Cuenta la leyenda, que hace mucho tiempo, el Baobab era el árbol más hermoso de todos, admirado por animales, hombres y plantas. La fuerza de sus ramas, el olor y el color de sus innumerables flores, la viveza de sus hojas, la suavidad de su tronco y su dureza, eran incomparables. Los Dioses, complacidos por su hermosura, lo bendijeron con larga vida. El Baobab, orgulloso, se hizo tan alto que llegó a desafiar a los Dioses que, coléricos, lo condenaron a esconder sus bellas ramas y a dejar sus raíces al aire.
Inspirada en esta historia, y en el mito en sí mismo del árbol, la directora del Théâtre Motus de Canada, Hélène Ducharme, creó y dirigió “Baobab”, obra de treatro y títeres que se presenta en el Family Theater del Kennedy Center de DC el sábado 11 y el domingo 12 de mayo. Esta es una coproducción con la Sô company de Mali.
“Quise ahondar un poco más acerca de las historias sobre el baobab –comentó Ducharme–. Encontré músicos africanos en Montreal, y ellos me sugirieron que investigara en las leyendas que hay sobre este árbol. Así fue como descubrí personajes e historias, y todas ellas me inspiraron a escribir el periplo de Amondo, el personaje central de la obra”.
“Baobab”, se desarrolla en una aldea devastada por la sequía en el oeste de África. En la aldea, hay un baobab que un día trae un huevo, y del huevo nace un niño al que todos le dan algo de lo poco que tienen en sus casas. Luego descubren que es el único que puede hacer llegar el agua que falta desde hace años en esa tierra.
Música, máscaras, títeres, actores y bailarines se reúnen en esta obra en la que sus personajes intentan cambiar la historia del mundo. Su estructura diversa surge de una larga investigación realizada por Ducharme en sus viajes por Mali y Senegal, donde coexisten múltiples culturas.
Durante dos años, actores, titiriteros, bailarines y músicos trabajaron juntos para crear “Baobab”. Un famoso actor de Mali, Hamadoun Kassogué, se incorporó como dramaturgo. Un pintor de Senegal, Ismaïla Manga, diseñó la escenografía, y un músico canadiense, originario de Burkina Faso, Aboulaye Koné, creó la música. “Fui escribiendo la obra durante el proceso de ensayo –aseguró Ducharme–, y fuimos improvisando la música, pintamos la escenografía y recreamos un mercado africano. Gradualmente, la historia de Amondo fue cobrando vida”.
El personaje principal, Amondo, es un títere que se parece a una escultura africana, mientras que el mono y la hechicera son máscaras utilizadas por actores. A su vez, en “Baobab” se usan muchos recursos de utilería que pueden sonar fuera de lo común : couscous para crear la pantalla donde se proyecta el teatro de sombras, y frijoles para imitar el sonido de la lluvia. La intención fue mostrar contadores de historias que utilizan los elementos más básicos y los que tienen a la mano para representar situaciones y momentos.
“Mandingue es uno de los personajes típicos, que es precisamente un títere, una especie de pájaro que habla –apuntó Ducherme–. Y a partir de todos esos personajes que ya existían, fui dibujando los que componen esta obra con sus danzas y canciones para crear su vínculo con Amondo”.
Fundado en 2001, Théâtre Motus combina títeres, actuación, teatro de sombras y música para generar cada una de sus obras dirigidas a los niños. Desde el principio de cada proyecto, los artistas trabajan con un grupo de creativos que enriquecen y refuerzan el proceso de búsqueda. Tal como sucedió con este « Baobab » en el que se integran diversas técnicas escénicas.