Los solitas del San Francisco Ballet, Garen Scribner y James Sofranko se unieron no solo compartiendo el mismo camerino, sino en sus inquietudes sobre el cáncer. Scribner estaba en contacto con el centro de investigación Cancer Prevention Institute of California, localizado en Fremont, y los dos bailarines formularon un plan para presentar una gala de ayuda a la organización el 6 de junio, en el teatro Herbst de San Francisco, localizado en el Civic Center Veteran´s Building. Otros dos bailarines del Ballet de San Francisco, Sarah Van Patten y Luke Willis, dirigieron conjuntamente una silente subasta.
Scribner-Sofranko disfrutaron de ser entrenados como directores, por admiradores del Ballet de San Francisco: los entusiastas Pascarellis, del SFB, además de otros patrocinadores corporativos e individuales, para cubrir los gastos de la producción, que devengarían $100.000 para el instituto. Alfabéticamente, prestando su cooperación al acto, estaban AXIS Dance Company, Ballet San Jose, Im-aj-re de Amy Siewart, Alonzo King Lines Ballet, Margaret Jenkins Dance Company, ODC/Dance, Robert Moses’ Kin, San Francisco Ballet, Smuin Ballet, Tinypistol, Zhukov Dance Theater.
Los productores arreglaron un balance juicioso de distintos géneros de bailarines, todos miembros de once conjuntos del Bay Area La Gala también sirvió para ofrecer un segundo e importante propósito: dar a conocer al público, estilos y compañías que habían sido vistos previamente por los más ardientes amantes de la danza, los que van a ver todo lo que se refiera a ese arte El escenario del Herbst parece una caja. No es exactamente lo mejor para presentar danzas, a pesar de que mucha de la historia memorable de la danza, han sucedido en este espacio.
Yuan Yuan Tan, acompañada solícitamente por Pierre-Francois Vilanoba, inició el programa con el adagio del Concerto No 5 de Bach, ballet de Helgi Tomasson “7 por 6” que data de 2004. La iluminación sirvió de poca ayuda a los bailarines, sin embargo, los lentos developpés y arabbesques de Tan estaban todos ahí presentes.
El solo “Descongio” de Robert Moses, que data de 1998, presentó a Katherine Wells como una pequeña niña vestida con bloomers blancos y túnica, bailando a los acordes de la Sonata de Chopin para cello y piano. La juncal Wells ofreció movimientos ondulantes de hombres o gestos con la mano, con su lirismo usual, aunque me pregunto por qué cada nota necesita un gesto o una rareza.
Junna Ige y Maykel Solas, del Ballet San Jose, cambiaron el énfasis para el estilo de George Balanchine como coreógrafo de Broadway, en su version de “Embraceable You”, inspirado en la encantadora pieza de 1970, “Who Cares””,sobre música del inolvidable Gershwin
Maurya Kerr, quien fuera una vez bailarina del conjunto de Alonzo King, combina algunas inflecciones del torso del estilo de King, pero consigue hacer una exposición con su conjunto tiny-pistol.. Aquí fue cuando Babatunji Johnson en el Freak Show de 2012. dio a los intérpretes una total elaboración. (Cada día entiendo menos lo que Ida quiere decir). .
Sarah Van Pattern evocó la peculiarmente obsesiva canción “I Can Dream, Can I?” de las Andrew Sisters, usada en la obra de 1991 de Paul Taylor, titulada “Company B”, esta vez respaldada por Matthew y Benjamin Stewart.
La primera mitad de la Gala terminó con Meredith Webster y Zack Tang bailando un pas de deux del ballet de Alonzo King de 2006, titulado The Hierarchical Migration of Birds and Mammals”.
K.T. Nelson obligó a Anne Zivolich, ataviada en un elegante vestido negro que llegaba al suelo, a volar por toda la escena, igual que llenarla de polvo, en “Shenanigans” del 2005; Dennis Adams apareció estratégicamente, mientras se movía ligeramente en la mejor tradición del indiferente aleteo de las aves del corral, Logrando todo sin problema alguno. Zivolich terminó pillando a su compañera en un extraño ángulo.
Frances Chung y Matthew Stewart continuaron el estilo del dúo en un ambiente lírico, a los acordes de la música de Robert Schumann, creado en 2011 por James Sofranko.
Compuesto igualmente en 2011, subió a escena “Divergence”, de Amy Seiwarts, interpretado por Roberto Cisneros, ahora con Sacramento Ballet, después de sus sorprendentes presentaciones con Smuin Ballet.
Yuri Zhukov le ofreció a esta Gala un estreno mundial, “ Ember”, usando a Martyn Garside y David Lagerqvist, además de un reflector. En primera instancia, un bailarín engaña al otro con un reflector que rueda, entonces los roles del que persigue y el perseguido se cambian, todo acentuado por la luz que gira, igualmente que ocasionales y abruptos apagones. Los hombres, con el torso desnudo y vistiendo pantalones blancos, , eventualmente se enfrentan el uno al otro, antes de un inesperado apagón final.
Tango Palace, de Smuin, que data de 2003, presentó a Jane Rehm y a Shannon Hurlburt como la primera pareja, juegando repetidamente con el “fedora” de Hurburt, que éste tira a la cabeza de Rehm repetidamente, ella vestida en una elaborado y provocativo traje, mientras él va vestido al estilo de George Raft.. A continuación apareció la atractiva Robin Cornwell con Jonathan Dummer, en una pieza donde hubo menos antagonismo entre los dis intérpretes. Viendo este número en el programa, deseaba que la selección incluyera el chispeante dúo masculino de Smuin, pero no tuve esa suerte – aparecieron solamente dos parejas por separadom con una magnífica grabación de tango.
Maria Kochetkova y Joan Boada se presentron en un Pas de Deux de Christopher Wheeldon compuesto en 2008, titulado “ Within the Golden Hour” , vestidos en tonos marinos de color espuma de mar azul-verde, que además fueron los bailarines del programa que aparecieron más trajeados, con la cabeza de Kochelkova adornada al estilo de las damas elegantes del siglo XX. Ese fascinante pas de deux, con el acompañamiento de Vivaldi, ganó prolongados aplausos, junto a silbidos, gritos y más aplausos, que fueron escuchados a todo lo largo de la pieza.
Selecciones tomadas de “Light Moves”. del 2011, por la compañía de danza de Margaret Jenkins, cerró la Gala, con distintos cambios de tiempo y energía, que son algo de la típica debilidad de Jenkins para pelear, que en este caso particular, aparecen como una forma de combate. coreografiado.
Cuando los bailarines aparecieron todos en el escenario al final, algunos ya con cambio de ropa, preparados para la recepción que seguiría, el público les demostró el mejor reconocimiento posible; una ovación de pie y con gritos. Fue sin lugar a dudas un gran momento de la danza, que pudiera convertirse en un acontecimiento anual. Se me ocurre pensar en otros conjuntos a considerar.