"Aniceto", de Leonardo Favio

El sueño termina en pesadilla

Protagonizada por Hernán Piquín, “Aniceto”, propone una estética donde se mezclan la ficción y la danza. Esta versión fílmica de “El romance de Aniceto y la Francisca”, se presentó en el Teatro Solís.

3 Comentarios Por () | 28/02/2011

El bailarín argentino Hernán Piquín en "Aniceto", de leonardo Fabio, proyectada en el Teatro Solís de Montevideo. Foto gentileza Teatro Solís.

Realización cinematográfica proyectada en el Teatro Solís del 24 al 27 de febrero, donde la ficción y la danza se “entreveran” para contar una historia de amor, pasión y tragedia. Protagonizada por Hernán Piquín, notable bailarín y actor; su presencia, es el firme sostén del filme que propone una estética diferente.

Leonardo Fabio había dirigido, en 1966, “El romance de Aniceto y la Francisca”, en el que actuaban Elsa Daniel, María Vaner y Federico Luppi. Esa realización lo consagró como uno de los creadores más valiosos del nuevo cine argentino de la época. En “Aniceto”, Fabio vuelve al tema basado en el cuento “El Cenizo”, de Jorge Zuhair (hermano suyo), donde se narra la historia de Aniceto (Hernán Piquín), un hombre solitario que convive con su gallo en un pueblito de Mendoza; Francisca (Natalia Pelayo),  una chica honesta que llega al lugar en busca de trabajo, conoce a Aniceto y se enamoran. Todo parece un sueño que termina en pesadilla cuando aparece Lucía (Alejandra Boldoni), que trastorna a Aniceto y lo arrastra a su propia destrucción.

Esta nueva versión de “Aniceto”, adaptada del cuento por el propio Fabio, en colaboración con Rodolfo Tórtola y Verónica Muriel, es traducida por imágenes sensibles, o  gestos que la cámara fija extrae del rostro de los protagonistas. Gestos claros, austeros; acompañados de pocas palabras, casi inaudibles. Gestos reveladores de circunstancias por la que atraviesan los personajes, dejando al descubierto, con claridad, una historia simple y el presentimiento de la previsible tragedia.

Entrelazadas a esas imágenes, aparecen, fugazmente, escenas que colorean el filme anticipando lo que vendrá: la llegada del circo, la riña de gallos, la venta del gallo de Aniceto y escenas de ballet; éstas últimas intentan recrear estados de ánimo que los protagonistas ya expusieron en elocuentes primeros planos, pero esas escenas de ballet no complementan la narración cinematográfica, por el contrario, son adiciones que muestran las destrezas coreográficas de Natalia Pelayo, Alejandra Boldoni y, en particular, las de Hernán Piquín, un bailarín fuera de serie.

En sus intervenciones, Piquín -acompañado por disonantes composiciones musicales: tangos, sonidos seriales y hasta un romántico estudio de Federico Chopin- deja bien plantadas sus reconocidas dotes de bailarín virtuoso. Saltos y giros vertiginosos que terminan en poses de acentuada virilidad, sumados a la pinta de compadrito engominado, hacen de su danza el prototipo del Aniceto que Leonardo Fabio, seguramente, soñó para su filme.

Las coreografías de Margarita Fernández y Laura Roatta despiertan mayor interés en los pas de deux, cuando describen la inocencia perdida de Francisca en brazos de Aniceto, el rotundo acto sexual entre Lucía y Aniceto y, sobre todo, el violento maltrato machista  que rompe la relación entre Aniceto y Lucía. Sin embargo, en los solos de Francisca se apela a recursos convencionales, mientras que en los de Aniceto, Piquín se limita a reiterar, brillantemente, combinaciones vistas en las codas de “Don Quijote”, El Corsario o cualquier otro pas de deux de bravura.

Siempre se ha dicho que no es de buen gusto contar el final de las películas, pero “Aniceto” ya dejó de proyectarse: por otra parte, muchos lectores no la deben haber visto. Razones por la cual, asumo la infidencia.

Después de conocerse, Francisca y Aniceto se entregan en cuerpo y alma una al otro. En la pantalla van apareciendo títulos: Otoño, Invierno, Primavera que pautan una supuesta enfermedad de Aniceto, enfermedad que es amorosamente atendida por Francisca. En la última estación, Aniceto recuperado y domingueramente empilchado, se larga “p’al bailongo” donde conoce a la seductora e irresistible Lucía.

Lo que pasó después puede imaginarlo el lector… Francisca, triste y defraudada por la traición, deja a su amante. Aniceto, amancebado con Lucía, pero, consciente del daño que hizo, al cabo de un tiempo regresa al rancho. Solo y sin dinero, ha perdido a la Francisca y  también  a su gallo. Desesperado decide recuperarlo y lo logra en el preciso momento en que suenan los disparos de un arma. Aniceto, mal herido, agoniza. Los primeros planos del rostro de Aniceto moribundo son sobrecogedores, finalmente muere.

De repente se ilumina la escena dejando al descubierto el estudio de filmación y, mientras la cámara se aleja, se va achicando hasta desaparecer, el cuerpo sin vida de Aniceto. Después,  aparece el consabido vocablo: Fin.

3 Comentarios para El sueño termina en pesadilla

  1. 10wagner's Gravatar 10wagner
    02/03/2011 at 12:05 am | Permalink

    Perdón, Julio Py, que distracción llamarte Permalink!!!
    Saludos!

  2. 10wagner's Gravatar 10wagner
    02/03/2011 at 12:02 am | Permalink

    Estoy de aduerdo con que esta película de Leonardo Fabio no está totalmente conseguida, pero cre que es importante decir dos cosas que también son verdad: 1o. – que la peor película de Fabio es mejor que la myoría del cine que se hace en esta parte del mundo y 2o. – que esta película hace de la danza un protagonista y no una mera escusa o adorno, cosa que hacen otros distinguidos directores de cine(Saura y Cisne negro incluídos). No estoy hablando de logros artísticos sino de un tema formal: integrar la danza al cine.
    Me sumo, con entusismo, al saludo de Permalink al Mto. Barbón.-

  3. Julio Py's Gravatar Julio Py
    28/02/2011 at 5:20 pm | Permalink

    EXCELENTE CRITICA, QUE TIENE EL DOBLE VALOR DEL ANALISIS EN SI DE LA PELICULA DE FABIO Y EL INTENTO DE ESTE DE AUNAR EL ARTE CINEMATOGRAFICO CON EL DEL BALLET. BARBON EXPLICA CON SU INIMITABLE ESTILO, POR QUE, DESGRACIADAMENTE, ESE INTENTO RESULTA FALLIDO. TIENE LA CRITICA, ADEMAS, LA SABIDURIA DE RESCATAR LA NOTABLE ACTUACION DE HERNAN PIQUIN EN ESTE, DESGRACIADAMENTE, MALOGRADO INTENTO DE SIMBIOSIS ARTISTICA.

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