Melissa Pastrana

Melissa Pastrana, hija de cubanos, empezó a bailar a los 5 años ritmos latinos y también estudió ballet. Foto gentileza LOVO.

Sus padres fueron bailarines profesionales y ganaron varios premios. Su abuela era cantante, y su abuelo, poeta. Desde que tenía 5 años Melissa Pastrana empezó a bailar en eventos de salsa y rumba hasta que su mamá notó que improvisaba muy bien y decidió mandarla a tomar clases de baile. Después de unos años, ya había aparecido en seis temporadas de “Star Style Magazine”, y a los 9 empezó a bailar profesionalmente en espectáculos de gran formato como “Sábado Gigante” por la cadena Univisión.

Hoy, la bailarina es la única de Miami, Florida, que desde hace tres temporadas forma parte del show de televisión, “Mi sueño es bailar”. Los productores del famoso programa buscaron en seis estados. Les gustó cómo hablaba español y cómo bailaba, y la contrataron.

Pastrana, nació un 19 de diciembre en Nueva York. Se mudó a Miami cuando era niña, estuvo bajo la dirección artística de Tony Catanzaro y Lizette Piedra, donde recibió su primer entrenamiento de ballet. A los 18 años bailó para Disney y ganó varios concursos de baile.

Edward Villela  la eligió como aprendiz para el Miami City Ballet, y estuvo dos años trabajando con la compañía en la técnica de Balanchine. Estudió también técnica Vaganova y jazz, y luego se dedicó específicamente al ballroom dance.

Mientras espera la llegada de la cuarta temporada de “Mi sueño es bailar”, hace “master classes” para adultos y adolescentes, y prepara a los jóvenes para musicales o televisión. Colabora como artista invitada con MAD Miami Dance, enseñando coreografías con la intención de ayudar a las comunidades más desfavorecidas de la región. “Estoy apasionada con mi trabajo y trato de devolver a la comunidad todo lo que he aprendido –comentó–. Es un trabajo “full time”, con un contrato de tres meses y aun cuando mi partenaire no forme parte del show, ellos me pueden llamar en todo momento”.

En 1996, mientras actuaba en Belvoir Terrace, fue la favorita por Jerry Zak, el ganador de cuatro premios Tony. A los 19 años asistió a New World School of the Arts/ University of Florida para estudiar teatro musical, baile y coreografía. Durante ese tiempo, fue galardonada con el premio Congressional Hispanic Caucus Institute Award.
Trabajó con la Florida Grand Opera Company, donde participó como bailarina principal en “Sansón y Dalila”. También bailó en operas como “Turandot”, “Aída”, “Manón Lescaut” y “La Traviata”.

Pastrana fue la pareja de baile de Don Cheto en la primera temporada de “Mi sueño es bailar” en la cual abrumaron al público y al jurado gracias a la motivación, dinámica y creatividad que caracterizaban sus movimientos, lo que los llevó a ser ganadores absolutos. En la reciente temporada del programa, Pastrana regresó con una nueva pareja de baile, Gerardo Gallardo, el actor mexicano que ha actuado en telenovelas como ¨Entre el Amor y el Odio¨, y ¨La Dueña¨ , protagonizada por Angélica Rivera. Y se encargó de diseñar coreografías de estilos tan diferentes como salsa y vals.

Ahora regresa a la cuarta temporada del programa. “Hay días que son difíciles –dijo la bailarina, hija de cubanos–. Muchas veces tengo que levantarme a las 5 de la mañana y trabajar hasta las 2 de la madrugada, y al día siguiente estar lista para enseñar un baile. Eso es parte del trabajo y hay momentos en que hay que tener paciencia para enseñar a las celebridades que no saben nada de baile”.

Formada por tres de los más importantes coreógrafos a nivel mundial como Michael Silas (Lady Gaga), Gilbert Saldivar (Jlo, Christina Aquilera o Madonna), y Jose Omar Fernández (Britney Spears), Pastrana trabajó en el videoclip del famoso cantante Don Omar en colaboración con Zumba. Se entrena cinco horas por día y da clases constantemente. Hace yoga, hiphop y ballet.

“Durante toda mi vida hice mucho sacrificio –afirmó–, tanto en las comidas, como en los amigos. Y mi padre también hizo mucho sacrificio para que yo bailara. Soy cubana americana y la música latina es algo muy familiar para mí. Cuando oigo música, me olvido de todo. Es una conexión con Dios y con el universo. Y la danza, para mí, es movimiento, pero no podría considerarme en una sola línea. No me gusta encasillarme. El movimiento es el mismo en diferentes modos y ritmos”.