Herman Cornejo y Xiomara Reyes en “Sylvia”. Para ver la crítica hacer clic aquí.
Originalmente se llamó “Sylvia ou La Nymphe de Diane”, y su estreno fue en 1876 con el Ballet de la Ópera de París. La coreografía de entonces fue de Louis Mérante y la música, de Leo Delibes. Pero “Sylvia” encontró su verdadero lenguaje en 1952, con Sir. Frederick Ashton, quien recuperó esta obra para el Royal Ballet de Londres, también con partitura de Delibes. Margot Fontaine y Michael Somes cubrieron los roles principales de Sylvia y Aminta, el pastor enamorado de la casta ninfa de Diana cazadora.
Ashton puso un toque personal y atractivo a esta historia que retoma elementos y personajes de la mitología griega. Construyó una coreografía compleja, en la que la protagonista debe sobrellevar combinaciones de pasos donde se mezclan la precisión y la destreza, y al mismo tiempo, debe internarse profundamente en el mundo de este personaje.
La reposición de esta en 2004 con el Royal Ballet de Londres estuvo a cargo de Christopher Newton. Esta última version es la que presentó el American Ballet Theatre (ABT) en la penúltima semana de la temporada en el Metropolitan Opera House de Nueva York.
El miércoles 26 de junio, Paloma Herrera asumió el protagónico de la “Sylvia” de Ashton. Con absoluta maestría se convirtió en una Sylvia aguerrida, astuta, y también, capaz de permitirse la ternura del amor. Sin embargo, tuvo como partenaire a Jared Matthews, un correcto solista que todavía no está lo suficientemente consolidado como para enamorar o contener a una Sylvia con semejante personalidad escénica.
Herrera no tuvo junto ella ningún bailarín principal en los protagónicos. Orion fue el solista Sascha Radetsky, y Eros, Arron Scott, del cuerpo de baile. Ambos quedaron eclipsados por Herrera, si bien hicieron un muy buen trabajo. Especialmente Radetsky, que logró componer un Orion medianamente convincente con buen nivel de danza. Scott fue un simpático Eros, correcto en la variación final.
Quizás el director del ABT, Kevin McKenzie, aprovechó de la experiencia de Herrera para probar a aquellos que están en la fila para los ascensos. Resultado: Herrera llevó adelante el ballet completo. Perfecta en sus equilibrios, en sus saltos, y segura en la intrincada coreografía, logró darle encanto a ese particular personaje.
Los orígenes de este ballet se remontan al poema Aminta (1573) de Torquato Tasso, y se desarrolla en un marco mítico. La actual producción del ABT se estrenó en el Met en 2005, con Gillian Murphy como Sylvia, Maxim Beloserkovsky en el papel de Aminta, Marcelo Gomes fue Orion, y Herman Cornejo llevó el rol de Eros. Curiosamente, la última producción de aquel año tuvo también a Herrera, a Ángel Corella (Aminta), a Jesús Pastor (Orión), a Craig Salstein (Eros) y a Carmen Corella (Diana).
Una bella producción desde el punto de vista estético, con imágenes interesantes en la escenografía y en los diseños originales de Robin y Christopher Ironside.
Impecable, atento y entusiasta, el cuerpo de baile tuvo un papel clave en esta puesta. Excelente trabajo. Asimismo, Luciana Paris y Joseph Phillips se lucieron en la variación como Persephone y Pluto, así como Zhong-Jin Fang y Eric Tamm como Ceres y Jaseion.
La orquesta, dirigida por David Lamarche, sonó impeccable.