Alicia Alonso

El 90 cumpleaños de Alicia Alonso, ya lleva unos cuantos meses celebrándose. Ahora le toca el turno al ágape que le será ofrecido en la Sala Pequeña del Teatro Bolshoi de Moscú, el dos de agosto. No dudo que el acto complacerá a la prima ballerina assoluta (como a la Alonso le gusta ser llamada).

Con motivo de la temporada que el Ballet Nacional de Cuba (BNC) ofreciera en las primeras semanas de junio,  en algunas ciudades de EE.UU., la presencia de Alicia fue aprovechada por Ismael Cala, joven reportero cubano del CNN en español, quien le hizo una larga entrevista transmitida por la afamada cadena de televisión. Cala, de un lenguaje impecable, y una cortesía extrema,  dividió la charla en dos programas de una hora cada uno, y en ellos la bailarina contaría la historia de su vida, y cómo su compañía de ballet, con la ayuda de la revolución de Cuba a  partir de 1959, ha enseñado al pueblo cubano qué es cultura.

No es fácil perdonarle a Alicia los cambios u omisiones caprichosas que le da a la verdadera historia, por ello es que sucumbo a la tentación de recordarle que fue en la escuela de ballet de la Sociedad Pro-Arte Musical de La Habana, que existió desde 1931 hasta 1967,  donde ella y los otros dos Alonso, Fernando y Alberto, dieron los primeros pasos en la profesión a la que Alicia ha entregado su vida por entero. El olvido total de la institución musical a la que tanto ella le debe en particular, es simplemente imperdonable

De las temporadas que Pro-Arte ofrecía  a sus asociados año tras año, ya no existan  muchos entre los que  tuvieron la oportunidad  de aplaudir a  concertistas como Rachmaninoff o Prokofieff, Heifetz o Stern, Horowitz o Rubinstein; cantantes como  De los Ángeles o Tebaldi; compañías de danza como los Ballets Russes de Montecarlo, Martha Graham y conjunto, Ballet Theatre (hoy American), y Original Ballet Russe de De Basil, etc. Las grandes temporadas de conciertos se sucederían año tras año,  desde  la fundación de la organización, en diciembre de 1918, hasta su aniquilación en septiembre de 1967, por el tristemente célebre gobierno revolucionario del dictador Castro.

Para los que desconocen la verdadera historia de cómo y por qué nació el Ballet Alicia Alonso (BAA), me place copiar lo que  aparece sobre el tema,  en el libro titulado “American Ballet Theatre”, original de Charles Payne, publicado en Nueva York en 1978, por Alfred A. Knopf. Según el autor,  la compañía estadounidense sufriría un conflicto que pudiéramos llamar laboral, cuando en el verano de ese año, Alicia se negó a firmar contrato para la siguiente temporada, si su nombre no antecediera en los anuncios y programas  al de Norah Kaye, que siempre aparecía antes del de ella. Por su parte, Kaye insistió en mantener el puesto que había ocupado anterior a Alicia,   pero el problema aumentó cuando  varios miembros del elenco se unieron a la disputa. Esto daría pie a que sucediera lo inesperado: Lucia Chase, directora artística de la compañía, al no tener ningún contrato firmado para la próxima temporada (con excepción del bailarín John Kriza), decidió suspender las operaciones del Ballet Theatre (BT) por diez meses.  Payne va aún más lejos en la historia cuando  escribe en su libro (y traduzco libremente), “La suspensión de las actividades del Ballet Theatre…, fue lo mejor que pudo sucederle al ballet en Cuba”.

Pronto Alicia y Fernando se encontraron sin trabajo, y como hacían cada verano, decidieron marchar a su patria, llevando con ellos a una docena de bailarines del BT, que tampoco tenían trabajo asegurado en un futuro próximo. Una vez en la capital cubana, Pro-Arte, como siempre, tendería su mano para ayudarlos, y presentar una función a sus asociados que titularía “Estrellas de Ballet”, con el grupo que acompañaba a los Alonso. La semilla para una compañía nacional quedó plantada, y pronto daría frutos, contando, por supuesto,  con la ayuda incondicional de la entidad pro-artina,  que además les cedería el uso de su vestuario, decorados, partituras musicales, así como el estudio de ballet de la escuela para los ensayos.

La historia

El Ballet Alicia Alonso (BAA) hizo su debut el 28 de octubre de 1948, en el teatro Auditórium  (magnífica sala de espectáculos, construida por Pro-Arte como su sede de conciertos, e inaugurada en diciembre de 1928). En el texto final del programa del debut, aparece el nombre de Fernando Alonso como director, el de Alberto Alonso como director artístico y coreógrafo, y el de Max Goberman como director de orquesta. Los nombres de Alicia Alonso e Igor Youskevitch aparecen como  bailarines principales.       

