Con dos programas mixtos de tres obras cada uno, el San Francisco Ballet opta también por los ballets con un argumento determinado, con la intención de atraer al atraer al público a programas variados. Y parecería que el éxito los acompaña.
Con “Chroma” de Wayne MacGregor, el estreno de “Beaux”, de Mark Morris, y “Number Nine” de Christopher Wheeldon en el Programa II, la compañía mostró a tres coreógrafos contemporáneos, cuyos patrones y diagramas proveen distintas modalidades que difieren entre sí.
Vista anteriormente “Chroma” de MacGregor, muestra tener paralelos con el coreógrafo de San Francisco Alonzo King, pero con dos excepciones muy notables: los personajes de MacGregor se miran a los ojos, estableciendo contacto, y los movimientos del cuerpo en forma de jarras son más directos que los de King, donde el vibrato guía a una pose. Un arabesque sostenido posee una notable repetición estilo jazz, sobre el tema principal. Igualmente, las mujeres de, MacGregor bailan con zapatillas de media punta, en vez de usar zapatillas de punta.
Los bailarines aparecen ante un fondo enmarcado e iluminado neutralmente, al que traspasan, antes de moverse a la izquierda del escenario, o de reaparecer dentro del marco. Dúos y tríos comienzan uno a uno a bailar.
En el primer reparto, Pascal Molat y Frances Chung, dieron comienzo con el atlético pas de deux inicial, que fue, no obstante, un modelo de comedida sensualidad. .El empuje de la pierna delantera de Anthony Spaulding en jetes, puede decirse que es su tarjeta de presentación, mientras Maria Kochetkova reafirmó su entrenamiento acrobático. Taras Domitro, Jaime Garcia Castilla e Isaac Hernandez, adaptaron el estilo fuera de balance, y Garen Scribner hizo que sus movimientos parecieran geométricos.
En el segundo reparto, Vito Masseo y Sofiane Sylve continuaron su afamado emparejamiento; Daniel Deivision su entrega, y Sarah Van Patten su consistente y fuerte ataque. Koto Ishihara y Tiit Helimets dieron un fuerte contraste visual; la musicalidad de Vanessa Zahorian, quedó sometida por las demandas de la coreografía,
“Beaut” de Mark Morris, escogió a nueve bailarines para danzar a los ritmos del Concierto para Clavicorcio de Martinu. Puntos de exagerados colores de Isaac Mizrahi, en los telones de fondo, igual que en los cortos trajes sin mangas de los bailarines, pusieron de relieve las buenas proporciones de sus musculaturas, aunque las coloridas manchas distraen al espectador. Este ballet posee un timbre similar al de “A Garden”, también del Morris, pero más complicado.
Morris usa tríos y cuartetos en frases que uno normalmente asocia con las mujeres, particularmente las mujeres en un ballet de Balanchine. Evitando giros virtuosos, saltos y pirouettes, él dependió en un gesto de ocasión que sugiere camaradería, mezclando al bailarín principal con los miembros del cuerpo de baile con igualdad. El ensamble se detuvo como si fueran hombres en un baile elegante, sin una vestimenta formal, si bien de menor categoría, muy sutil.
Vito Mazzeo se distinguió como si fuera una empinada torre. Molat, por su participación en dos ballets consecutivos, junto a Castilla, y Joan Boada, por su disposición a mezclarse con el grupo como si formara parte del mismo.
“Number Nine” de Chirstopher Wheeldon, fue lanzado con el sentido de música marcial británica. Con un sopresivo final donde las mujeres saltan a los brazos de los hombres, cuatro parejas de bailarines principales, y ocho parejas del cuerpo de baile. Los bailarines lucen colores amarillos, dignos de las pinturas provenzales de Van Gogh. Holly Hynes, se hizo eco del ambiente, cubriendo, m{as que descubriendo los cuerpos de las mujeres. Mucha energía fue requerida para este ballet, con Dores Andres, Sofiane Sylve, SarahVan Patten, y Vanessa Zahorian, junto a Daniel Deivison, Vito Mazzeo, Ruben Martin Cintas y Garden Scribner, situándose a la altura que la ocasión requería, como si el Almirante Nelson les hubiera mandado esta señal: “Inglaterra espera que cada hombre cumpla con su deber”.
La parte primera y central de este programa fue repetida el 19 de febrero con Elana Altman, Frances Chung, Maria Kochetkova y Yuan Yuan Tan, llevando de pareja a Pascal Molat, Gennadi Nedvigin, Carlos Quenedit y Anthony Spaulding. Viendo por primera vez a Quenedit, él se presenta como lleno de calma, alegre, con buenos conocimientos de cómo manejar a su pareja.
Será muy interesante ver qué logra Quenedit con su nuevo trabajo en “Francesca da Rimini”, de Yuri Possokhov.