En el año del 75 aniversario de la fundación del Ballet del SODRE, actualmente Ballet Nacional, presentó en el Auditorio Nacional Adela Reta la primera producción de la temporada 2010; el ballet en dos actos “Giselle”, con dirección del flamante Director Artístico de la Compañía, el célebre bailarín Julio Bocca.
La historia
El más famoso y popular ballet del período romántico irrumpió en el nuevo Auditorio 169 años después del estreno en el Teatro de la Opera de París. El libreto es obra de Vernoy de Saint-Georges y Theóphile Gautier, inspirados a su vez en la ficción que Heinrich Heine situó en los germánicos valles del río Rhine.
El primer acto relata la historia de la aldeana Giselle enamorada del campesino Loïs, que es en realidad el Duque Albrecht prometido de Bathidle, hija del Duque de Courtland. El guardabosques Hilaríon, también enamorado de Giselle, descubre el engaño durante las fiestas de la vendimia. Giselle, traicionada en sus sentimientos, pierde la razón y muere en brazos de su madre.
El segundo acto trascurre en la claridad del bosque a orillas de un lago donde, solitaria, se encuentra la tumba de Giselle. Según antiguas leyendas, los que morían en estado de locura estaban poseídos por el Diablo, por tanto, indignos de ser enterrados en cementerios.
En ese lugar celebrarán las Wilis el macabro rito durante el cual, los espíritus de doncellas engañadas por sus prometidos y muertas antes de la boda, en venganza darán muerte a todo hombre que aparezca arrojándolo al lago. Mirtha reina en esa siniestra cofradía, y se apresta a admitir en ella al espíritu de Giselle. La primera víctima de las Wilis es Hilarión, que arrepentido vanamente implora perdón. Luego, doliente, llega Albrecht alucinado por la presencia del espíritu de Giselle. Más allá de la muerte ambos reviven el amoroso romance hasta que Mirtha ordena su fin. Se oyen cuatro campanadas anunciando el alba y el fin del sortilegio. Entre las brumas se desvanecen las Wilis, Giselle vuelve a la tumba y Albrecht llora sobre ella desconsoladamente.
Primeros pasos
La coreografía original de Giselle es obra de Jean Coralli y Jules Perrot¸ éste último coreografíó los solos de la protagonista Carlota Grisi, enamorado de sus ojos color violeta, mientras que los conjuntos estuvieron a cargo de Coralli.
Esa versión llegó a San Petersburgo en 1843 y, según destacados investigadores, Marius Petipa introdujo diversos cambios que llegan hasta la actualidad, incluido el pas de deux del primer acto con música compuesta por Friederich Burgmüler. Hasta 1868 la versión original continuó ofreciéndose en la Opera de París, año en que dejó de representarse definitivamente. Fue en 1910 que regresó a occidente, y al mismo teatro, con los Ballets Russes de Sergio de Diaguilev, los decorados de Alexandre Benois, Vaslav Nijinski y Tamara Karsavina como protagonistas.
Adolphe Charles Adam, compositor desprestigiado por los críticos musicales de la actualidad, fue el autor de la partitura de Giselle; en su defensa es justo reconocer que el leimotiv de la obra crea atmósferas de efectos fuertemente dramáticos.
Los decorados de la primera Giselle fueron diseñados por Pierre Ciceri y el vestuario por Paul Lormier. Protagonizaron el estreno Carlota Grisi, bailarina napolitana en el rol de Giselle, Lucien Petipa, hermano del famoso Marius Petipa como el Duque Albrecht y Adèle Lumilàtre en la siniestra Mirtha, Reina de las Wilis.
En el SODRE
En una velada cargada de emoción, “Giselle” retornó después de muchos años al nuevo escenario del viejo SODRE con bellísimos decorados y vestuario cedidos por el Teatro Colón, la reposición de Sara Nieto que no difiere, en general, de la versión original de Coralli y Perrot y, sobre todo, la OSSODRE en el foso dirigida por Fernando Condon
Con buen criterio la repositora introdujo, en el primero y segundo acto, cambios en algunas danzas del cuerpo de baile, adiciones que mantuvieron el estilo de la obra y enriquecieron los diseños. No fue feliz en cambio, repetir la música en escenas de pantomima; alargaron innecesariamente la acción y por momentos la reiteración de gestos confundió el significado de lo que se quiso expresar. Tampoco lo fue la inclusión de la variación femenina en el pas de deux del primer acto; evidentemente la música no respondía al estilo del compositor Burgmüler.
María Riccetto, en el rol protagónico, confirmó, una vez más, las excepcionales virtudes de la bailarina, integrante del American Ballet Theatre (ABT) de New York. La fragilidad de su figura es sorprendente, y la identifica plenamente con el carácter romántico de Giselle. De sólida calidad técnica, “La Riccetto” resuelve las dificultades más complejas sin problemas. Sus alados brazos pertenecen al mundo de la poesía; con ellos y la delicadeza de su rostro, jugó los matices del personaje con maestría de actriz. En el segundo acto, la blancura espectral de su imagen marcó el universo de lo irreal; en él revivió, junto a su amado Albrecht, la conmovedora historia de Giselle en una noche inolvidable del Ballet Nacional.
Marcelo Gomes es excelente partenaire, y primer bailarín del ABT; en el personaje de Albrecht secundó con ternura a “La Riccetto” y bailó la variación del segundo acto con vitalidad y pericia.
Sofía Sajac dio vida a Mirtha, Reina de las Wilis, secundada por las acólitas Lucía Sánchez y la atractiva María Noel Bonino. Como Hilaríon, Alejandro González acentuó actitudes no siempre atinadas; el enfrentamiento con Albrecht después de la muerte de Giselle, fue un exceso de ambos.
Romina Grecco y Paulo Aguiar bailaron el pas de deux de Campesinos del primer acto; en el que la bailarina desplegó encanto natural. Muy bien Wilfred, amigo de Albrecht. Sebastián Arias lo concibió con la nobleza que debió primar en toda la corte.
El cuerpo de baile tuvo excelentes momentos y otros perfectibles: las filas no siempre fueron tales, brazos y pies, el punto débil. A pesar de los deslices señalados fue evidente el compromiso generado en ellos; en apenas dos meses el resultado fue notable. El público aplaudió de pie y las entradas estuvieron casi agotadas en las 10 funciones programadas. Es mucho el camino a recorrer para llegar a la perfección y será maravilloso encontrarla. No hay duda que la compañía entra a una nueva etapa en la historia del ballet uruguayo, con la guía de Julio Bocca, el futuro está asegurado.
POR FAVOR MAESTRO BARBON ESCRIBA SOBRE LA GALA 75 ANIVERSARIO DE LA COMPANIA (NO TENGO TECLADO EN ESPANOL) QUE FUE DE UNA EMOCIÓN ÚNICA!!
SALUDOS PARA UD. Y PARA TODO DANZAHOY
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