Cuando el Ballet Theatre reanudó sus actividades en 1949, Alicia no tardó en regresar a sus filas, pero no sucedería así con Fernando, para quien desde entonces su labor se centraría en mantener la compañía cubana andando hacia adelante, y crear buenos bailarines.

La academia anexa al BAA,  nacería en septiembre de 1950 por iniciativa de Fernando, quien se situaría al frente de la misma. Alicia continuaría muy ocupada cumpliendo contratos en el extranjero. A partir de 1952, el BAA gozaría de una subvención otorgada por el gobierno cubano  de turno (en 1955, la compañía cambiaría su nombre por Ballet de Cuba). La revista “Germinal”, en un artículo de mayo de ese año, atestiguaba que la subvención ascendía a $40,000 anuales.

Por esa época sucedió un hecho que traigo ahora a colación, por recordarlo  vivamente y sirve como  muestra irrevocable de cuánto pesa en la voluntad de Alicia, lo que pueda mejorar su carrera: Alicia Alonso, por invitación especial del presidente Batista, interpretó “La Muerte del Cisne” de Saint-Saëns/Fokine, en el Salón de los Espejos del Palacio Presidencial, acompañada por una orquesta que dirigía el maestro Enrique González Mantici. Aunque no he encontrado notas periodísticas que sustancien mis recuerdos, como tampoco viene a mi memoria la fecha en que sucedió, me ha sido  imposible olvidar la  indignación de Ernestina del Hoyo, mamá de Alicia, que detestaba al presidente Batista por sucesos ocurridos en 1934, en los cuales  Antoñico Martínez Arredondo, padre de  Alicia y militar de aquella lejana época, había estado envuelto,  porque su hija aceptara la invitación del personaje que por poco causa la muerte de su padre, a quien ella detestaba. Los gritos de Ernestina, en la oficina de Pro-Arte, aún resuenan en mis oídos.

Las preguntas

El entrevistador Cala, muy bien preparado para su trabajo, llevaba varias preguntas más en el bolsillo que Alicia, unas veces pudo darles “la vuelta”, como experta discutidora de temas políticos que es, mientras otras fueron  ignoradas. Me refiero principalmente a su negativa a hablar de política.  Mueve a risa pensar que es posible pasar por alto el tema, si se trata de los Alonso o del ballet cubano.

Creo que no hay movimiento más político en la historia del BNC, que la formación del primer Comité de Defensa de la Revolución (comité de barrio que espía a los vecinos) constituido en mayo 14 de 1960, en el estudio del Ballet Nacional, situado en aquél entonces en la calle Once No. 156, en el barrio del Vedado. Las firmas de Fernando y Alicia Alonso, junto a otros “compañeros”, aparecen en el acta que da fe del  hecho (Órbita del Ballet Nacional de Cuba, Miguel Cabrera, 1948-1978).

Hubo otras aseveraciones  de Alicia, motivadas por la insistencia de Cala en obtener contestación a sus preguntas, que mostrarían la calidad humana de la bailarina, cuando al ser preguntada sobre la aptitud de Fernando como profesor, respondió con un comentario despectivo  hacia la labor de quien fue su compañero  (tanto en lo personal como en lo artístico) alrededor de 40 años.  Espero que algunos de los bailarines que Fernando formara en sus clases, tengan a bien aclarar sus méritos como “maestro de maestros”, como muchos lo  consideran. “No hay peor furia que la de una mujer despechada”, es un dicho que rueda por ahí y viene muy bien traerlo a colación ahora…

Por otra parte, quizás también alguien pueda aclarar si Fernando se marchó voluntariamente a Camagüey abandonando el BNC, tan pronto sucedió el divorcio, como Alicia asegura,  o la orden de “exilio” alejándolo del ambiente capitalino,  provino de una autoridad superior. Deseo que esto algún día sea aclarado, aunque lo pongo en duda, ya que nadie contesta  preguntas que se consideran “políticas”.  No es de extrañar: la gota de agua diaria puede abrir huecos muy profundos.

Alicia asegura que vivirá 200 años, y estoy por creerlo. Castro y Alicia se reflejan el uno en el otro. Son almas gemelas que no piensan más que en ellos. No abrazan ninguna doctrina, como no sea la propia preservación y engrandecimiento. Cada cual se ha convertido en  mito y leyenda por sí mismo. Castro ha destruido al país por su fidelismo, mientras Alicia destruye al ballet por su alicismo. Esos profesores que nadie conoce fuera de Cuba, forman esos excelentes bailarines que la gente aplaude; no obstante, los pierden continuamente, y la historia se repite una y otra vez.

Cala presionó a Alicia a nombrar sus sucesores, pero no lo logró. Ni un solo nombre fue mencionado por parte de ella. El joven periodista se quedó con las ganas de enterarse, y lo mismo sucedería a los televidentes. ¿Habrá oportunidad de más discusión sobre este tema? Cala ha dejado las puertas abiertas. Ojalá suceda, siempre que sirva para desenredar entuertos.