Gala Homenaje a bailarines

Sergio Neglia protagonizó “El Niño Brujo” junto a Silvina Vacarelli en la Gala homenaje a su padre y otros bailarines en el teatro Colón. Fotos: Maximo Vaccarelli. Gentileza TC.

El Teatro Colón recordó a los integrantes de su Ballet, muertos en el accidente aéreo del 10 de octubre de 1971. Hubo palabras de homenaje del director Pedro Pablo García Caffi, continuadas por la directora de la Compañía Lidia Segni reafirmando los esfuerzos efectuados para llevar a la escena obras de alto nivel artístico.

Para comenzar esta función tan especial para el público por el tenor de su objeto, se pasó a la representación con pas-de-deux y fragmentos coreográficos de recordados ballets incluido un solo, nueva versión de “La Muerte del Cisne” a cargo de Vladimir Malakhov.

El final fue para “La Bella Durmiente…” tercer acto de Tchaicovsky-Karl Burnett estrenada meses atrás por el elenco de la ilustre Casa. Inicialmente, “Chopin nº 1” de Chopin-Wainrot, estudiada coreografía de sesgo neoclásico y contemporáneo del director del Ballet del Teatro San Martín fue conmovedor homenaje. Dos de sus mejores bailarines, Sol Rourich y Leonardo Otárola, bailaron con amor la música romántica y melancólica de Chopin.

Luego el académico “Diana y Acteón” originado en “Nuestra Señora de París” de Jules Perrot, recreado por Marius Petipa, cargado años después de acrobacia y virtuosismos técnicos por Agrippina Vagánova. Lo bailaron los hermanos Erman y Erika Cornejo, primeras figuras del American Ballet Theatre y el Boston Ballet de los Estados Unidos, quienes con brío y excelencia lograron amplia repercusión en el público que los ovacionó.

Oscar Araiz presentó su inolvidable “Adagietto” (Mahler) y la interpretación de los enviados del SODRE (Uruguay) Lara Delfino y Sebastián Arias adentrados en los sentimientos y la peculiar atmósfera que rodea la siempre actual obra de Araiz.

Y llegó Sergio Neglia, actual director del Búfalo Ballet en los Estados Unidos hijo de José, cabal protagonista de “El Niño Brujo” de Jack Carter. Vino a Buenos Aires para evocar a su padre en un fragmento de obra. Réplica física de aquél gran bailarín, a los 47 años llevó a la escena el nacimiento del niño, cubierto por el cúmulo de harapos del brujo (Ricardo Ale) para descubrir el amor humano de la joven (Silvina Vacarelli) huida del acoso del predicador.

La pareja Maia Makhateli-Marijn Rademaker del Het Ballet Ámsterdam y Ballet de Stuttgart, respectivamente, fueron bailarines principales de “El Cascanueces”. Muy noble él y simpática ella: deslumbraron por momentos al público. Nueva versión, ésta contemporánea, alejada de la estética fokiniana de “La Muerte del Cisne” original, hubo de afrontar Malakhov (Berliner Ballet) con movimientos inspirados en la imitación y la figuración.

Finalmente, el Ballet del Teatro Colón escenificó el tercer acto de “La Bella…” con brillante puesta de Prego, Oswald, y Lápiz, en tanto Karina Olmedo y Juan Pablo Ledo fueron ajustados protagonistas de la académica obra, con el elenco en procura de ofrendar a sus antecesores un cálido homenaje.

Aquel 10 de octubre

El 10 de octubre de 1971, un accidente de aviación, considerado como una de las peores tragedias aéreas del país, provocó la muerte de nueve bailarines del elenco estable del Teatro Colón. La troupe viajaba rumbo a Trelew, provincia de Chubut, para presentarse en el Teatro Español. A pocas minutos de despegar, el avión se precipitó sobre el Río de la Plata, cuando intentaba regresar al aeropuerto por fallas en uno de sus motores. No hubo sobrevivientes. El accidente no sólo truncó la vida de dos de los mejores bailarines argentinos, Norma Fontenla y José Neglia, sino que cambió el rumbo del ballet en la Argentina. Junto a ellos, también murieron los bailarines Antonio Zambrana, Carlos Santamarina, Carlos Schiaffino, Margarita Fernández, Martha Raspanti, Rubén Estanga y Sara Bochkovsky. De hecho, durante el velatorio en el Salón Dorado del Colón, unas 3.500 personas asistieron a despedir a los artistas.