Un clásico del ballet, que en el momento de su estreno, el 14 de diciembre de 1869 en el Teatro Bolshoi de Moscú, Rusia, llevaba a escena, por primera vez, una historia netamente española. Su trama: una versión libre del máximo libro de la literatura castellana, “Don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes.
Esta obra de Marius Petipa y Alexander Gorsky, que hizo historia a lo largo de los siglos, vuelve al escenario del Opera House del Kennedy Center de DC con el elenco del American Ballet Theatre (ABT), desde el 15 al 20 de abril. A este clásico se suma un programa mixto que incluye el estreno de una obra de uno de los primeros bailarines de la compañía, el brasileño Marcelo Gomes. El repertorio de este primer programa que abrirá el ciclo del ABT en DC, está integrado por “Aftereffects”, de Gomes, y dos obras históricas del ballet como “Les Sylphides”, de Mikhail Fokine y “The Dream”, de Sir Frederick Ashton.
La troupe latina de bailarines principales del ABT llevará a escena los protagónicos de “Don Quijote”. El jueves 17, Gomes bailará con Gillian Murphy, el sábado 19 en la función de la noche, la dupla integrada por la cubana Xiomara Reyes y el argentino Herman Cornejo, y el domingo matiné, la argentina Paloma Herrera bailará por primera vez con el ruso Vladimir Vassiliev.
“No importa las veces que haya bailado ‘Don Quijote’ -comentó Herrera-, siempre es una experiencia diferente. Esta vez bailo con un nuevo partenaire, y eso ya implica otro desafío”. Herrera debutó por primera vez en este ballet en el Teatro Colón de Buenos Aires como uno de los cupiditos del primer acto, cuando tenía 10 años. Luego, cuando recién se incorporó al cuerpo de baile del ABT, a los 15 años, también hizo el mismo rol.
“En todos mis momentos importantes ‘Don Quijote’ estuvo presente -afirmó Herrera-. Mi primera gala fue haciendo esta obra con Fernando Bujones. Después hice la premier de la puesta de Kevin (McKenzie), y fue el primer rol que hice cuando me nombraron principal a los 19 años. Y me fue acompañando siempre”.
Este ballet, que relata el romance entre el joven barbero Basilio y Kitri, la hija de un tabernero empecinado en casarla con Gamacho, un hombre rico y vanidoso, es una suerte de comedia de enredos en la que la picardía latina y la pasión, se mezclan con los sueños delirantes de Don Quijote.
Para muchos bailarines “Don Quijote” es un ballet que marcó un hito en sus carreras. Reyes debutó con “Don Quijote” a los 16 años, en Cuba. Y luego, fue el primer ballet completo que bailó en los Estados Unidos.
“Es un ballet donde siento que tengo más facilidad para ser más sensual -aseguró Reyes-. Y especialmente en estos últimos años tengo más libertad de explorar cosas nuevas , y me siento cada vez más cómoda. Porque cuando uno es joven está más inhibido”.
Cornejo recuerda que su debut en “Don Quijote” coincidió con la despedida de Julio Bocca en una gira por Japón. Fue un hito muy especial en su carrera, que le permitió ascender a la categoría de primer bailarín. Entonces, tuvo que reemplazar a un bailarín que se había lesionado y preparó su parte en sólo tres días. Y su compañera fue Reyes. Desde entonces, ambos se convirtieron en una de las parejas preferidas del público.
“Julio era mi mentor, y en ese momento sentí que me pasó la antorcha -recordó Cornejo-. La primera vez que lo bailé fue un gran desafío. Siempre supe que quería ser bailarín principal y bailar esos roles. Se abrió la puerta de golpe. La carrera de un bailarín es estar preparado para cuando te toca hacer un rol importante. Y el rendimiento tiene que ser al 120 por ciento”.
Los tres coinciden en que las raíces hispanas colaboran a la hora de interpretar una obra como “Don Quijote”, donde se presentan escenas de la vida cotidiana y se estructura como una comedia de enredos. Se conocen más de diez versiones diferentes de este ballet. La primera coreografía basada en el relato de Cervantes fue creada en 1786 por el bailarín francés, profesor de ballet y creador del ballet moderno Jean-Georges Noverre, y fue estrenada en Viena con música de Josef Starzer.
“Lo que la gente capta en ‘Don Quijote’ es la personalidad de los latinos -remarcó Herrera-. Kitri es muy intensa y apasionada y nosotros, los hispanos, nos identificamos con esa forma de ser”.
La música de Ludwig Minkus, músico de origen austriaco, que al poco tiempo de trasladarse a Rusia comenzó su colaboración con Marius Petipa, incluye partes melódicas y danzas de carácter. Cornejo remarcó una diferencia importante con otros ballets clásicos cuyos argumentos se basan en historias de príncipes y princesas, y no recuperan a los personajes de la vida cotidiana.
“Un hispano lleva a Basilio en la sangre”, comentó Cornejo. En esta historia en la que finalmente triunfan los jóvenes que tratan de defender su amor, los bailarines se encuentran con el desafío de conjugar técnica y actuación dentro de una trama simple y juvenil.
“El duende depende de cómo atacas la técnica -aseguró Reyes-, y el público conocedor, especialmente el latino, se siente muy atraído por el virtuosismo de este ballet. Y sin duda, nuestro temperamento influye a la hora de hacer ‘Don Quijote’”.