Con el apoyo corporativo de dos fundaciones extranjeras sobre basamentos artístico-culturales similares –la alemana Fundación Ludwig a partir de su filial afincada en La Habana hace dos décadas, y otra norteamericana, la The Joyce Foundation, con sede en NYC–, facilitaron al joven Proyecto cubano de danza Malpaso entregarse, en la misma función, a un díptico de poéticas coreográficas dialogantes.
En 70 minutos en los cuales los bailarines se sometieron, primeramente, al lenguaje y el estilo discursivo del reconocido coreógrafo estadounidense Trey McIntyre, en “Under Fire/Bajo fuego”, donde trata de expandir el vocabulario del ballet adquirido en su formación primigenia. Y en la segunda parte, ejecutaron el estreno “Despedida”, de su mentor y fundador el virtuoso y carismático bailarín Osnel Delgado, quien utilizó el poema homónimo del notable bardo argentino Jorge Luis Borges (ver recuadro).
Por su parte, McIntyre, con una carrera creativa internacionalmente consolidada, desde sus primeros veinte años hasta logar estrenar un centenar de coreografías en múltiples compañías del orbe, fue formado en las técnicas clásicas en la academia del Houston Ballet con el inglés Ben Stevenson. Aquí entrega nítidas frases para iluminar las claves poéticas, de sus propósitos metafóricos de su discurso.
A partir de unos papeles o documentos calcinados por el fuego, al hurgar en sus cenizas, vio que algunos se mantuvieron “prístinos”, logrando descubrir en ellos “como una metáfora elegante de la vida humana”. Y añade: “Cuanto más intentamos quemar y cambiar nuestro exterior, más evidentes se hacen ver nuestras esencias”.
Cuatro impetuosas parejas de ambos sexos bailan sobre el acertado soporte musical aportado por Grandma Kelsey –enfatizados con los impactantes diseños de luces de Al Crawford–, donde interpretan una bien estructurada pieza que atinadamente conjuga los encadenamientos balletísticos con la gestualidad posmoderna de la danza actual más competitiva. Sin evadir los recursos de la contact y del terre á terre, aunque sólo como elementos puntuales para otorgar fluidez a su fraseo. Entonces revela la madurez alcanzada por el autor invitado en su oficio coréutico.
Después de una pausa necesaria –como para limpiar “el paladar” después de degustar el primer plato de una suculenta cena–, llegó el “segundo plato” elaborado sobre ocho afiatados bailarines de Malpaso. Siempre liderados por Osnel Delgado, quien debió construir su “Despedida” sin la música, hasta que el afamado compositor de latin-jazz, Arturo O´Farrill, la enviara espléndidamente ejecutada por su octeto neoyorquino.
La obra de Delgado también se benefició con los inteligentes diseños de luces de Crawford, logrados con los recursos instalados en el centenario Teatro Martí (donde estrenan su escenario), aunque el inventivo vestuario de Jennifer Yanes no siempre facilitó la tarea de algunas bailarinas en particular.
Para entender y gozar a plenitud la urdimbre de entretejidos, donde se alternan los sentimientos contrastantes de tristeza, nostalgia y de felicidad efímera con los reencuentros.
Jorge Luis Borges
Entre mi amor y yo han de levantarse
Trescientas noches como trescientas paredes
y el mar será una magia entre nosotros.
No habrá sino recuerdos.
Oh tardes merecidas por la pena,
Noches esperanzadas de mirarte,
Campos de mi camino, firmamento
que estoy viendo y perdiendo…
Definitiva como un mármol
Entristecerá tu ausencia otras tardes.
Trey McIntyre, coreógrafo invitado
Nacido en Wichita, Kansas´, estudió en la North Carolina School of the Arts por dos años y, en 1987, ingresó en la Academia de Ben Stevenson del Houston Ballet. En la primavera de 1989, McIntyre fue nombrado aprendiz de coreografía de esta compañía, una categoría creada por Stevenson especialmente para él. Pasó a ser miembro del cuerpo de baile del Houston Ballet en 1990, y ese mismo año creó su primera obra para dicha agrupación, “Skeleton Clock”, con solamente cumplidos sus 20 años de edad. Desde temprana edad, sus destrezas creativas fueron evidentes para la crítica de danza y los aficionados. En 2005, fundó su propio grupo de danza, el Trey McIntyre Project (TMP), pero fue dispersado recientemente –el pasado junio de 2014-, porque, según el mismo ha expresado a la prensa, deseaba enfocarse más como freelance en la coreografía, la fotografía y el cine, siempre bajo la marca TMP. No obstante, permanecerá asentado en Boise, mantendrá un equipo reducido que le ayudará a reponer los más de 30 ballets realizados para el TMP, en otras compañías y escuelas que lo han solicitado.
En 2009, dirigió la grabación de un vídeo para The Sun Road, una multimedia sobre ballet, filmada en Glaciar National Park, que fue mostrada el pasado mayo en el Festival de Arkansas. Actualmente, está procesando documentales sobre dos de sus más exitosos trabajos: “Ma Maison” y “The Sweeter End”, inspirados en las consecuencias sufridas por New Orleáns tras el paso del huracán Katrina. Igualmente, montó en pasado año su ballet para toda una noche, “Peter Pan” (de 2002), con el Queensland Ballet, así como también fue comisionado para crear una instalación en el Segerstrom Center for the Arts, situado en la localidad californiana de Costa Mesa.