En Londres, en 1910, una familia rica aparentemente perfecta no encontraba la niñera que pudiera aguantar a sus hijos, malcriados y desobedientes. Sin embargo, y como por arte de magia, un día Mary Poppins llegó volando con su paraguas, su sombrero y su valija llena de objetos imaginarios y cambió la vida de la familia y la de esos niños.
La historia de Mary Poppins se hizo famosa cuando Disney la convirtió en película musical en 1964, y luego, en 2004 se estrenó como comedia musical en el Prince Edward Theatre, de Londres, producida por Disney y Cameron Mackintosh. Dos años más tarde llegó a Broadway.
Su puesta en escena es una de las más grandes que se hayan montado en los últimos años tanto en Londres como en Nueva York, y lleva recaudados cerca de $392 millones de dólares. La vieron más de 5,3 millones de espectadores durante las aproximadamente 1.400 funciones que se han realizado en todo el mundo desde su estreno. A principios de junio, el paraguas mágico de Mary Poppins llegó al Opera House del Kennedy Center y permanecerá en cartel hasta el 22 de agosto.
La novela de la australiana Pamela Lyndon Travers, publicada en 1934, fue convertida en una película musical en 1964 por Disney, y tuvo 13 nominaciones al Oscar, de las cuales ganó cinco. La película, catapultó a la fama a Julie Andrews, que ganó la estatuilla como mejor actriz.
El premio, vino como una “revancha”, ya que los productores de “My Fair Lady” –obra en la que Andrews era protagonista de la pieza teatral–, la habían desechado para el papel de Eliza Doolitle por ser poco conocida. Su lugar lo ocupó la famosa Audrey Hepburn, que ni siquiera fue considerada para las nominaciones a mejor actriz de ese año.
“Conocí por primera vez la historia de Mary Poppins hace más de 40 años, después de ver el musical de Walt Disney –dijo Mackintosh–. Yo recién salía de la escuela. Pero el personaje era tan extraordinario que nunca lo pude olvidar, ni tampoco las canciones de los hermanos Sherman”. Luego Mackintosh, después de convencer a la autora, convirtió la historia en una comedia musical que hoy está de gira por Estados Unidos.
El elenco de la gira estadounidense de “Mary Poppins”, que después de las funciones en el Kennedy Center se presentará en Indianapolis en septiembre (ver recuadro), está integrado por Caroline Sheen, como Mary Poppins y por Gavin Lee, en el rol de Bert, el deshollinador amigo de aventuras de Mary Poppins.
“Formar parte del tour es una experiencia diferente a la de Broadway –comentó Nick Sánchez, hijo de puertorriqueños de Nueva York–. En los tours, cada ciudad es nueva y el show se refresca cada vez”. Sánchez, hace tres años que forma parte del elenco de bailarines y cantantes de “Mary Poppins”, y además, personifica a Valentine, uno de los muñecos de los niños.
El musical, dirigido por Richard Eyre, cuenta con la codirección y la coreografía de Matthew Bourne, creador reconocido por sus osadas versiones de “Cascanueces” y “El lago de los cisnes”, protagonizado por cisnes hombres.
El vestuario y el diseño escenográfico son de Bob Crowley, y la iluminación, de Howard Harrison. Cada uno de estos elementos se unen para contar una historia en la que una niñera vuela por los aires, y el deshollinador es capaz de caminar patas para arriba como sostenido por los hilos invisibles del cielo.
“En el musical, muchas de las cosas mágicas que tiene la película también se ven en escena –remarca Debra Cardona, actriz y cantante de origen puertorriqueño, que se incorporó al show hace cuatro meses–. Especialmente, cuando Mary Poppins vuela. Hay muchos números espectaculares y los niños se vuelven locos”. Cardona, integra el elenco de bailarines y cantantes, y protagoniza también a Miss Lark, una de las vecinas cuya particularidad es que siempre sale con su perrito.
“Mary Poppins”, predecesora de las niñeras “pseudo” mágicas que se ven en las series de televisión, muestra un tema que se ha convertido en una constante de la modernidad: padres demasiado ocupados como para ocuparse de sus hijos, y poco dispuestos a despertar el niño que llevan adentro.