En el ámbito de esta desbordante y abarcadora duodécima Bienal de La Habana, que se realiza desde el 22 de mayo al 22 de junio, la capital cubana se ha convertido en una inmensa galería de artes visuales, signada por el lema escogido por sus organizadores, “entre la idea y la experiencia”.
El escenario del restaurado teatro Martí se convirtió por unas espléndidas dos horas en el espacio urbano privilegiado para la presentación cubana (antes fue en New York el pasado marzo), del valioso libro “The Light in Cuban Eyes”, nacido gracias al patrocinio filantrópico de la coleccionista e investigadora estadounidense Madeleine Plonsker. Empero con la ayuda de un talentoso equipo mixto de las dos orillas.
Para ello, se diseñó un programa artístico que privilegiaba la danza y la música, con la participación única del ballet contemporáneo Endedans (con sede en la oriental provincia de Camaguey) y la Escuela Nacional de Ballet, bajo la dirección de la maestra Ramona de Sáa. Todos respondiendo a la batuta artística y coreográfica del cubano norteamericano Pedro Ruiz, contratado en exclusiva al neoyorquino Windows Proyect, para este evento irrepetible. Un elemento positivo más que apuesta por el diálogo y el rencuentro entre los dos países: Cuba y Estados Unidos.
Para su apertura se contó con la actuación especial del maestro Frank Fernández, pianista cubano internacionalmente conocido.
El coreógrafo Pedro Ruiz, con vasta experiencia en su disciplina y una obra aplaudida en la escena neoyorquina, ha creado anteriormente ballets para dos importantes conjuntos cubanos: el Ballet Nacional de Cuba y el Ballet contemporáneo Endedans. Esta vez, desplegó su talento con bisoños efectivos con afinados cuerpos, que le fueron entregados ahora por la maestra Ramona de Sáa, directora de la Escuela Nacional de Ballet. Una docena de chicos y chicas promediando los 17 años.
En sólo dos semanas, logró montar y estrenar dos bien estructuradas y refinadas piezas de estilo neoclásico, ambas con música original del pianista Frank Fernández, cuyos efectos tímbricos electroacústicos y los percutidos de raíces afrocubanas, incentivaron la creatividad del autor y el desempeño artístico de los danzantes. Sus títulos en inglés: “Summer Plac” y “The Three State of Soul”. En esta última obra se destacó la solista de 17 años Laura Tovar, en elegante vestido vaporoso en rojo, arropada por cuatro parejas en azul, quien brilló por su musicalidad y prometedor dominio técnico. Ambos títulos, apenas superaron los 20 minutos cada uno.
Sin embargo, fue el dúo masculino “Losting Embrace”, arreglado por Ruiz sobre música de Mozart hace un par de años para dos atléticos bailarines del camagueyano Endedans, Jesús Arias y Armando Gómez, en sendas trusas negras, el que recibió la máxima aprobación de la audiencia y los especialistas. Es una danza de unos 15 minutos emocionalmente intensos, con un bien resuelto hilvanado de los movimientos en pareja, evitando el homoerotismo vulgar, sin evadir la inherente sensualidad hasta un final que deja sin aliento. Unos segundos después del black out, donde desaparece uno de los bailarines, la ovación rompió el “suspenso”.
De colección
El libro “The Light in Cuban Eyes” es una selección proveniente de la magnífica colección de Madeleine Plonsker, residente en los Estados Unidos, por mucho tiempo patrocinadora de la fotografía cubana, la cual ha estado viajando de Chicago a La Habana desde 2002 para descubrir y apoyar la obra de fotógrafos de la isla mayor de las Antillas, considerados talentos emergentes en este género de las artes visuales.
Este valioso “coffee table book” (amazon.com), publicado por Lake Forest Colletge Press y curado por la propia Plonsker, puede ser considerado como la primera publicación que aparece con el patrocinio conjunto del Ministerio cubano de Cultura y la Fototeca de Cuba (de la Oficina del Historiador de la Ciudad), depositaria de la fotografía, institución comparable en función al Departamento de Fotografía del Smithsonian museum, en Washington, DC.
Dicho libro refleja con gran dignidad artística la situación cotidiana de los habitantes del archipiélago cubano, en los tiempos de la mayor escasez y pobreza denominados “período especial´`, resultante de la pérdida de los recursos suministrados entonces por la ex Unión Soviética y los países aliados del este europeo, en los prístinos años de la década de los 90 de la pasada centuria.