Nuevamente, la compañía Danza Contemporánea de Cuba (DCC) –para festejar su fundación en más de medio siglo–, invadió, del 20 al 22 de mayo, el vasto escenario de la Sala García Lorca del ahora deslumbrante Gran Teatro Alicia Alonso de La Habana con un atractivo programa que incluyó un estreno mundial y varias reposiciones.
El estreno absoluto lleva la firma del inglés Theo Clinkard quien, después de meditarlo mucho decidió titular su pieza: “The Listening Room” (literalmente en español: Aula de audición). El proceso de montaje fue el resultado de una exploración sobre “el potencial comunicativo del cuerpo y la naturaleza enfática de la danza en el espectáculo”. La obra y su creación, participaron del primer Laboratorio Coreográfico organizado por DCC en colaboración con el British Council, una sección de un proyecto más global denominado Islas Creativas, financiado por tres años.
Su nacimiento, dicen sus líderes británicos, responde a la necesidad de propiciar encuentros que estimulen la creación coreográfica en Cuba y el intercambio con modos de este quehacer en el Reino Unido y otras regiones del mundo. Además de los 20 bailarines de la compañía dirigida siempre por Miguel Iglesias, bajo la tutela de Clinkard, participaron estudiantes de la Universidad cubana de las Artes (ISA) y varios coreógrafos cubanos: George Céspedes, Jorge Abril, Laura Domingo, Norge Cedeño, Ana Rosa Meneses, Niosbel González y Yoerlis Brunet.
Los espectadores escuchan la música serial y minimalista de Steve Reich, “Variaciones for vive, piano and strings”; mientras que los bailarines provistos con sofisticados auriculares individuales se sumergen en una variedad de 16 piezas que incluyen grabaciones de Bach, Vivaldi , Beyoncé, Calle 13, Missy Elliot, The Cardigans, entre otras, como una Conversación entre Pablo Aran Gimeno y sus padres. Según lo apreciado en la escena, donde los danzantes asumían con entusiasmo el experimento creativo propuesto por su autor, su resultado se mantiene como un “work in progress” donde el proceso de montaje -como ha dicho el propio Clinkard-, se manifiesta como “más importante en sí mismo que el producto final”. Fue asistido por su coterránea Leah Marojevic y la cubana Yoerlis Brunet.
Considerado por la crítica inglesa como uno de los coreógrafos más talentosos del momento en el Reino Unido, Theo Clinkard creó en 2012 su propia compañía y, hasta hoy, ha estrenado 22 obras originales, muchas de ellas creadas para instituciones educacionales de entrenamiento y jóvenes compañías en Inglaterra, Austria, Chile y Nueva Zelandia. Igualmente, obtuvo gran éxito de público con su trabajo para la compañía de Pina Bausch, y con el icónico solo de Trisha Brown “Acumulation”.
De su compatriota Billy Cowie se presentó “Tangos Cubanos”, siempre exhibiendo inteligente empleo de los multimedios, bailado con sincera entrega por una grey de bailarines bisoños. En una programación alternante, como parte del festival Mayo Teatral patrocinado por Casa de las Américas, DCC repuso “Cristal”, de Julio César Iglesias; “Cenit” de Laura Domingo y, para el cierre “Matria Etnocentra” del laureado George Céspedes.