Terminada su octava temporada bajo la dirección artística de Charles Anderson, Company C presentó en el Dean Lesher Center for the Arts en Walnut Creek, California, el 13 y 14 de mayo, dos debuts locales. A los que se sumaron dos obras recuperadas del repertorio. Bien bailados, pero con una imagen mixta.
Definitivamente los hombres fueron el componente más fuerte, las mujeres sólo sirvieron de apoyo para el virtuosismo masculino. Anderson, hijo de los legendarios David Anderson y Zola Dishong –los dos bailaban en el Ballet de San Francisco cuando recibió su impulso de la Fundación Ford–, pasó ocho años con el New York City Ballet antes de enfocarse en su propia carrera como coreógrafo y maestro.
Sus años en Nueva York le dieron contactos excelentes, y en la corta vida de esta compañía ha mostrado sus habilidades directivas, empresariales, y especialmente, su relación con la comunidad.
Coreográficamente Anderson todavía no ha encontrado su propia voz. “Ballet Noir”, uno de los estrenos, fue una obra basada en música de pop, que aprovecha al talentoso joven Robert Dekkers. Como diseñador de vestuario, Anderson salió del uso de bikini de tela de red y tutús semi-románticos en colores chillones con un segundo hombre apoyando un breve pas de deux. Quizás Anderson intentó mostrar el dilema coreográfico entre lo clásico y lo contemporáneo, pero requiere de un observador crítico para preguntar el por qué de esta decisión.
Jodie Gates, ahora en la Universidad de California en Irvine, después de haber trabajado como coreógrafa en el Joffrey Ballet y del Frankfurt Ballet. En el estreno de “Slip-Ring”, muestra ecos del estilo William Forsythe. Pero sin embargo, no se advierte coherencia, a pesar de haber obviamente absorbido el vocabulario del expatriado.
Extractos del Psychedelic Six-Pack, 1991 de Patrick Corbin, igualmente sorprende por la elección de las músicas y el movimiento general. Con cierta influencia de la India en las canciones de los Beatles, la mayoría del grupo se vistió con vestuario vagamente asiático y ondularon en el estilo de las cuerdas de la cítara. En la mitad de la obra, Laura Dunlop frenéticamente se insertó en la música de Jefferson Airplane antes de que la obra llegara a un final sinuoso. En su tiempo, bailarín clave en el ballet de Paul Taylor, Corbin demostró su comprensión de los manierismos de Taylor con la dinámica grupal. Pero el mensaje no se mostró claramente.
“Surfer at the River Styx” de Twyla Tharp fue bailado con un elenco casi totalmente nuevo al que había bailado cuando Company C hizo su debut local en 2010 en el Teatro Cowell de Fort Mason. Con Robert Dekkers como el surfista, con Kevin Hockenberry como un Cererus, guapo suplente, la coreografía de Tharp tiene pasajes de técnica brillante y permite un intercambio personal entre los dos bailarines principales. Un ballet misterioso, en el que Tharp parece mostrar lo frágil que es la vida, particularmente cuando se empieza con comportamiento peligroso.