Por tercera ocasión se realizó en la ciudad de Holguín, -en el extremo oriental de la isla a unos 700km de La Habana, Cuba-, el Concurso de Danza Atlántico Norte Codanza que otorga el Grand Prix bautizado con el nombre del reconocido bailarín Vladimir Malakhov, copatrocinador del evento. Esta competición atrajo más de 120 artistas de otras provincias de la isla, así como también de Japón y de México.
Las presentaciones se realizaron en el recién renovado teatro Eddy Suñol, desde el lunes 26 al 30 de septiembre (con su Gala de Premiaciones), como sede principal del evento, ya que en otros espacios de la urbe se programaron las conferencias, las muestras de materiales audiovisuales de danza, o las clases magistrales impartidas por el propio Vladimir Malakhov, considerado uno de los grandes bailarines de las últimas décadas.
La génesis de este importante encuentro se remonta a 2014, en un fortuito diálogo en la capital del país, entre Maricel Godoy, directora de la agrupación holguinera Codanza, Malakhov, y el promotor Paul Seaquist (afincado en Chile). En aquel momento Malakhov buscaba un espacio para realizar el proyecto del premio que lleva su nombre, surgió la invitación de visitar la sede de Godoy, y después de bailar allí, germinó el evento, que ahora cierra con éxito su tercera edición.
En el escenario del complejo cultural -una institución con aires art déco, construida en 1939 y restaurada con esmero-, el jurado constituido por Malakhov, Godoy y Seaquist entregó los lauros en una “ágil y bien organizada” ceremonia.
Igualmente, se entregó el Premio del Público, “siempre considerado el más espontáneo y sincero de cuantos galardones se entregan en cualquier competencia”. Y los premiados fueron “los bailarines más completos, si hablamos de nivel artístico, baile, entrega y pasión”, según opinó el crítico Toni Piñera. Tal fue el caso de Lizandra Gómez/Jesús Arias, primeras figuras del Ballet Contemporáneo Endedans, de Camaguey, quienes regalaron una pieza neoclásica, “equilibrada y certera, en cuanto a conceptos, drama/acción”, bajo el título “A él”, creada por el coreógrafo cubano-norteamericano Pedro Ruiz con música de Chopin. Llamó la atención de la prensa el hecho de que no figuraron entre los premios otorgados por el jurado oficial, tal vez un lamentable lapsus.
Dos compañías locales se alzaron, ex aequo, con el codiciado Grand Prix Vladimir Malakhov “a la mejor puesta en escena”. Ellas son Espiral (ciudad de Matanzas), bajo la dirección de su fundadora y coreógrafa Lillian Padrón y Danza del Alma (de Villa Clara), liderada por Ernesto Alejo Sosa, destacadas por sus discursos elaborados con “ínteligencia y creatividad”.
Mientras que el Grand Prix de interpretación (femenino y masculino) correspondió a una singular bailarina de fuerte personalidad y dominio escénico, Inés María Preval (del grupo Médula, de Guantánamo), y el otro, al novel bailarín Leonardo Domíngues (de Codanza, Holguín). El Gran Premio Codanza lo obtuvo el joven y talentoso bailarín Osnel Delgado (director artístico de Malpaso) por su coreografía “Algo contigo”, defendida por el Ballet de Cámara de Holguín.
El premio Paul Seaquist (una beca de estudio y especialización para los cursos de verano de las compañías Alvin Ailey y Joffrey Ballet) recayó en dos jóvenes intérpretes: Anisleidys Estévez (Espiral) y Lisette Saad Godoy (Codanza), respectivamente.
Un coreógrafo distinguido por su intensidad/energía y originalidad al estructurar las piezas, el también bailarín de Médula, Yoel González Rodríguez, fue acreedor de un nuevo Premio establecido ad hoc, y seleccionado por el propio bailarín ucraniano: la creación de una obra para Malakhov, quien deberá interpretarla en la cuarta edición del Concurso. Otras instituciones locales entregaron sus particulares reconocimientos en esta Gala de clausura.
Como cada año, esta manifestación alejada de la capital de la Mayor de las Antillas logró producirse por los esfuerzos y recursos mancomunados de Maricel Godoy y su conjunto Codanza, la Fundación Malakhov y el Consejo Provincial de las Artes Escénicas, con el objetivo fundamental de convertir a Holguín en un centro importante de la danza de la región oriental del archipiélago cubano.
El colega Piñera, en tanto que testigo presencial, nos comenta que, a pesar de la notoria ausencia de los practicantes de las danzas étnicas y el ballet académico, y de otras agrupaciones del país, “el instante fue propicio para dialogar con el quehacer de compañías que, por diversos motivos, no llegan a (presentarse) la capital, ni se promueven como es debido, y donde afloran creatividad y profesionalismo”.