“MalSon” es el título en catalán de la más reciente y novedosa propuesta minimalista de la pequeña compañía cubana DanzAbierta , fundada hace poco menos de dos décadas por la bailarina y coreógrafa Marianela Boán –residente en Estados Unidos–, y que ahora está bajo la dirección artística de Guido Gali.
La pieza, ganadora de la II Bienal de la Danza del Caribe, es un logrado ejercicio de astucia coreográfica concebido por la inteligente bailarina y coreógrafa española Susana Pous (otra prueba de ellos fue su creación precedente en 2008, para este mismo conjunto). A partir de su sugerente y ambiguo título, con su inherente y cáustico juego idiomático –ya que en castellano pudiera traducirse como alucinación o pesadilla–, se sirve de él como pretexto para aplicar la trillada máxima de “menos es más” en su discurso escénico, el cual transita una particular “elaboración narrativa”, así como la “improvisación” (en esto es deudora de la desaparecida Pina Bausch, a la cual dedicara la primera función con una ovación sostenida del público que colmó el teatro Mella de la capital cubana).
Fundamental para el éxito de la obra, fue la creativa colaboración del compositor de música rock y electroacústica Equis Alfonso (compañero sentimental de Pous), tanto por el aporte de los recursos musicales como los multimedios high-tech, muestra evidente de sus afinidades estéticas.
Esto queda demostrado con los precisos y puntuales diálogos entre los dispositivos escénicos, las imágenes proyectadas en una pantalla central como ciclorama, los elementos sonoros, y la danza, ejecutada por cinco jóvenes bailarines (tres chicas y dos chicos, en una emocional y visceral entrega, vestidos con figurines sobrios y elegantes, con un guiño a las pasarelas), que introducen en la inquietante pesadilla de la realidad cotidiana del habitante de a pie de la Cuba actual.
Estas elocuentes “rupturas y continuidades” sirven a Pous para comunicar esta visión foránea honesta del vital micromundo social de la juventud de la isla caribeña (o la habanera, si se quiere). Entre movimientos volísticos, descontruciones coréuticas y marchas, y la brusquedad de los elementos corporales del contact, se mantiene la organicidad de la obra, a pesar de las idas y venidas de lo real a la ficción. Todo esto apoyado con el soporte fílmico de hermosas y a veces patéticas imágenes panorámicas del litoral habanero, tanto el muro del Malecón, pieza de concreto que ampara a la ciudad de las corrientes del Golfo de México, o la imagen del archiconocido faro de El Morro, cual enhiesto falo de un guardián protector de la simbólica entrada de la bahía capitalina (“violada” en 1762 por la Real Armada inglesa).
Ese “rejuego” de imágenes y danza desvela los deseos reprimidos, las relaciones humanas agresivas o ególatras de los congéneres ejecutantes, con el irónico soporte de la conocida canción de la afamada compositora Marta Valdés, “Tú no sospechas”. Tras el “black-out”, un instante de duda, luego rompió una estruendosa y aprobatoria ovación.
El premio otorgado por un jurado presidido por Jean-Paul Montanari, director del importante Festival Montepellier Danse, incluye una gira por ciudades de Francia, así como presentaciones en la programación de dicho festival en 2011.
Excelencia en ejecución y partir de la escenografía hasta el vestuario el estilo minimalista define todo el contexto de esta obra partiendo de lo sencillo para resaltar la hermosa y bella ejecución como una gran admiradora de danza puedo decir mi reconocimiento y felicitación a esta excelente obra
Danza-danza es el arte más hermosa y más al ver la técnica y la ejecución magistral de la escuela cubana