Algunos especialistas la clasificarían como una de las “obras de conflicto” de William Shakespeare. Otros, como una comedia, y muchos, como una tragicomedia. En “The Winter’s Tale”, o “Cuento de invierno”, presentada por primera vez en el Kennedy Center for the Performing Arts de DC por el National Ballet of Canada (NBC), el coreógrafo Christopher Wheeldon ha logrado hacer una interesante síntesis de una trama en la que, la primera parte, se sumerge en un drama psicológico, y en los dos últimos actos se convierte en una suerte de fábula pastoril.
La versión para ballet de esta obra escrita supuestamente en 1611 por el dramaturgo inglés, es una coproducción entre el BNC, dirigido por Karen Kain, y el Royal Ballet of London, bajo la batuta de Kevin O’Hare. Se estrenó en Londres en abril de 2014, y en Canadá, en noviembre de 2015. Esta es la segunda realización de Wheeldon en coproducción con ambas compañías.
“The Winter Tale” cuenta inicialmente una trama de celos entre Leontes, rey de Sicilia y Políxenes, rey de Bohemia, dos viejos amigos que se reencuentran después muchos años, y Hermione, mujer de Leontes. Cuando Políxenes desea volver a su reino, Leontes trata infructuosamente de impedirlo. Ante su fracaso, pide a su esposa que trate de convencerlo, y ella lo logra. No obstante, Leontes comienza a sospechar, y acusa de traición a Hermione, en ese momento embarazada. Luego, ordena que la niña que ha dado a luz la reina quede abandonada en algún lugar remoto, ya que supone que la recién nacida no es su hija. Y a su vez, intenta envenenar a Políxenes.
Wheeldon encuentra un lenguaje coreográfico de cierta sofisticación, que funde clásico, contemporáneo y elementos de Contact que, en algunas secuencias resultan atractivos, y en otras, confunden el sentido del diálogo entre los personajes. Si el espectador no está muy al tanto de la trama, quizás resulte difícil comprender exactamente lo que se intenta contar.
Las escenas de conjunto rescatan danzas tradicionales con ciertos matices simbólicos que muestran la atractiva paleta de bailarines que posee esta compañía. En tanto los protagónicos, a cargo de Piotr Stanczyk, como Leontes; Hannah Fischer, en el rol de Hermione; Harrison James, encarnando a Polixenes, alcanzan buenos momentos de interpretación.
Jillian Vanstone, como Perdita, la hija de Hermione y Leontes, y Florizel, el hijo de Polixenes que se enamora de Perdita, hacen una enternecedora dupla en el fresco pas de deux diseñado para ellos.
Una puesta en escena con un exceso de efectos visuales, apuntalados por videos, imágenes en movimiento, proyecciones, paneles que suben y bajan, y una sucesión de pedestales con estatuas de “mármol”, va deshilando la historia en el primer acto. En el segundo, en la aldea donde se encuentran los enamorados, Perdita y Florizel, una escenografía casi naife pone el toque romántico de la historia. Tanto los diseños escenográficos como el vestuario, creados por Bob Crowley, en el segundo acto, distraen y hasta confunden.
La música apela al minimalismo dodecafónico y disonante para marcar una trama oscura e intrincada. El compositor Joby Talbot trata de describir la tragedia de los celos de manera punzante, pero sin embargo, no transmite las emociones profundas de la pieza.
Y en la segunda parte de la historia, apunta a la melodía para narrar el encuentro amoroso entre Perdita, la hija de Hermione, convertida en una bella pastora, y Florizel, hijo de Polixenes, disfrazado de pastor. Interesante el trabajo de interpretación realizado por Stanczyk y Fischer, bailarines sólidos, intensos, capaces de afrontar los desafíos de una coreografía compleja, pero por momentos insustancial. Vanstone, y Naoya Ebe (Florizel), asumen un adorable pas de deux en el segundo acto, aunque en el comienzo no se alcanza a entender quiénes son esos dos enamorados.
Paulina, mujer del noble siciliano Antígono, que juega un papel importante en la trama, está interpretada por Xiao Nan Yu. La bailarina logra conmover con su actuación y en los escasos pasajes de danza, muestra su intensidad y delicadeza de brazos. La obra, llega a un final feliz en el que el amor de los jóvenes reúne a los dos amigos, reconcilia a la pareja de Leontes y Hermione, y deja que el amor y la alegría se conviertan en protagonistas.