición fetal, vestido únicamente con un slip negro, ejecutando un encrescendo gestual, a partir del cual nos transmite una patética gama de impulsos y emociones, a partir de la serie de elementos coreográficos subliminales de su cuerpo, el cual sobrepasa los límites en el proceso de recordar sus humanas experiencias. Sin duda un talentoso artista que comenzó su carrera como bailarín integrando el Ballet del Siglo XX, bajo la dirección entonces del célebre marsellés Maurice Béjart.  Sendos intérpretes fueron afortunados con la ejecución inteligente del diseño de luces creado in situ por Christian Grossard. Una mayor contribución para las ovaciones en pie de la numerosa audiencia que asistió la misma noche de este cronista.

Finalmente, tocó el turno a las demostraciones de los aprendices de la ENBFA. Primeramente, intervino una juvenil pareja (16 años, María Luisa y Yasiel) ganadora del Grand Prix en el recientemente celebrado Concurso internacional de Academias de Ballet de La Habana, para ofrecernos su interpretación del dúo de amor “Mozart á 2” -en el repertorio activo del conjunto de Biarritz desde 2010-, que con justeza se apoya musicalmente en un hermoso concierto para piano y orquesta del genio de Salzburgo. En escasos cinco días aprendieron y asimilaron, merced a su sólida formación académica, una escritura y estilo que les era ajena, por las complejas frases neoclásicas del heterodoxo movimiento creado por  Malandain.

Igualmente, podemos confirmar los notables resultados conseguidos -siempre con el riguroso trabajo de Wendy Ferrer- en la interpretación del “Bolero” de Ravel, una difícil pieza coral sui generis para seis chicas y 11 chicos de físicos envidiables y con visible multiracialidad, los cuales se esforzaron en vencer la gestualidad marcada por los acentos del ostinatto  en la partitura; así como las posturas “en dédans”, opuestas a su habitual posición “en dehors”. Eso sí:  aquí no hubo giros virtuosos o cargadas desafiantes. Pero sí disfrutamos el despliegue de gracia y juvenil belleza de estos prometedores talentos.
Lo visto consolida un convenio de toma y daca, una especie de viaje cultural permanente entre los dos países, que mantienen por mucho tiempo relaciones amistosas y diplomáticas. Tanto Schambert como Deberdt se ocuparon, en esta oportunidad, de la transmisión de saberes a los alumnos caribeños,  quienes confesaron que era “la primera vez que trabajaban en una experiencia didáctica con una escuela de ballet de tan algo nivel como la cubana”,  subrayando que  “se entregaron con fervor a una técnica y estilo diferentes a su formación académica”.

Según afirma Wendy Ferrer, sus estudiantes se concentraron en aprender lo que les impartían los  maestros invitados, “no fue nada difícil compartir saberes con Frederick (Deberdt) , además los chicos tienen la disciplina y disposición necesarias para aceptar  nuevas experiencias”. Por su parte, la reconocida maestra Ramona de Sáa, Pemio Nacional de Danza y directora de la ENBFA, expresó su adhesión a este intercambio, al cual nunca se mostró reticente ante una posible lesión muscular en los dúctiles cuerpos de sus juveniles estudiantes al acometer ejercicios de la danza moderna o contemporánea, como demanda el estilo neoclásico de Malandain. “Me siento satisfecha con los resultados, y espero que este puente cultural con Francia tenga una continuidad fructífera”, concluyó.

 

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