Al cumplirse los 50 años desde la asunción de mando de John F. Kennedy, en enero de 1961, el American Ballet Theatre (ABT) rindió homenaje en Washington DC a uno de los presidentes más recordados, tanto por el momento histórico en el que le tocó gobernar, como también porque fue uno de los cuatro presidentes asesinados en los Estados Unidos. Jackie Kennedy, su esposa, fue durante largos años una de las más fervientes seguidoras de la compañía, y también formó parte de la junta directiva. En honor al ex presidente y a una de sus principales benefactoras, el ABT presentó un programa mixto integrado por varias de las piezas predilectas de la primera dama: “Fancy Free”, de Jerome Robbins; “Jardin aux Lilas”, de Antony Tudor, y “Duo Concertant” y “Theme and Variations”, de George Balanchine.
“Duo Concertant”, pieza que estrenó en 1972 el New York City Ballet en el Festival Stravinsky del Lincoln Center con Kay Mazzo y Peter Martins, rompe las estructuras más tradicionales, tal como la misma música. Balanchine, subyugado por la musicalidad de la obra, gestó una composición de cámara en la que los bailarines ofician a su vez de instrumentos y son parte de un diálogo con el violín y el piano. Paloma Herrera, una bailarina indiscutible, y Cory Stearns, protagonizan esta obra de cinco movimientos, que requiere de una gran intensidad técnica e interpretativa.
Herrera, con la solidez que la caracteriza, supo cambiar los tonos, las dinámicas y en los dos últimos movimientos logró la intensidad dramática que requiere la pieza. Stearns, no sólo es un excelente partenaire, sino que a su vez es un gran bailarín que debe desarrollarse y crecer aún más como artista. Ambos, logran una pieza conmovedora en este “Duo Concertant”, que la compañía estrenó por primera vez en el Kennedy Center.
Menos exitosa fue “Theme and Variations”, otro de los clásicos de Balanchine creado en 1947, con música de Piotr Tchaikovsy. Yuriko Kajiya reemplazó a Gillian Murphy, que estaba lesionada, y David Hallberg cubrió el principal rol masculino. Impecable en sus solos y variaciones, Hallberg acompañó acertadamente a Kajiya en el pas de deux central, aunque la bailarina, quizás por el nerviosismo del debut y en parte, por falta de experiencia en ese rol, tuvo ciertos fallos en el comienzo de su variación y en los equilibrios. Por su parte, Simone Messmer y Maria Riccetto, hicieron un excelente trabajo en los roles secundarios.
El ABT presentó a su vez una de las piezas más sublimes del repertorio de ballet del siglo XX, “Jardin aux Lilas”, una obra de 1936 estrenada por el Ballet Rambert de Londres, con música de Ernest Chausson. Esta pieza, ambientada a finales de la época victoriana, plena de psicologismo, ahonda en el intrincado mundo femenino de una manera delicada y subyugante. Una historia de desencuentros, de amores y desamores, de dicha y padecimientos que requiere de una bailarina como Julie Kent para el protagónico (Caroline).
Con especial lirismo Kent supo transmitir su dolor de una mujer que opta por casarse con quien no ama y deja partir a su verdadero amor. Thomas Forster interpreta con acierto y pasión a ese amor imposible, mientras Kristi Boone, como la amante despechada del futuro marido, muestra intensidad y dramatismo en su interpretación. Tan exquisita como la obra fue la interpretación de Oleg Rylatko, en violín.
El final con “Fancy Free”, de Robbins, no sólo puso un toque de humor y frescura, sino que mostró un aspecto diferente de la compañía. Y si bien ya es un clásico del ABT, permanece siempre fresca. La obra, que se estrenó en 1944 en el Metropolitan Opera House con el mismísimo Robbins protagonizando a uno de los tres marineros, tuvo en José Manuel Carreño, Herman Cornejo y Sasha Radetsky el toque de atletismo, histrionismo y humor necesario para esta obra con reminiscencias de Broadway y con la incomparable música de Leonard Berstein.