Reality-Show

Bailarines del Ballet de Santiago estrenaron “Reality Show, de Esdras Hernández, obra de danza-teatro que apunta a la crítica de la imagen. Foto: Edison Araya. Gentileza RS.

Cuando uno piensa en los bailarines del Ballet de Santiago, piensa en exquisitos bailarines de danza clásica. Pero, en “Reality Show”, el espectador puede descubrir excelentes actores y bailarines capaces de interpretar cualquier forma de danza y sin el estereotipo de los bailarines clásicos.

Financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, FONDART Regional, Convocatoria 2015, se presentó en el GAM- Centro Cultural Gabriela Mistral, de Santiago-Chile, desde el 16 al 19 de julio.

Este proyecto independiente de algunos de los integrantes del Ballet de Santiago, creado y dirigido por el coreógrafo Esdras Hernández, es una obra de danza contemporánea y teatro que muestra un “reality” para enfermos terminales.

Hernández, bailarín y coreógrafo, que también se ocupó de la producción y de la música, los llevó a descubrirse como finos intérpretes que pueden expresarse en todos los campos.

A Agustín Cañulef se lo vio pasar de príncipe a bailarín flamenco o contemporáneo, pero nunca había mostrado su capacidad para actuar y cantar como si siempre lo hubiese hecho.

Marcela Goicochea, aparece como una excelente actriz y se agradece verla bailar, aunque menos de lo esperado. Alexis Quiroz, creó un incisivo, sarcástico fanfarrón moribundo. Camila Justiniano, con voz y prestancia de actriz, en añadidura a sus dotes de bailarina. Y Cecilia Ojeda, en la actuación más sincera y conmovedora.

Hernández supo llevarlos a cada uno a su nivel más “decidor”. Todo en la caricatura de un reality-show cuestionando el culto a la imagen y la búsqueda de la fama a costa de lo que sea, aunque fuese de la propia muerte. Pasan por las pruebas impuestas y se enfrentan a ellos mismos y a los de afuera.

En el escenario cuelgan ocho pantallas y se ve el rincón del confesionario, desde donde se transmite a las pantallas lo que los actores-bailarines revelan, en una adecuada escenografía de Eduardo Gallagher. A la que se acoplan efectos audiovisuales realizados por Gabriel Bucher y Felipe Hernández, y el vestuario de Paula Díaz.

La obra tiene una dramaturgia clara, a cargo de Daniel Hernández. Los intérpretes crean sus personajes dándoles autenticidad. Está presentada como una pieza de danza contemporánea y teatro, aunque debiera decirse obra de danza-teatro, ya que aquí lo importante es el contenido humano y filosófico que muestra el coreógrafo recurriendo a los métodos del teatro y la danza.

Hernández mostró sus dotes como coreógrafo en el Festival RE en 2014 con un solo, muy bien logrado, que montó para el bailarín mexicano Gustavo Echevarría. Pero ya con esta obra se puede inscribir en la lista de los promisorios coreógrafos emergentes. Y queda la expectativa de sus próximas creaciones.