La potencia sonora legada por uno de los grandes compositores de todos los tiempos ha sido encumbrada en escena a través del lenguaje de la danza contemporánea por un creador argentino que llegará a México para denunciar la violencia en todos los ámbitos, especialmente la ejercida sobre el cuerpo de las mujeres.
Pablo Rotemberg es el creador de “La Wagner”, obra que se presentará el viernes 27 de octubre a las 20:00 y el sábado 28 a las 19:00 en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque.
El espectáculo, según comentó Rotemberg, tiene como protagonistas a cuatro mujeres. “Como cuatro valquirias que se montan sobre la música de Richard Wagner –dijo el coreógrafo–, y arremeten con la difícil tarea de desactivar estereotipos y denunciar prejuicios relacionados con la feminidad, la violencia, la sexualidad, el erotismo y la pornografía. Todos estos estereotipos y prejuicios se encarnan en el cuerpo de la mujer y lo intoxican”.
Director, coreógrafo, músico y docente, Rotemberg afirmó que hacía tiempo que deseaba crear una obra sobre la música del compositor alemán, ya que siempre ha sido un gran admirador de su trabajo.
“Considero que es una de las figuras más importantes, no solo dentro de la tradición de la llamada música clásica, sino de toda la cultura occidental. Me interesaba sobremanera poner en fricción su producción, deslumbrante y de una complejidad inigualable con la polémica que su personaje histórico todavía provoca, y que se relaciona, fundamentalmente, con su feroz antisemitismo y con la apropiación que el régimen nazi hizo de su música y figura”, agregó.
Acerca de la temática abordada en la propuesta, el coreógrafo –titular de cátedra en el Departamento de Artes del Movimiento de la Universidad Nacional de las Artes de Argentina– refiere que busca reflexionar sobre la violencia en general, especialmente de la que es víctima el cuerpo femenino:
“Intento recapacitar sobre la violencia que se ejerce sobre el cuerpo de la mujer. Me pregunto qué es, cómo es, de qué es capaz el cuerpo de la mujer. También reflexiono sobre la cuestión del género, los roles, las fisicalidades y comportamientos que se asumen en relación con este, y sobre la hipótesis de una posible metamorfosis/evolución (el camino de la obra) de que nazca un cuerpo/ser nuevo como una especie de instancia transgénero”, reafirmó.
La idea de los límites y las clasificaciones; los encasillamientos y los prejuicios también tienen importancia para el creador argentino, y pone como ejemplo la pornografía versus erotismo, hiperactividad versus quietud extática, danza versus no-danza.
El egresado del Conservatorio Nacional de Música Carlos López Buchardo y de la Universidad del Cine de Buenos Aires describe a “La Wagner” como “una ceremonia tenebrosa, iluminada por destellos de ironía y excesos operísticos, donde se asiste al choque entre la banalidad y lo sublime, lo irreverente y lo consagrado”.
Rotemberg es enfático al señalar que no busca dar ninguna lección con su montaje. Es de los artistas que considera que el arte no debería portar mensaje alguno. Su apuesta es que los espectadores tengan el poder de interpretar libremente lo que se muestra ante sus ojos: “La danza es el arte de lo misterioso. El cuerpo es el misterio y el movimiento es lo indescifrable, lo abismal. ¿Para qué destruir esta posibilidad con la vulgaridad voluntariosa de lo inequívoco?”.
Sus obras se han presentado en Europa, América latina y Estados Unidos. Muchas de ellas han sido reconocidas en los rubros de coreografía e iluminación en diversos certámenes. Acerca del reto que significó diseñar “La Wagner”, apuntó que siempre le generó inquietud saber cómo pueden convivir dos manifestaciones escénicas autónomas e irreconciliables que se desarrollan paralelas en dicha propuesta, el material coreográfico y la música de Wagner.
Además, representó para él una oportunidad de analizar el quehacer del lenguaje del cuerpo en movimiento: “Hay una fuerte apuesta a cuestionar qué se define como danza y qué determina que un movimiento determinado tenga más categoría o valor que otro. ¿Quién posee la autoridad o capacidad para decidir eso? Esa sí que es una buena pregunta”.
Finalmente, reafirmó que “La Wagner” “es una apuesta a la fisicalidad extrema, al estallido de lo kinético, a la capacidad única del cuerpo para no contarnos nada y de este modo poder contarnos todo. Implica, en un orden más prosaico, una revalorización de lo coreográfico (en un sentido amplio y no reaccionario) frente a una tendencia a lo conceptual y performático que se manifestaba en algunos de mis trabajos anteriores”.