Un conde, un príncipe, un villano, un hechicero, un joven enamorado capaz de morir de amor y por amor… Marcelo Gomes hace historia en el mundo del ballet. El bailarín que formó parte de la transición entre dos siglos en los que la danza fue cambiando sus perfiles. Aún siendo un niño, allá en Manaos, la capital del estado de Amazonas, en el Norte de Brasil, donde nació, la danza comenzó a formar parte de su vida. Su destino: Río de Janeiro. Luego, el mundo. A los 18 años, en 1997, después de ganar el Prix de Lausanne, ingresó al American Ballet Theatre (ABT) como miembro del cuerpo de baile, y en cinco años pasó de solista a principal. En la compañía, fue uno de los grandes partenaires de Paloma Herrera y de Julie Kent. Se llevó el Benois de la Danse en 2008, y desde hace un par de años se lanzó al desafío de ser coreógrafo.
Actor indiscutible, Gomes llega a DC, esta vez, con New Adventures para protagonizar “The Red Shoes” en el Opera House del Kennedy Center de DC desde el 10 al 15 de octubre. Esta producción del británico Matthew Bourne fue estrenada en 2016, y se basa en el célebre film del mismo nombre creado por Michael Powell y Emeric Pressburger de 1948, sobre el cuento de Hans Christian Andersen. Los protagonistas de aquella película memorable fueron Moira Shearer, Anton Walbrook, Marius Gorin, Robert Helpman, Leónide Massine y Lurdmila Tchérina, entre otros.
Sin embargo, esta no es la primera vez que Gomes es bailarín invitado de la compañía dirigida y fundada por Bourne. Antes, pasó por “Carmen” y “Lago de los cisnes”. Ahora, luego de cinco shows con “The Red Shoes” en Los Ángeles, se prepara para una larga gira con esta obra.
Danzahoy: ¿Cómo surgió esta posibilidad de trabajar con Bourne en este ballet?
Marcelo Gomes: Trabajé con Matthew (Bourne) en dos producciones anteriores, y esta vez me llamó para hacer “The Red Shoes”. Es un maravilloso director y un coreógrafo talentoso. Me siento feliz de formar parte de esta obra y de cubrir un rol que es diferente a los que hago habitualmente. Trabajar con él me permite explorar aun más en mi trabajo de actuación, y eso es un desafío importante porque lo que él pide de los artistas es contar una historia, no hacer piruetas. Aquí hago cosas que nunca hice antes, como por ejemplo, tocar el piano.
D: ¿Cuáles son los puntos de esta historia que le llaman más la atención?
MG: Es una pieza intrigante que habla sobre la historia de una bailarina que trata de encontrar un camino para su vida, que intenta descubrir hacia dónde va su carrera. Y es necesario que uno se haga esa pregunta porque ese dilema constante forma parte de la vida de un artista. Todos nos cuestionamos y nos planteamos lo mismo en todo momento de nuestra carrera.
D: ¿Dónde se establecen las diferencias entre el film protagonizado por Moira Shearer y esta creación de Bourne de 2016?
MG: Matthew es increíble, su imaginación y su creatividad hacen que sea un “master” del teatro. Esta producción se parece bastante al film, con algunos cambios y otra perspectiva. No solo es hermosa sino que es muy desafiante tanto para el artista como para la audiencia porque hace un juego de ida y vuelta entre la realidad y la ficción. Al espectador le permite pensar y comparar entre el mundo real y lo que cada uno haría en circunstancias similares. Y de alguna manera, esta producción deja a cada uno con interrogantes por resolver.
D: Como artista y como persona, ¿qué es lo que más rescata de ambas producciones?
MG: Prefiero verla en vivo. Vi el video, pero no pude percibir las emociones. En la producción de Matthew se hace mucho énfasis en la actuación. Cuando vi la obra por primera vez me movilizó mucho. Es trágica, y la protagonista no puede resolver su conflicto. Está inspirada en la película, pero Matthew hizo mucha investigación sobre el ballet y la creación de un ballet, y explora mucho sobre ese tema. Si bien se asemeja bastante a la línea argumental de la película, hay algunas diferencias. Por ejemplo, el ballet master es casi un gigoló.
D: ¿Cómo compatibiliza entre el ABT y esta gira con New Adventures?
MG: Después de estar 20 años con ABT y de trabajar con distintos coreógrafos, esta oportunidad es una bendición para mí. Esta será la primera temporada de otoño en la que no bailaré con la compañía porque estaré en tour con New Adventures. Esta experiencia, sin duda, me hace mirar mis roles tradicionales de otra forma, desde otra perspectiva, y me permite crecer como artista. Kevin McKenzie, el director del ABT, me da permiso para hacer esto porque forma parte de la formación del bailarín.
D: ¿Y cuáles son sus perspectivas como coreógrafo?
MG: Estoy haciendo un nuevo ballet para el Sarazotta Ballet y para el próximo año, estrenaré con el Washington Ballet. Desde luego, crear nuevas coreografías me entusiasma. Me gusta estar del otro lado y ser quien inspira a otros bailarines.