El ex primer bailarín del American Ballet Theatre (ABT), José Manuel Carreño, acaba de ser nombrado director artístico del Ballet San Jose (BSJ), sucediendo de esta forma a su anterior asesor y director artístico Wes Chapman. A su vez, el primer maestro de ballet, Raymond Rodríguez, fue nombrado director artístico asociado.
Formado en Cuba por profesores como Loipa Araújo; ganador de una medalla de oro en el Concurso Internacional de Ballet de Nueva York en 1987 y del Gran Premio en el Concurso Internacional de Ballet de Jackson, Mississippi en 1990, Carreño se unió al English National Ballet en 1990, y al Royal Ballet en 1993 como bailarín principal. Luego, se integró a la troupe del ABT, compañía de la que se retiró en 2011.
La temporada pasada, bailó el papel de Basilio en la puesta en escena de Chapman de “Don Quijote” con el BSJ. Un indicio que, quizás, marcaba un destino previsto. “Me entusiasma comenzar un nuevo capítulo de mi carrera con el BSJ –apuntó Carreño–. Disfruté mucho mi experiencia como bailarín invitado de la compañía en la producción de ‘Don Quijote’ la temporada pasada, y quedé impresionado por el alto nivel técnico, la treatralidad y la expresividad de los bailarines. Espero poner una marca distintiva al ballet a través de trabajos que entusiasmen a nuestra audiencia y a nuestros bailarines”.
Una financiación sustancial de parte de John Fry, director de Fry’s Electronics de Silicon Valley, hizo posible que la compañía de 40 miembros pudiera contratar artistas invitados de renombre internacional como Carlos Acosta del Royal Ballet de Londres y a Carreño, ofreciéndoles sumas enormes por bailar como partenaires con la bailarina principal Alexsandra Meier.
El nombramiento de Carreño parece resultar directamente de la asociación, cuidadosamente cultivada, de la compañía con el ABT. Y hay muchas esperanzas de que logre reestructurar el BSJ, trabajando con todas las áreas para curar las cicatrices y las grietas, y también, para contener los resentimientos que han marcado enormemente la vida de la compañía en las dos últimas décadas.
“Estoy muy orgulloso del crecimiento artístico del BSJ –dijo Chapman–. Y deseo con ansiedad ver el resultado de lo que, indudablemente, esta asociación desplegará en las futuras temporadas”.
Una ventaja que trae la relación con el ABT (como consecuencia, en parte, de que Mary Jo Ziesel, Director de Educación y Formación del ABT es hermana de Stephanie Ziesel miembro del consejo de BSJ) es que el plan de estudios de la American Ballet Theatre Jacqueline Onassis School servirá de plataforma no solo para la academia del BSJ, sino también para las clases diarias de la compañía.