Tenía 17 años cuando vio por primera vez la película “Chorus Line”, el musical dirigido por Richard Attenborough, protagonizado por Michael Douglas, y en ese momento se dijo a sí mismo: “Esto es lo que quiero hacer”. Deslumbrado por la pasión y la energía de esos bailarines que peleaban por quedar seleccionados en un elenco, el argentino Gustavo Wons empezó a tomar clases de danza a escondidas de sus padres. Ya no hubo vuelta atrás. Dejó su carrera de diseñador gráfico, trató de remar contra la corriente en su casa, donde las expectativas apuntaban a una profesión “seria”, y terminó como bailarín en “Yo y mi chica”, un musical protagonizado por el actor Víctor Laplace en 1989.
Después de ganar una beca Fullbright para estudiar comedia musical en los Estados Unidos, fue bailarín de varios musicales en Broadway, y volvió a la Argentina para reafirmarse no sólo como bailarín sino como coreógrafo. Este año, como todos los años, regresa a los Estados Unidos para dictar clases en Peridance, en Nueva York. Y el 2 de junio, dará una clase magistral en Washington, DC, en el Dance Institute of Washington. Este proyecto en la capital del país, que promete repetirse, cuenta con la colaboración de la actriz argentina Carla Peterson y con el apoyo de la Embajada Argentina en Washington.
En sus giras por los Estados Unidos Wons integró el elenco de musicales que hicieron historia en la Gran Manzana: “Cats”, “King and I”, “Man of La Mancha”, “Damn Yankees”, “West Side Story” y “Radio City Christmas Show”. En Argentina, trabajó en “Chicago”, “El Beso de la Mujer Araña”, “Cats”, “El Diluvio que Viene”, “Molly Brown”, “Calle 42″ y “Broadway”, entre otros. En 2015, escribió, dirigió y coreografió el show “El Gran Final, Tributo a Bob Fosse”, que ganó tres Premios Hugo en la Argentina, y desde hace cuatro años es el coreógrafo de “Susana Giménez”, uno de los programas de televisión de mayor rating en el país.
DANZAHOY: ¿Desde cuándo apareció la danza?
Gustavo Wons: Empecé tarde porque no estaba muy estimulado por el lado familiar. Recién me di cuenta a los 18 años. Desde chico tenía devoción por las películas de Gene Kelly y Fred Astaire, y a los 17 empecé a tomar clases en el Taller de Danza Contemporánea del San Martín, un poco a escondida de mis padres, pero sentí que no era por allí, que me atraía mucho más la comedia musical. Al poco tiempo sentí la necesidad de parar y dedicarme a estudiar, gané la beca Fullbright y me fui a los Estados Unidos pensando que no iba a durar más de seis meses. Terminé enamorándome de la ciudad y de lo que hacía, y me quedé dos años.
D: ¿Cómo, siendo argentino, programas tus clases de comedia musical en los Estados Unidos, un país que tiene una fuerte historia en este género?
GW: Me formé en los Estados Unidos, siempre fui amante de la danza-teatro, del jazz y, fundamentalmente, de Bob Fosse, y mis clases están inspiradas en el teatro musical americano pero con un toque argentino, tanto en la forma de encarar la clase como en parte de la música que utilizo. Mi intención es fusionar elementos coreográficos y culturales, con el trabajo básico de una clase de danza, con un calentamiento previo, y al final, una pieza de jazz.
D: ¿Qué diferencias presenta este género en los dos hemisferios?
GW: Por mi experiencia en los dos lugares y con los equipos creativos que venían a montar los musicales de Broadway a la Argentina, creo que desde lo técnico son indiscutibles. En nuestro país todavía estamos tratando de instalar un nivel más alto de profesionalismo en este género, y se ha progresado muchísimo. Lo que me parece remarcable, y que les impacta, es la pasión que ponemos en el trabajo. Se sorprenden de nuestra apertura, el tiempo extra que dedicamos en los ensayos, que allá no existe. Nadie se queda ni un minuto más de lo estipulado porque ese minuto cuesta dinero. Hay una cuestión cultural en nosotros, que es más relajada y apasionada. En Nueva York me decían que me movía diferente, y eso tiene que ver con lo cultural.
D: Si tuvieras que marcar los pros y contras de ser un latino en Broadway, ¿cuáles serían?
GW: A veces, como latino tenía muchos pros y contras, el acento, por ejemplo, algo que tuve que desarrollar mucho. Otra contra es que somos muy relajados, y perdemos disciplina, la gente habla en los ensayos, pero la combinación de esto con el talento da un aporte importante y positivo.
D: ¿Cuáles son los recuerdos de tu infancia relacionados con la danza?
GW: Mi familia es judía y cuando era chico hacía danzas folclóricas judías en la escuela. Era como la estrella y siempre me decían que bailaba bien. Así fue como empecé a bailar. Pero mi motivación era siempre el musical.
D: ¿Cómo es tu trabajo en el programa de Susana Giménez, y qué diferencias adviertes entre el teatro y la televisión?
GW: Me dediqué mucho al teatro y este programa es mi primera experiencia en TV. La gran diferencia entre lo uno y lo otro es que el trabajo en TV es efímero, porque el mismo día que se hizo, murió, si bien queda registrado en la filmación. En cambio el teatro, con los ensayos, te permite investigar y hacer cosas nuevas. En la TV hay una cuestión de tiempo y se tienen que resolver las cosas de otra manera, A mí me ayudó mucho para entrenarme y aprender a solucionar situaciones en el momento. Me gusta porque exige un nivel mayor de adrenalina, aunque disfruto más el teatro. Lo bueno es ver cómo hacer lucir a la persona para la que se está trabajando. De nada sirve hacer una coreografía maravillosa que no cuadre con el artista.
D: ¿Que extrañas de los Estados Unidos?
GW: Haber trabajado tanto tiempo en USA, donde todo es tan profesional, y las cosas funcionan perfectamente en cada área, es lo que más extraño. Acá, cuando se presentan dificultades, la actitud relajada de todos, afecta al trabajo. Pero se compensa con la disposición de la gente.
D: ¿Por qué Bob Fosse para tu primera producción de un musical?
GW: Tenía en la cabeza hacer un homenaje a Bob Fosse, a quien admiro profundamente. Llamé a los bailarines, les conté mi idea y les advertí que no había dinero, que no les podía pagar. Y aun así, empezamos a trabajar los domingos. Arrancó siendo una cooperativa, algo que no existe en USA. Con todos esos inconvenientes, y con la incertidumbre de no saber cómo seguir, aun así, seguimos. Es maravilloso ver cómo la gente pone el hombro y se queda por el deseo de hacerlo, de dar rienda suelta a su pasión. Y así logramos que “El Gran Final, Tributo a Bob Fosse” fuera un éxito. Con pasión y trabajo.
Master Class
Jueves 2 de junio, 2016
De 6:30 a 8 PM
Refrigerio después de la clase
Dance Institute of Washington
3400 14th Street, NW
Washington, DC 20010
202-371-9656
Reservaciones
Hacer clic aquí
O registrarse en:
https://gustavowons.eventbrite.com