La obra “El lenguaje de lo sutil” está inspirada en la literatura de Roberto Bolaño. Dice Luis Villanueva: “Sentirse extranjero en la ciudad de origen, es como reconocerse ajeno en la propia piel”. Bolaño nació en Chile, vivió en México y murió en España.
Alicia Sánchez (miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte 2016-2019) y Luis Villanueva, mexicanos, son los coreógrafos de esta obra que nace en la Residencia de Creación que hicieron en Chile durante marzo de 2016 en PULSO Academia de Danza; con vinculación, gestión e idea original de Pablo Bello, chileno. Las funciones se realizaron en Santiago de Chile en M100 Espacio Bunster el 13 y el 14 de junio, y en Chiloe (Chile), el 16 de junio.
Como dijo una vez Bolaños “toda literatura, de alguna manera, es política”. Podría decirse también que toda danza, de alguna manera, es política. “El lenguaje de lo sutil” es política. En su desarrollo, sus intérpretes dejan que el público se vaya metiendo de manera estética en el espacio político de sus vidas.
Se mueven precisos, continuos, sin dudas. Hablan precisos, continuos y sin dudas. Se mezclan sus acciones con los parlamentos de manera sutil. Sorprenden con su dominio de la escena. Son cinco, diferentes. Personajes individuales perfectamente dibujados.
Sus relatos acercan al cotidiano de México, Chile y España. A las historias familiares, y a la vez a las historias de todos. Recorren en pocos minutos hechos determinantes en la personalidad de los contemporáneos.
Desde el inicio, reciben al público, como buenos anfitriones, con un trago y unos dulces “enchilados” que asombran a los desprevenidos. La música, de Antonio Blondel y Andrea García (Andah), introduce de inmediato en el clima y el sabor latino. Y paulatinamente van llevando al espectador por diferentes caminos.
La iluminación es de Luis Reynoso, el diseño de utilería, de Daniel Arce, mientras que la producción es de Primero Sueño AC, con el apoyo de Iberescena 2016, PULSO Academia de Danza y ASYC/El Teatro de Movimiento, dirigido por Alicia Sánchez. Este núcleo creativo, rodeado de colaboradores de diferentes disciplinas, utiliza el lenguaje del cuerpo como herramienta principal. Desde su formación en 1991, bajo la dirección de Sánchez, ha desarrollado su propio lenguaje a través del movimiento y la teatralidad, con dramaturgias que incluyen la palabra, y la vinculación con otras disciplinas artísticas, la ciencia y la tecnología. Su definido estilo vanguardista, los ha llevado a representar a México en festivales internacionales en las ciudades de Nueva York, Montreal, Beijing, Praga, Santiago Medellín, Atlanta, y otros lugares, recibiendo positivas críticas de los especialistas.
Cada uno con tiempo para mostrarse, definirse y contar su historia. Alberto Munguía y Luis Villanueva, mexicanos; Irene Repeto, española, y Paz Barrientos y Daniel Arce, chilenos. Los objetos se transforman en metáforas. Los mueven y dejan su materialidad para convertirse en ideas. En fantasmas detonantes de sensaciones.
La dirección de Alicia Sánchez, como siempre, deja ver su talento y su riguroso disfrute al armar la obra, como un juego de rompecabezas, matemático y a la vez fantasioso. Como el guiño final a las botas picudas de Matehuala, como un recordatorio de que la historia es cíclica y a la vez nunca es idéntica. Y que el hombre sigue creando y recreándose.