ABT: The Dream-The Tempest

Shakespeare baila en el Met

En el ciclo dedicado al escritor inglés, la compañía dirigida por Kevin McKenzie estrenó de Alexei Ratmansky “La Tempestad”, y de Sir. Frederick volvió a subir a escena “The Dream”, sobre “Sueño de una Noche de Verano”, con música de Féliz Mendelssohn.

Deja un comentario Por () | 05/07/2014

El ABT seleccionó a Julie Kent y a Marcelo Gomes para los roles protagónicos de "The Dream" en el Met. Foto: MIRA. Gentileza ABT.

El ABT seleccionó a Julie Kent y a Marcelo Gomes para los roles protagónicos de “The Dream” en el Met. Foto: MIRA. Gentileza ABT.

Ya el American Ballet Theatre (ABT) ha llegado al final de su temporada de primavera, y como es la costumbre, la dirigencia artística de la compañía anuncia las promociones. Esta vez Isabella Boylston fue ascendida a la categoría de bailarina principal junto a varios miembros del cuerpo de baile que pasaron a ser solistas.

El único estreno de la temporada apareció en el programa dedicado a la prosa de Shakespeare. Quizás resulta algo arriesgado situar la coreografía de Alexei Ratmansky, coreógrafo-en-residencia del ABT, junto a la de Frederick Ashton, genio extraordinario de la danza clásica, que igual hilvanaba pasos pequeños pero punzantes, que suaves y hechizantes, como si tuviera en sus manos un raso de la mejor calidad.

De Ratmansky se estrenó “La Tempestad”, con música incidental de Jean Sibelius. De Ashton se presentó una vez más, “El Sueño”, (sobre “Sueño de una Noche de Verano”), con la música arrobante de Féliz Mendelssohn.

Estrenado en el Royal Opera House, del Covent Garden, de Londres en 1964, por el Royal Ballet de Londres, “El Sueño” llegó a Nueva York por esa compañía al año siguiente de su estreno, teniendo como estrellas a la pareja que inspiró a Ashton en su trabajo: Antoniette Sibley y Anthony Dowell, con Keith Martin en el rol del travieso Puck.

Los roles de Titania y Oberon, así como el de Puck en la temporada del ABT en el Met, que cerró el 5 de julio con “Coppelia”, fueron distribuidos entre los solistas principales. El ABT seleccionó a Julie Kent y a Marcelo Gomes para esos roles en una función, igual que Daniil Simkin como el inquieto Puck. Respecto a la actuación, Kent proyecta una dulzura encantadora; además, puede plegarse suavemente, y mostrar también que sabe actuar. Gomes es un estupendo partenaire, si bien lo que más lo destaca en este rol, es la forma como termina cada paso. Cada extensión la finaliza sin titubeos, hilvanando los pasos con total dominio.

La exuberancia de Puck le va bien a la brillante técnica de Simkin. Sus saltos y vueltas fueron, como era de esperar, muy del agrado del público. Tal vez porque esta es, decididamente, la era de las exageraciones En el caso específico del personaje, así lo quiso Shakespeare, y Ashton le impuso las mismas travesuras que antes que él, Mickey Rooney, las había hecho en una cinta fílmica en blanco y negro en 1935, donde aparecieron muchas grandes figuras de la pantalla de plata de esos años.

En la función del ABT las haditas de la corte de Titania, incluyeron esa noche a la graciosa Sarah Lane, que siempre se destaca de las demás. Bottom, u  campesino rústico a quien Puck le endilga una enorme cabeza de burro y zapatillas de punta, estuvo muy bien representado por Alexei Agoudine.

Sobre el estreno de “La Tempestad”: la obra le sirvió a Ratmansky para meditar sobre la historia creada por Shakespeare, y decidió convertirla en un ballet. Cuando se descorre el telón, aparece Próspero, Corey Sterans, depuesto Duque de Milan, bailando con su hija Miranda, Yuriko Kajiya,  quien al ver el accidente, le pide a su padre salve a los pasajeros, usando sus dotes de mago. Próspero tiene dos sirvientes: Ariel, un espíritu, a cargo de Gabe Stone Swayer, y Caliban, Blaine Hoven, habitante de la isla.

Más tarde se reúnen allí distintos miembros de la aristocracia de Milán. Unos están a favor del depuesto Duque, y otros en su contra. Mientras tanto, Miranda, enamorada de Ferdinand, hijo del Rey de Nápoles, rol asumido por Jared Matthews, baila con él, mostrando el gran amor que siente por él.

Stearns, Kajiya y Matthews, son los que tienen más coreografía que interpretar. No obstante, respecto al montaje teatral cabe decir que en este siglo de grandes efectos electrónicos, muy poco se aprovecha la tragedia del enorme galeón que se hunde. La bella partitura musical de Sibelius (Música Incidenal #109), es la usada por Ratmansky en esta obra. No hay duda que este ballet continuará en el repertorio del ABT por largo tiempo, pero por su poca calidad, sería mejor ya engavetarle. Según notas del programa, ésta ha sido una aventura emprendida con el Ballet Nacional de Canadá. Sin embargo, este dato da lugar a pensar que eso es poco de lo bueno que puede decirse de este estreno, ya que los gastos compartidos entre dos, “tocan a menos”, según expresa un antiguo dicho.

 

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