ABT- "Giselle"

Una “Giselle” para no olvidar

La versión que subió a escena en la temporada del Metropolitan Opera House, con puesta en escena del director de la compañía, Kevin McKenzie destaca tanto los personajes principales como los secundarios. Magnífica interpretación de Paloma Herrera y Cory Stearns.

1 Comentario Por () | 24/06/2014

Paloma Herrera y Cory Stearns, del ABT, protagonizaron "Giselle" en el Metropolitan Opera House de Nueva York. Foto: Marty Sohl. Gentileza ABT.

Paloma Herrera y Cory Stearns, del ABT, protagonizaron “Giselle” en el Metropolitan Opera House de Nueva York. Foto: Marty Sohl. Gentileza ABT.

En la historia de “Giselle”, hubo pocas realmente memorables. Paloma Herrera, en la noche del viernes 20 de junio, logró engrosar la escasa lista de intérpretes que encontraron esa delicada y sutil combinación entre el arte y la perfección técnica. En su Giselle, supo encontrar la frescura de una campesina enamorada, y la locura más descarnada al descubrir el engaño de su amado. Y fue etérea al convertirse en espíritu. Desde el principio hasta el final Herrera jugó con la emoción más profunda.

“Giselle” es una de las obras clave de la historia del ballet, pieza emblemática, desafío no sólo para primeros bailarines sino también para cuerpo de baile y solistas. Intrincada, con fuertes connotaciones psicológicas, con valores morales, y un mundo de seres sobrenaturales en el que el perdón y la justicia se debaten, al igual que el amor.

La versión que subió a escena el American Ballet Theatre (ABT) en su temporada del Metropolitan Opera House, con puesta en escena del director de la compañía, Kevin McKenzie, es atractiva, bella, y permite un desarrollo especial de sus personajes secundarios y principales.

Estrenada en 1841 en la Ópera de París, “Giselle” es un ballet en dos actos con música de Adolphe Adam, coreografía de Jules Perrot y Jean Coralli, y libreto de Théophile Gautier y Jules-Henri Vernoy. Basado en la obra “De l’Allemagne” (1835) de Heinrich Heine donde aparecen las Willis, personajes sobrenaturales que representan el espíritu de las doncellas que fueron traicionadas antes de su boda.

El ABT la presentó por primera vez en 1940 en el Center Theatre de Nueva York. Una segunda producción en 1946 en el Brodway Theatre fue la que catapultó a Alicia Alonso en la cima de la danza de Nueva York. Finalmente, la compañía tuvo su sexta producción en 1987, estrenada en Los Ángeles con Marianna Tcherkassky como Giselle y McKenzie como Albretch. La puesta que se ve actualmente es del director del ABT sobre la original.

Una "Giselle" memorable interpretada por Paloma Herrera en la temporada de verano del ABT en el Met. Foto: Gene Schiavone. Gentileza ABT.

Una “Giselle” memorable interpretada por Paloma Herrera en la temporada de verano del ABT en el Met. Foto: Gene Schiavone. Gentileza ABT.

La historia se centra en tres personajes fundamentales: Giselle la campesina enamorada de Albretch, un noble que pretende ser campesino para conquistar su amor, e Hilarion, el joven aldeano que, despechado por el rechazo de Giselle, descubre el engaño de Albretch y provoca que la joven enloquezca y muera.

Esta es una de las pocas versiones en las que Hilarion, encarado en esta oportunidad por Thomas Forster, combina una gran demanda de actuación y danza con igual intensidad. Forster compuso un personaje creíble, enérgico, y mostró interesantes cualidades como bailarín.

En el primer acto, Herrera y Cory Stearns, como Albretch, hacen una pareja entrañable. Frescos, enamorados, ambos bailan juntos como si fueran uno. Stearns ha crecido como bailarín y como intérprete, y ha adquirido mayor presencia escénica. Sólo necesita dejar que surja completamente el artista que aún esconde.

Herrera, magnífica, deja fluir la danza con precisión, cuidado, perfección y gozo. Su escena de la locura quedará en la memoria y en el corazón de los miles de espectadores que aquella noche llenaron el Metropolitan. Su Giselle, transformada en Willis, fue, sencillamente, impecable y tremendamente conmovedora.

El cuerpo de baile de la compañía, fue atractivo y dinámico en el primer acto, y sublime en el acto blanco, donde las Willis, en arabesque, se desplazan, etéreas sobre el escenario en ese bosque encantado. Verónika Park, como Mirtha, hizo un buen trabajo, al igual que Misty Copeland (Moyna) y Yuriko Kajiya (Zulma).

Cabe destacar el pas de deux de paisanos del primer acto, donde Luciana Paris lució su calidad como bailarina, delicada, precisa y, por sobre todo, mostró su entusiasmo visceral y su pasión en todo lo que baila. Una bailarina que merecería pasar de cuerpo de baile a solista, dado que en cada presentación muestra su intensidad y su buena técnica. Luis Ribagorda fue un buen partenaire, aunque en sus variaciones dejó ver ciertas imprecisiones en los cierres.

El final, una ovación de pie. Y también, lágrimas de emoción para esta “Giselle” inolvidable.

 

 

1 Comentario para Una “Giselle” para no olvidar

  1. Sue's Gravatar Sue
    29/12/2014 at 6:16 am | Permalink

    Ӊello, јust wanted tօ mention, I loved tɦis article. It was
    practical. Keeep օn posting!

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