La compañía Danza Contemporánea de Cuba no disminuye su entusiasmo creativo al ofrecer inquietantes sorpresas dentro del proyecto Laboratorio coreográfico Islas Creativas, que la mantiene asociada desde hace tres años al British Council (Consejo Británico para las artes). En esta ocasión, se trata del estreno mundial de Equilux, la más reciente creación de la coreógrafa británica (de origen escocés) Fleur Darkin.
Darkin está considerada por los medios especializados de su país como una de las más teatrales coreógrafas de la nueva ola británica. Fue nombrada directora artística del Scottish Dance Theatre en el año 2012, con la cual ha realizado numerosas giras por los escenarios de cuatro continentes. Teniendo en cuenta el éxito de público y crítica de sus últimas obras, ha sido nominada y recibido premios tales como Jardin D´Europe, Linbury Trust, Jerwood, The Place Prize, entre otros. En esto momentos desarrolla proyectos en Tailandia, China y Japón.
Vuelve un estreno reciente
Nuevamente, después de varios años bailando en el prestigioso escenario principal del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, suben a las tablas del coliseo Mella del distrito habanero El Vedado, y deciden reponer otro estreno reciente, “Coil”, del coreógrafo cubano Julio César Iglesias, con soporte musical mixto: collage variado en cinta magnetofónica y música en vivo de Gaby Morales, como cierre del programa propuesto de dos partes con una larga pausa.
El creador –afincado hace varios años en Europa occidental y vástago de Miguel Iglesias, el veterano director general de DCC– entrega una escritura coreográfica novedosa, excitante y cargada de intenciones lúdicas, a partir del hic et nunc (el aquí y ahora) de la circundante cotidianeidad local o foránea.
En esta reposición, los tópicos mencionados arriba fueron ahora mejor definidos por los afiatados integrantes del conjunto (todos de blanco por Vladimir Cuenca), tanto desde la teatralidad como de la gestualidad. Igualmente, se los notó más cómodos durante sus desplazamientos en este vasto espacio escénico. No obstante, los diseños de luces aquí no superaron los logrados en la Sala García Lorca, en su estreno, por lo cual esta vez sus enrollamientos (coiling) casi fueron imperceptibles.
“Equilux” como plato fuerte
La pieza de Fleur Darkin, considerada el plato fuerte del programa, en esta oportunidad fue elegida para la apertura. Por una convincente razón técnica: la cascada de arena sobre dos bailarines en la escena final de “Coil”, un efecto imprescindible en la pieza de Iglesias. El cuerpo de baile de DCC defendió con su habitual dinámica y proyección muscular este original trabajo coral de Darkin, donde enfatiza el terre á terre sobre la verticalidad en los encadenamientos corporales, si bien su visualidad se hizo difícil por el negro del vestuario y la penumbra general producida por el diseño de luces.
La creadora británica, previo al estreno, sostuvo un limitado encuentro con la prensa local y allí expresó que lo más importante de su experiencia en Cuba “ha sido el intercambio con excelentes bailarines y el contacto entre seres humanos que comparten una pasión común: la danza”.
“Equilux”, que se apoya en música electroacústica compuesta por Torben Lars Sylvest, es una referencia “a la vida misma”. Un concepto que se clarifica a través de las palabras de la creadora: “la vida con su combinación de dolor y éxtasis se asemeja a un equinoccio, en el que coexisten luz y sombra. Es precisamente lo trascendental de estos procesos lo que deseo transmitir al espectador cubano”. Y agregó: “quisiera que el público entienda el balance entre éxtasis y su opuesto en mis intenciones, y que se sienta entusiasmado al conectar con la sangre en sus venas, sensuales y curiosos. En dos palabras: muy vivos, concluyó. El público respondió con nutridos aplausos de varios minutos en pie.
El proyecto Islas Creativas del British Council auspicia un espacio único y esencial de creación coreográfica, donde mentores y coreógrafos participantes dialogan, comparten y contribuyen al desarrollo y crecimiento mutuo como artistas. Su función –explican los representantes en la mayor de las Antillas– responde a la necesidad de propiciar encuentros que estimulen la creación coreográfica en la isla y el intercambio con modos de hacer en el Reino Unido y otras regiones del mundo.
Después de esta corta temporada habanera, Danza Contemporánea de Cuba –que en este 2017 se ha presentado en teatros del Reino Unido, Rusia y Estados Unidos d Norteamérica– viajará a México donde repone su espectáculo “Carmina Burana”, de Orff con coreografía de George Céspedes en el Auditorio Nacional el 22 y 23 de noviembre.