Michelle Dorrance se sumergió en el “tap dance” desde que era pequeña, creció bailando con el North Carolina Youth Tap Ensemble, luego hizo su incursión por Stomp y transitó por varias compañías de tap. Finalmente, se lanzó en la aventura casi quijotesca de formar su propio ensamble, Dorrance Dance, cuyo foco es el tap en su estado más puro.
Tiempo atrás, el tap, apenas había tenido presencia como parte de algún espectáculo de música o danza, pero nunca había sido protagonista absoluto de principio a fin en una función, con excepción de los festivales dedicados exclusivamente a esta danza. Sin embargo, Dorrance Dance se anima a ese desafío sin prejuicios ni temores.
Casi con una estructura semejante a la de Stomp, en la que prevalece el concepto de danza callejera, y donde las secuencias grupales se intercalan con las individuales, Michelle Dorrance delineó un espectáculo que mezcla música en vivo y tap. Y salió más que airosa. Encontró la dinámica justa, el humor, el refinamiento, y también mostró un gran despliegue de creatividad.
En esta primera presentación oficial en el Eisenhower Theater del Kennedy Center de DC, Dorrance llegó con “The Blues Project”. Solo dos funciones: el 5 y 6 de octubre. A través de una visión incluyente, Dorrance convierte al cuerpo en un todo generador de sonidos y movimientos cuyo instrumento es un grupo de nueve bailarines, cada uno con habilidades distintas y movimientos diferentes en sus pies y en sus cuerpos.
De esta forma, junto a Toshi Reagon, cantante, compositora y líder de la banda BIGLovely, encarnan una conjunción perfecta en la que el arte explota plena de vida, de sonidos y de ritmos. La música se convierte entonces en otra protagonista de esta escena en la que Reagon, con su magnífica voz, frasea canciones, entre el blues y el jazz, acompañada de su guitarra y de un grupo de intérpretes de primer nivel.
Con todas las sutilezas posibles, los bailarines de Dorrance Dance resbalan por el escenario como si tuvieran alas; se ensamblan con los músicos como un instrumento más, y juegan con sus expresiones y sentimientos hasta sacar sonrisas, exclamaciones, o suspiros de asombro.
En este homenaje a la danza popular, cuyos orígenes se remontan a 1830 en los vecindarios de la ciudad de Nueva York, donde la inmigración fundía estilos y recuerdos de sus propios bailes, Dorrance Dance recupera la frescura y la alegría del baile en sí mismo. De esa fusión de danzas irlandesas, escocesas, inglesas y africanas, surgió el tap. Con sus costados marginales y competitivos del comienzo, tuvo su pico más alto de reconocimiento a través del vaudeville y de los shows de Broadway entre 1900 y 1955.
Casi como una búsqueda de los orígenes, “The Blues Project”, que tuvo su estreno mundial en 2013, y surgió luego de un encuentro entre Dorrance y Reagon, una de sus grandes heroínas musicales y de allí, sobre la base de un set de 16 canciones, gestaron este show en el que también participan con sus coreografías los bailarines Derick K. Grant, Dormeshia Sumbry Edwards y otros.
Este espectáculo sería impensable en forma separada de la banda musical en vivo que crea y recrea las pequeñas historias que los bailarines van contando con el ritmo de sus pies y de su cuerpo. Un magnífico encuentro con el jazz, el blues, el tap, fundidos en el talento indiscutible de este grupo de artistas.