El coreógrafo George Céspedes –quien fundara recientemente su propia agrupación danzaría Los hijos del director–, estrena “Matria Etnocentra”, con 24 solistas de su “madre nutricia”, Danza Contemporánea de Cuba, para cerrar la trilogía creativa sobre el concepto de la “cubanidad” y el sentido de pertenencia a la tierra que los vio nacer.
Para algunos, particularmente los que conocen sus trabajos precedentes, como su obra anterior “Mambo3XXI” (laureada con importantes distinciones durante la gira del DCC por el Reino Unido en 2010), reconocerán en esta pieza una maduración de lo planteado allí; ahora con novedosos desplazamientos escénicos, a partir de imaginarios desfiles militares, o sindicales, habituales en la celebración de algunas efemérides de Estado en las plazas públicas de la capital o de otras localidades cubanas; manipulando a los bailarines con el apoyo de las matemáticas, sin abandonar por ello el rigor técnico en la gestualidad uniforme del unísono rítmico.
Estos “pelotones”, vestidos unisex con uniformes, nos trasladan a las supuestas trincheras de guerra en defensa de cualquiera posible agresión a la soberanía nacional, en un trabajo coral puntuado por el uso del contact, en los tríos, o los cuartetos (ora de hombres o mixtos), o en los solos. Fue particularmente impresionante el solo ejecutado por Marco Elías, sobre el soporte musical de un archiconocido bolero “Vete de mí” , de los Hermanos Expósito, en la voz singular del cubano Bola de Nieve (Ignacio Villa).
La resultante es un sorpresivo contraste emocional, al insertarlo en mitad de una banda sonora elaborada por el Laboratorio Nacional Electrónica, de gran eficacia. Al concluir este solo, iluminado con un haz de luz cenital decreciente, irrumpe en el escenario un grupo de bailarines vestido con la prenda nacional, la guayabera, cada una con los colores de la bandera nacional, pero con pantalones y botas militares, entonces la escena se ilumina con luz total, radiante, para definir la gestualidad referencial a la cultura yoruba de las danzas “afro-cubanas”.
Cual un resorte, el público que colmaba el aforo del capitalino teatro Mella, se puso de pie para aplaudir y ovacionar al autor y sus bailarines por varios minutos.
Por acertada decisión del director de DCC, Miguel Iglesias, la función incluyó su más reciente estreno, “El Cristal”, del coreógrafo cubano residente en Europa, Julio César Iglesias, asistido por Chris de Feyter, sobre un collage musical en cinta magnetofónica elaborada por el propio coreautor. Obra que comentamos en DanzaHoy con motivo de su primera puesta, y de la cual ha dicho la teatróloga Marilyn Garbey: “frágil, hermosa y transparente como un cristal…” (cita impresa en el programa de mano). Estas representaciones contaron con el auspicio del Ministerio cubano de cultura y el patrocinio de entidades privadas foráneas.