Una de las figuras más destacadas de la danza en Cuba, la ex bailarina del Ballet Nacional de Cuba (BNC), María Elena Llorente, recibió el Premio Nacional de Danza 2015. “Todavía no me puedo creer la noticia del premio”, dijo la docente a la prensa cubana el 8 de abril cuando se anunció al ganador.
Para la selección de este premio, el Ministerio de Cultura, la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba y el Consejo Nacional de las Artes Escénicas convocaron al jurado presidido por el coreógrafo y Premio Nacional de Danza Alberto Méndez, e integrado por los premios nacionales de danza Santiago Alfonso, Isidro Rolando; por la maître y directora del Ballet de Camagüey Regina Balaguer y el diseñador escénico Carlos Repilado.
Los nominados para este año fueron José Antonio Chávez, bailarín y coreógrafo del Ballet de Camagüey; Miguel Iglesias Ferrer, director de la Compañía Danza Contemporánea de Cuba, y Llorente, maître y ensayadora del BNC.
“Destacó que lo que aprendió en el BNC lo debe en gran medida a Alicia, Fernando y Alberto Alonso, a sus compañeros en la escena y a los coreógrafos que muchas veces retaron sus capacidades”, apuntó Llorente, quien recibió el premio en una ceremonia realizada hoy, 29 de abril, Día Internacional de la Danza en el Teatro Mella de La Habana.
Llorente realizó sus estudios de ballet en la Sociedad Pro Arte Musical de La Habana y la Academia Nacional de Ballet Alicia Alonso, y comenzó su carrera profesional en 1962 en las filas del BNC y en 1976 alcanzó el rango de Primera Bailarina.
Integró elencos con obras clásicas del siglo XIX y contemporáneas de coreógrafos cubanos y extranjeros. Bailó en escenarios de América, Asia, Europa y Australia y fue artista invitada del Alvin Ailey American Dance Theatre de Nueva York, los Estados Unidos.
Durante su trayectoria artística y de forma paralela a su desempeño como intérprete ha desarrollado también una notable labor pedagógica. En el Ballet Nacional de Cuba se ha desempeñado como maître y profesora, actividades desde las cuales ha contribuido al desarrollo de las nuevas promociones de bailarines.
Su trabajo en la esfera pedagógica ha incluido también los Festivales Internacionales de Ballet de La Habana, el Taller la Joven Guardia y la Escuela Nacional de Ballet. También en los Cursos de Verano organizados por la Cátedra de Danza Alicia Alonso de la Universidad Complutense de Madrid y el Centro Coreográfico de la Comunidad Valenciana, ambas en España.
Por su relevante labor artística se hizo acreedora de importantes galardones internacionales, entre los que figuran: la Medalla de Bronce del Concurso Internacional de Ballet de Varna, Bulgaria, 1968; la Medalla y Diploma de Honor del Festival de Laureados Katia Popova, en Pleven, Bulgaria, 1972; la Medalla del Colegio de Abogados de Puerto Rico, 1978; la Medalla de Honor del Festival Internacional de Ballet de Lodz, Polonia, 1989; la Medalla al Mérito Artístico del Consejo Brasileño de la Danza, Brasil-UNESCO, 1990; y el Diploma de Honor de la Alcaldía de la Paz, Bolivia, 1991.
El Jurado, al analizar los aportes ineludibles de importantes creadores de la danza cubana que en estos momentos trabajan fuera de la isla, ratificó las cualidades de sus trayectorias para ser considerados como merecedores del Premio: Marianela Boán, Martha García, José Manuel Carreño, Menia Martínez o Sonia Calero son algunos ejemplos.
Asimismo, el Jurado sostuvo que, “amparado en su huella como singular bailarina que ha permanecido leal a la impronta del BNC y a las conquistas de la llamada “Escuela Cubana de Ballet”, por ser ejemplo de tenacidad y salvaguardia creadora; por su magisterio dancístico compartido en Cuba y en el extranjero”; decidió unánimemente otorgarle esta máxima distinción.
Tardio pero bien merecido premio.Felicidades.