Las puertas del Teatro Koch, del Lincoln Center de Nueva York se abrieron de par en par el martes 18 de septiembre, para dar comienzo a la temporada de otoña del New York City Ballet (NYCB). Cuatro semanas, que comenzaron con el programa titulado “Greek Trilogy”, y culminarán el último sábado de octubre, con el programa que llaman “Balanchine & Stravinsky”, un homenaje a la enorme amistad que unió al coreógrafo y al compositor y que se plasmará en tres de sus más llamativas obras.
Con tres o cuatro piezas cada noche, también se presentarán las series “Black and White”, por los famosos atuendos sencillos, que pudieran llamarse para dar clase, donde las mujeres visten cortas túnicas de un color u otro, mientras los hombres lucen camisetas blancas y mallas negras.
Habrá otros programas donde se mezclan obras de dos genios de la danza, muy acertadamente tituladas “Balanchine y Robbins, dos Colosos de la Danza”. En otros programas habrá novedades recientes, entre ellas, un estreno sin título aún, de J. Peck/Stevens, que compartirá escenario junto a “Les Carrillons”, de Christopher Wheeldon, que el título los sitúa en “21st Century”.
A fines de noviembre, antes del Día de Acción de Gracias se ofrecerá una noche de gran gala, para anunciar que pronto ya comenzará el mes de la ensoñación de los niños: el famoso y sempiterno “Cascanueces” de Tchaikowsky, con coreografía de Balanchine, considerado el “cash cow” de la compañía.
Con el teatro lleno hasta los topes durante el mes de diciembre, los pequeños y los mayores ven crecer y crecer el tradicional árbol de Navidad en la casa de los Stahlbaum, para después dejarse transportar a la tierra de las golosinas a través de un trineo que se remonta por los cielos, pero antes cruza por un bosque lleno de copos de nieve que danzan. Nada más acertado para comenzar la época navideña, con la que sueñan tanto los pequeños como los adultos. Un éxito total asegurado de antemano.