La directora general y estelar ballet mistress, Laura Alonso, junto a los protagonistas de la “sui generis” versión de “El lago de los cisnes”, decidió tener un encuentro con la prensa para informar de su satisfacción por la exitosa y extensa gira por los cuatro puntos cardinales de la geografía de la China continental.
Con 50 bailarines y ocho técnicos, el Ballet del Centro Pro/danza de la Habana se presentó en los vastos escenarios de 20 ciudades, algunos con monumentales y modernísimas salas teatrales, como por ejemplo la Beijing, la megalópolis capitalina, que posee un aforo de seis mil confortables asientos, donde se ofrecieron en total más de 30 funciones de este emblemático título de la “danse d’école”, el cual era visto por primera vez, en su integralidad, por los públicos de este inmenso país asiático.
Para muchos de los bailarines integrantes de esta producción era la primera gira al exterior, además era el enfrentamiento con una cultura muy distinta, climas inclementes y gastronomía inhabitual, los cuales eran novatos escogidos en una previa y rigurosa audición “ad hoc”, teniendo en cuenta que en la gira precedente las huestes del Centro pro-danza quedaron muy diezmadas por la fuga de talentos.
“Los 28 cisnes del segundo acto, por el rigor técnico logrado en sus diagonales, fueron muy aplaudidos en cada representación”, declaró una eufórica Laura Alonso, al tiempo que confesó su reconocimiento al aprendizaje que recibió directamente, en toda su carrera como bailarina, de sus padres, Alicia y Fernando Alonso.
Igualmente explicó, respondiendo a una pregunta de la prensa, el por qué tuvieron que viajar con una versión elaborada para Pro-Danza de este archiconocido gran clásico del repertorio de ballet. “Lo hacemos diferente a otros conjuntos de ballet, antes que todo para que el público no se aburra, y, también, porque no pretendemos competir con el Ballet Nacional de Cuba. Lo que tratamos es de que nuestros bailarines brillen por su arte y sus personalidades, sus individualidades, no por su color o estatura”, comentó.
“Hice esta gira, de más de dos meses, con mis padres a mi lado siempre. Recuerdo que me decían: no trates de comerte el mundo –ejecutando grandes saltos y múltiples giros-, piensa en convencer por la belleza, con la entrega de pasos pulidos y con la concentración”, enfatizó.
En esta ocasión viajaron tres solistas no locales, una bailarina japonesa, que hizo sus estudios de ballet en Cuba, otra de Panamá, y un bailarín uruguayo, elogiado por Laura Alonso ya que demostró versatilidad interpretativa, tanto como Sigfrido o como el Von Rothbart y su desdoblamiento como el brujo.
Alonso destacó el buen desenvolvimiento escénico de la compañía en general, así como la buena disciplina de los jóvenes que tuvieron que bailar con igual destreza en un sitio a seis mil 600 metros de altura sobre el nivel del mar.
Sobre sus planes futuros, Alonso anunció que están comprometidos a ofrecer en la isla esta producción de “Lago”, cuando retorne la carga de la producción desde China (escenografía nueva según las dimensiones de los escenarios en ese país). Sin embargo, tendrán presentaciones con programas de concierto en el Teatro Hubert de Blanck, una sala de El Vedado capitalino, luego, en el verano repondrán su versión de Don Quijote, para clausurar el evento anual de Cuballet, y una nueva gira por México con el ballet “Drácula”. Cuando logren la asignación de un teatro mayor, tiene la intención de reponer su versión del ballet “La Bayadera”.
El Centro Prodanza de Cuba fue creado el 30 de diciembre de 1994, bajo la dirección de su fundadora, maestra Laura Alonso, siendo entonces una derivación del Departamento de Docencia Especializada del Ballet Nacional, en el cual se habían creado las bases para promover la técnica de la Escuela Cubana de Ballet.
De esta forma, dijo Alonso, el objetivo fundamental del colectivo ha sido lograr una metodología coherente que permita el progreso del bailarín, desde la iniciación hasta la vida profesional, mediante un sistema propio de enseñanza de la metodología y la técnica de la escuela según el desaparecido maestro Fernando Alonso