La coreógrafa francesa Annick Maocouvert, preparó a un grupo de nueve bailarines uruguayos, para mostrar su espectáculo Mujeres Rebeldes concebido en la “Compañía de Danza de Amazonia” que ella dirige desde el año 2000. El proyecto, que es una propuesta trans-fronteras que reúne cuatro países de América del sur: Uruguay, Brasil, Guyana Francesa y Suriname, se presentó en el Auditorio Nelly Goitiño del SODRE, a mediados de diciembre de 2010.
Personaje literario del Siglo XIX y heroína de la Tragedia Griega, Carmen y Antígona personifican, en opinión de la coreógrafa, dos arquetipos de mujeres sublevadas: una por el capricho de amar libremente, la otra por enfrentarse al poder político que prohibió sepultar el cadáver de su hermano Polineces.
Es significativo que en el transcurso del tiempo y en gran parte gracias a la popular Opera de Georges Bizet, los antojos seductores de Carmen, la gitana de Prosper Mérimée, se erigieran en víctima y abanderada de la candente lucha contra la violencia doméstica. A su vez, el heroico proceder de Antígona le otorga liderazgo en la causa de cadáveres insepultos, habidos por incontables millones en holocaustos, antes y después del 446 a.C., año en que Sófocles dio vida y muerte al mito, hija incestuosa de Edipo y Yocasta.
No es la primera vez que el ballet, la danza contemporánea y particularmente Annick Maocouvert, le adjudican a Carmen “… la revuelta de una mujer frente al machismo… que muere por no someterse al hombre, porque quiso ser libre y dirigir su propia vida” (*). Indudablemente las arias de Bizet cantadas por La Callas, le otorgan a ésta Carmen pinceladas de verismo que enmascaran la importancia del mensaje que se quiso trasmitir. Es que las arias y La Callas, acompañando gran parte de la obra, son conmovedoramente irrebatibles; tanto, como no lo fueron la guitarra de Fabrice Pierrat y Eric Bonheur. De los ocho cuadros que componen ese friso, la coreógrafa se reserva cinco, en los que integra diversas técnicas contemporáneas, elementos del ballet y también signos del Tanztheatre de Pina Bausch. Los cuadros restantes llevan aportes coreográficos desiguales de Mariana Porciúncula, Juan Miguel Ibarlucea y Pablo Muñoz.
Distinta es la dimensión épica de Antígona. Asociarla “al doloroso tema de los desaparecidos” (*) o a las “Madres de Plaza de Mayo” (*) como lo propone el guión de Teresa Trujillo plantea, en la traducción a la danza, no pocos desafíos. Annick Maocouvert, se expresó aquí con el mismo vocabulario del que se valió en la obra anterior y en cierta medida lo reiteró. Compuso escenas de tremendo impacto visual, como la caída de enormes muñecos desde lo alto del escenario, o la clara referencia a la dictadura representada por Creonte, el autócrata. Solo fueron momentos aislados adosados a otros de nebuloso significado, que dejaron a medio camino la culminación de la tragedia.
Aunque todavía están en vías de formación, los integrantes de la Compañía tienen el don de la armonía, la disciplina y el amor por lo que hacen. Del conjunto sobresalió un joven, Lucas Madruga, por su natural presencia escénica y particulares aptitudes para la danza. Mujeres Rebeldes fue premiado por los “Fondos de Incentivo Cultural” edición 2009.
(*) Extractos del programa de mano.